“La separación sería muy doloroso: hay muchos vínculos familiares y habría conflictos económicos. Ya estamos bastante mal como para emprender ese camino. No se si sería civilizada o lógica. Si fuera, así aún me lo plantearía. Pero no creo en unos ni en otros. Sobre todo en el Estado". Àlex Legé, de 44 años, de Barcelona, votó en el 9-N por el
sí-no, esto es, a favor de que Cataluña tenga un Estado pero en contra de que sea independiente. Esa opción
fue apoyada por un 10% de los ciudadanos (232.182) mientras el 4,54% (104.772) lo hizo por el no. La cifra de 336.954 revela que no solo participaron, como decía el PP, los secesionistas.
La vía intermedia es la alternativa de Unió o Iniciativa, favorables a un Estado propio dentro de España. La fórmula depende de lo que esté dispuesto a ceder el Gobierno. Y ahí coinciden los consultados: que su voto, en un referéndum legal, podría cambiar. “No se si el Estado federal es la mejor opción pero sí querría que Cataluña fuese más potente. Sería maravilloso”, recalca Àlex, “que el Gobierno defendiera el catalán. Y es conveniente tener un déficit fiscal menor básicamente porque no somos ricos. Pero estoy perdiendo la esperanza en los grandes partidos”.
Los números del 9-N
- Total de participantes:2.305.290
- Sí-Sí: 80.76% (1,861,753 participaciones)
- Sí-NO: 10.07% (232,182 participaciones)
- Sí-BLANCO: 0.97% (22,466 participaciones)
- NO: 4.54% (104,772 participaciones)
- BLANCO: 0.56% (12,986 participaciones)
- Otras contribuciones: 3.09% (71,131 participaciones)
Judit Terés, de 26 años, licenciada en Ciencias Políticas, de Santa Perpetua de la Moguda, lo tiene claro: nunca ha sido independentista y fue a votar porque sabía que la opción mayoritaria iba a ser el
sí-sí. “Al proceso le doy validez para constatar que necesitamos una consulta legal”, alega. Querría uno federal o confederal pero admite: “Por mucho que queramos, si el Gobierno o el Congreso no lo apoya es poco viable”. Carmen, de 49 años, esgrime otra razón para el
sí-no. Y alude a la falta de información: “Nadie me ha explicado qué país tendríamos: qué pasaría con el dinero o como se organizaría territorialmente. No me ha gustado demasiado la manipulación lo que han hecho los medios sobre la ola soberanista. Si me convencen, podría votar sí-sí”. Inma, de 49 años, abogada, exvotante del PP, dice que la secesión es una “locura” pero que apoyó el sí-no para reclamar más competencias y para castigar al PP por oponerse al referéndum. Su ideal es que esa votación sirva para impulsar una reforma de la Constitución.
Fui a votar por el sí-no para castigar al PP explica una exmilitante popular
Gemma, de Madrid, 11 años en Barcelona, casada con un catalán, cuenta que sus amigos independentistas, alguno voluntario del 9-N, la animaron a ir a las urnas aunque fuera a votar por el "no" a la independencia. “
Lo hice por el sí-no. Cataluña debe tener un reconocimiento mayor. Si no la hubieran timado tantas veces, como con lo del Estatuto, no estaríamos aquí”. Y añade: “¿Y para que quiero yo la independencia? Todas las banderas me dan repelús. Y otra cosa: ¿Cómo me voy a sentirse ahora orgullosa española con todo lo que está pasado con la corrupción?”. Marta, de 33 años, de Badalona, fue una de los 104.000 ciudadanos que votó no. No pensaba participar al estar el 9-N suspendido pero cambió de opinión: “No lo vi raro. Me pilló de paso. Soy la única de mi familia que votó. Fue para que se viera que todo el mundo no es independentista”.
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