12 de julio de 2010
Iniesta, en el nombre de una España plural
EL PAIS
Iniesta, en el nombre de una España plural
El manchego, adoptado por Cataluña, representa el sentimiendo de un país más unido que nunca en el Mundial
ENRIQUE YUNTA
Día 12/07/2010
AFP
Manchego de raza, adoptado por Cataluña siendo un crío y más español que la bandera, Andrés Iniesta une a todo un país, que nunca había estado tan unido como ahora sin que importe el Estatut o cualquier otra historia con tintes políticos, que en esta parcela no pinta nada. Aquí toca hablar del paraíso, que al parecer existe y no lo habíamos encontrado, pues siempre estaba reservado a los mismos. España, país reñido por naturaleza al éxito y especialista en tirar de excusas tópicas y baratas, vive desde hace unos años instalada en la gloria. Se está tan bien que será muy difícil moverse del lujo.
Nadie mejor que Iniesta para representar esta generación de héroes, inscritos ya en la eternidad después de conquistar el cielo de Viena dos veranos atrás y tan campantes por Johannesburgo, conquistadores de África en el primer Mundial que se celebra en el Continente Negro. Nadie mejor que él porque representa la España plural, una España que da la espalda a los extremos, una España que lloró con el derechazo de un pálido chaval de Fuentealbilla, pueblo universal desde que su hijo predilecto decidió ser un estrella. Ahí, en el bar de su abuelo, Andrés Luján, se armó la marimorena.
Llegó con pinzas al Mundial, forzado incluso al primer partido, en donde se llevó un palo que le impidió jugar contra Honduras. Sí estuvo ante Chile, donde marcó un gol de puro talento, y se guardó su minuto de gloria para la final. Reñido con los festejos, carente su palmarés de tantos, el pequeño Iniesta también resultó decisivo en el triplete del Barcelona de 2009 con aquel zapatazo en Stamford Bridge. Le pegó con el alma y repitió en el Soccer City. Viva Andrés, viva España.
La «senyera» en los festejos
El vestuario le adora e incluso hay quien revela que es mucho más gracioso y pasional de lo que se desprende de su tono sosainas, incapaz de expresar un momento de plena felicidad. Ayer, le dedicó el tanto a Dani Jarque, íntimo amigo suyo que se fue hace un año por una fatalidad que le marcó para siempre. Iniesta ya es como Zarra, Marcelino, Fernando Torres o Puyol, a quien le debe buena parte de su éxito ya que el central le ha tratado siempre como a un hermano en Barcelona. Puyol e Iniesta, marcas de La Masía, productos de una Cataluña orgullosa que también estuvo en Johannesburgo.
El capitán del Barcelona, al igual que Xavi, desfilaron en las celebraciones con la «Senyera», que convive sin problemas con la bandera española. Se ha demostrado en este Mundial. Nunca España estuvo tan unida.
Iniesta, en el nombre de una España plural
El manchego, adoptado por Cataluña, representa el sentimiendo de un país más unido que nunca en el Mundial
ENRIQUE YUNTA
Día 12/07/2010
AFP
Manchego de raza, adoptado por Cataluña siendo un crío y más español que la bandera, Andrés Iniesta une a todo un país, que nunca había estado tan unido como ahora sin que importe el Estatut o cualquier otra historia con tintes políticos, que en esta parcela no pinta nada. Aquí toca hablar del paraíso, que al parecer existe y no lo habíamos encontrado, pues siempre estaba reservado a los mismos. España, país reñido por naturaleza al éxito y especialista en tirar de excusas tópicas y baratas, vive desde hace unos años instalada en la gloria. Se está tan bien que será muy difícil moverse del lujo.
Nadie mejor que Iniesta para representar esta generación de héroes, inscritos ya en la eternidad después de conquistar el cielo de Viena dos veranos atrás y tan campantes por Johannesburgo, conquistadores de África en el primer Mundial que se celebra en el Continente Negro. Nadie mejor que él porque representa la España plural, una España que da la espalda a los extremos, una España que lloró con el derechazo de un pálido chaval de Fuentealbilla, pueblo universal desde que su hijo predilecto decidió ser un estrella. Ahí, en el bar de su abuelo, Andrés Luján, se armó la marimorena.
Llegó con pinzas al Mundial, forzado incluso al primer partido, en donde se llevó un palo que le impidió jugar contra Honduras. Sí estuvo ante Chile, donde marcó un gol de puro talento, y se guardó su minuto de gloria para la final. Reñido con los festejos, carente su palmarés de tantos, el pequeño Iniesta también resultó decisivo en el triplete del Barcelona de 2009 con aquel zapatazo en Stamford Bridge. Le pegó con el alma y repitió en el Soccer City. Viva Andrés, viva España.
La «senyera» en los festejos
El vestuario le adora e incluso hay quien revela que es mucho más gracioso y pasional de lo que se desprende de su tono sosainas, incapaz de expresar un momento de plena felicidad. Ayer, le dedicó el tanto a Dani Jarque, íntimo amigo suyo que se fue hace un año por una fatalidad que le marcó para siempre. Iniesta ya es como Zarra, Marcelino, Fernando Torres o Puyol, a quien le debe buena parte de su éxito ya que el central le ha tratado siempre como a un hermano en Barcelona. Puyol e Iniesta, marcas de La Masía, productos de una Cataluña orgullosa que también estuvo en Johannesburgo.
El capitán del Barcelona, al igual que Xavi, desfilaron en las celebraciones con la «Senyera», que convive sin problemas con la bandera española. Se ha demostrado en este Mundial. Nunca España estuvo tan unida.