20 de agosto de 2009
Guerra de banderas en el barrio de Gràcia
ABC.es - Noticias de España y del mundo
Jueves, 20 de Agosto de 2009
Madrid
Guerra de banderas en el barrio de Gràcia
El objeto de la disputa fue la bandera republicana, que Martínez quiso tapar con una estelada independentista porque a su juicio formaba parte de "la política española del distrito", mientras Amigó quería mantenerla, hasta el punto de que ambos emprendieron una pela que terminó con las tres banderas ondeando de lado
Y. CARDO
À. G. | BARCELONA
Ni incidentes al desalojar las plazas, ni excesiva presencia de lateros, ni problemas con las fiestas alternativas. Las Fiestas de Gràcia de este año están transcurriendo de manera relativamente plácida, una tranquilidad sólo rota por el comportamiento, entre la desmemoria histórica y el bochorno político, del concejal de ERC Ricard Martínez, de quien ayer el grupo del PP pidió la dimisión.
Presidente del consejo del distrito de Gràcia -cargo de carácter honorífico en tanto que el concejal ejecutivo es Guillem Espriu (PSC)-, Ricard Martínez protagonizó un penoso incidente el pasado martes durante la inauguración de la llamada «plaça de les Dones del 36». Si hasta ahora las guerras de banderas en Gràcia, más bien escaramuzas de colegial, las había protagonizado Martínez en el balcón de la sede del distrito al retirar de manera contumaz la bandera española, el martes el enfrentamiento lo tuvo a cuenta de la bandera republicana. La situación llegó hasta tal punto que Martínez casi llega a las manos con el concejal de distrito de ICV Roger Amigó debido a la presencia en el citado acto de la bandera republicana.
Dirigiéndose a los presentes en un tono que más parecía proclama de ERC que discurso insititucional, Martínez hizo suyas las quejas por el cierre de la plaza durante la noche pese a que el proyecto se diseñó durante el pasado mandato, cuando dirigía el distrito. Tras su intervención, su asesor, en nómina municipal, colocó una bandera independentista tapando la republicana que se había colocada en el escenario.
La situación llegó hasta tal punto que Martínez casi llega a las manos con el concejal de distrito de ICV Roger Amigó
El Ayuntamiento calla
Esta acción llevó al concejal de ICV a quitar la «estelada», lo que a su vez motivó el monumental enfado de Martínez. Encendido, hasta el punto de abalanzarse sobre Amigó, denunció que la bandera republicana «no se prohíbe porque es española, como la política del distrito». De la sorpresa a la vergüenza ajena, los presentes tuvieron que separar físicamente a los protagonistas del incidente. El Ayuntamiento, sin querer valorar un incidente que se califica por si mismo, mantuvo un prudente silencio.
«Homenaje parcial»
Por su parte, el presidente del grupo del PP en el Ayuntamiento, Alberto Fernández, reclamó la dimisión del concejal republicano por un «esperpento» que le «inhabilita». De igual modo, y al margen de las banderas, Fernández lamentó que en una plaza que se llama «de les dones del 36» se homenajee sólo a una parte de las mujeres que vivieron esa época, y no a otras que también murieron, aunque «por su amor a España o por su fe católica». Xavier Trias (CiU) calificó el incidente de «lamentable».
Jueves, 20 de Agosto de 2009
Madrid
Guerra de banderas en el barrio de Gràcia
El objeto de la disputa fue la bandera republicana, que Martínez quiso tapar con una estelada independentista porque a su juicio formaba parte de "la política española del distrito", mientras Amigó quería mantenerla, hasta el punto de que ambos emprendieron una pela que terminó con las tres banderas ondeando de lado
Y. CARDO
À. G. | BARCELONA
Ni incidentes al desalojar las plazas, ni excesiva presencia de lateros, ni problemas con las fiestas alternativas. Las Fiestas de Gràcia de este año están transcurriendo de manera relativamente plácida, una tranquilidad sólo rota por el comportamiento, entre la desmemoria histórica y el bochorno político, del concejal de ERC Ricard Martínez, de quien ayer el grupo del PP pidió la dimisión.
Presidente del consejo del distrito de Gràcia -cargo de carácter honorífico en tanto que el concejal ejecutivo es Guillem Espriu (PSC)-, Ricard Martínez protagonizó un penoso incidente el pasado martes durante la inauguración de la llamada «plaça de les Dones del 36». Si hasta ahora las guerras de banderas en Gràcia, más bien escaramuzas de colegial, las había protagonizado Martínez en el balcón de la sede del distrito al retirar de manera contumaz la bandera española, el martes el enfrentamiento lo tuvo a cuenta de la bandera republicana. La situación llegó hasta tal punto que Martínez casi llega a las manos con el concejal de distrito de ICV Roger Amigó debido a la presencia en el citado acto de la bandera republicana.
Dirigiéndose a los presentes en un tono que más parecía proclama de ERC que discurso insititucional, Martínez hizo suyas las quejas por el cierre de la plaza durante la noche pese a que el proyecto se diseñó durante el pasado mandato, cuando dirigía el distrito. Tras su intervención, su asesor, en nómina municipal, colocó una bandera independentista tapando la republicana que se había colocada en el escenario.
La situación llegó hasta tal punto que Martínez casi llega a las manos con el concejal de distrito de ICV Roger Amigó
El Ayuntamiento calla
Esta acción llevó al concejal de ICV a quitar la «estelada», lo que a su vez motivó el monumental enfado de Martínez. Encendido, hasta el punto de abalanzarse sobre Amigó, denunció que la bandera republicana «no se prohíbe porque es española, como la política del distrito». De la sorpresa a la vergüenza ajena, los presentes tuvieron que separar físicamente a los protagonistas del incidente. El Ayuntamiento, sin querer valorar un incidente que se califica por si mismo, mantuvo un prudente silencio.
«Homenaje parcial»
Por su parte, el presidente del grupo del PP en el Ayuntamiento, Alberto Fernández, reclamó la dimisión del concejal republicano por un «esperpento» que le «inhabilita». De igual modo, y al margen de las banderas, Fernández lamentó que en una plaza que se llama «de les dones del 36» se homenajee sólo a una parte de las mujeres que vivieron esa época, y no a otras que también murieron, aunque «por su amor a España o por su fe católica». Xavier Trias (CiU) calificó el incidente de «lamentable».