9 de noviembre de 2014
San Pablo, epístola a los Efesios, capítulo 5. Deberes de los cónyuges
San Pablo, epístola a los Efesios,
capítulo 5.
Deberes de los cónyuges
22
Las casadas estén sujetas a sus maridos como al Señor; 23 porque el marido es
cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia y salvador de su cuerpo.
24 Y como la Iglesia está sujeta a Cristo, así las mujeres a sus maridos en
todo. 25 Vosotros, los maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a la
Iglesia y se entregó por ella 26 para santificarla, purificándola, mediante el
lavado del agua, con la palabra, 27 a fin de presentársela así gloriosa, sin
mancha o arruga o cosa semejante, sino santa e intachable. 28 Los maridos deben
amar a sus mujeres como a su propio cuerpo. El que ama a su mujer, a sí mismo
se ama, 29 y nadie aborrece jamás su propia carne, sino que la alimenta y la
abriga como Cristo a la Iglesia, 30 porque somos miembros de su cuerpo. 31 «Por
esto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán dos
en una carne». 32 Gran misterio éste, pero entendido de Cristo y de la Iglesia.
33 Por lo demás, ame cada uno a su mujer, y ámela como a sí mismo, y la mujer reverencie
a su marido.
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