15 de agosto de 2009

Las multas por ensuciar podrán cambiarse por tareas de limpieza

ELPAIS

Las multas por ensuciar podrán cambiarse por tareas de limpieza

El Ayuntamiento justifica el cambio porque quiere "reeducar a menores y adultos"

MARÍA MARTÍN - Madrid - 15/08/2009

Juan está sentado en un banco de piedra en una plaza cualquiera del centro de Madrid. Apura un menú de comida rápida. Cuando acaba se limpia el morro con una servilleta y deja en el suelo el vaso de plástico, el cartón de las patatas y el envoltorio de la hamburguesa.

Juan está sentado en un banco de piedra en una plaza cualquiera del centro de Madrid. Apura un menú de comida rápida. Cuando acaba se limpia el morro con una servilleta y deja en el suelo el vaso de plástico, el cartón de las patatas y el envoltorio de la hamburguesa. Sus restos quedarán ahí hasta que pase el servicio de limpieza. Hoy nadie le ha pillado, pero si hubiera pasado un policía municipal podría haberse llevado una multa de hasta 750 euros por "abandonar en la vía pública residuos derivados del consumo privado", como reza el artículo 86.2.d de la Ordenanza de Limpieza de los Espacios Públicos, de marzo de 2009.

Sin embargo, desde el 23 de julio, Juan podría sustituir el pago de la multa por horas de trabajos en beneficio de la comunidad. "¿Y cuántas horas tendré que trabajar gratis?", se preguntará Juan. Está todo pensado. La nueva normativa establece que las horas que el infractor invertirá en labores de limpieza se calcularán según el precio por hora que marca el salario mínimo interprofesional (IPREM), que este año se sitúa en 4,89 euros. Es decir, que Juan, para compensar su mala conducta, tendrá que trabajar voluntariamente 153 horas que, a ocho horas diarias, se traducen en 19 días de servicios comunitarios. "Casi nada", pensará él.

Aunque los reincidentes no podrán acogerse a esta opción, la norma persigue, según fuentes de Medio Ambiente, "la reeducación de menores y adultos y una mayor implicación en el cumplimiento de las normas, además de aminorar las consecuencias gravosas que le pueda suponer el pago de la multa".

Por esta razón, indica el nuevo protocolo, "cada caso se resolverá de forma individualizada y personalizada a fin de hacer compatible [los trabajos] con las actividades diarias del infractor". Así que si Juan trabaja o estudia tendrá la posibilidad de trasladar sus labores de limpieza a los fines de semana. Haciendo cuentas otra vez, tendrá que adecentar las calles durante dos meses y medio. Esto quizá le suene todavía peor.

En la ciudad también hay jóvenes que salen a la calle armados con un rotulador de tamaño industrial dispuestos a marcar su territorio allá donde pasan. Ésta es la gran preocupación del Consistorio, que desde que se endurecieron las sanciones a los grafiteros en 2007 ha abierto 129 expedientes e invertido seis millones de euros en limpiar 1.000 metros cuadrados de paredes.

El Ayuntamiento espera ahora que, con la aplicación de este protocolo, "los multados por realizar pintadas o graffitis comprueben el esfuerzo que supone limpiar los espacios que han ensuciado y el dinero de todos los contribuyentes que cuestan estas tareas de limpieza".

Para los grafiteros rebeldes, como se recoge en la ordenanza, las multas oscilan de 300 a 3.000 euros (6.000 euros si uno es reincidente), por lo que en el caso de que les cacen redecorando muros las horas de trabajo comunitario podrían ascender hasta 613, en el peor de los casos. Afortunadamente para ellos, el protocolo establece una duración máxima de un mes (240 horas en total) en la realización de los trabajos, porque si no su castigo se traduciría en dos meses y medio seguidos limpiando paredes.

Las tareas que Juan o los del spray desarrollarán para no pagar sus multas consistirán en la limpieza de zonas verdes en época de la caída de la hoja, el lavado de las papeleras con esponja y agua, el repintado de muros y la eliminación de carteles en fachadas. Un técnico responsable aprobará el indulto si el trabajo se ha realizado correctamente.

Durante la ejecución de estas tareas la Consejería de Medio Ambiente cree "imprescindible la presencia de educadores", con lo que justifica que la medida persigue sólo la reeducación y no objetivos económicos, aunque los infractores aliviarán la carga laboral a las cuadrillas de limpieza.

La sustitución de las sanciones por trabajos para la comunidad afecta también a los menores desde los 14 años. En este caso el protocolo establece una diferenciación entre mayores de 16 años y el resto de menores de edad. La jornada de trabajo de estos últimos no excederá las cuatro horas diarias para no obstaculizar su asistencia a clase.

Sin embargo, esta deferencia se tiene únicamente, tal y como reza el protocolo, "si el menor se encuentra en el periodo de enseñanza obligatoria", por lo que se deduce que en el caso de los mayores de 16 años, cuya jornada de trabajo iguala las ocho horas de los adultos, la asistencia a clase, aunque pueda tenerse en cuenta, no es impedimento para la realización de las labores de limpieza.

El responsable de Medio Ambiente del PSOE en la capital, Pedro Santín, critica este punto porque "la ley sólo refleja los trabajos sustitutorios para menores en el caso de que hayan cometido delitos o estén en centros de internamiento, y no para simples faltas administrativas".

Y un último aviso para los infractores: el protocolo solamente recoge la sustitución de las multas, como en el caso de Juan, por tirar "residuos derivados del consumo privado" en la calle o por la realización de pintadas. En cualquier otro supuesto -como orinar en la vía pública o dejar muebles en la calle- el multado deberá pagar su sanción como todo hijo de (buen) vecino.