11 de noviembre de 2014
El entorno de Barcelona frena la independencia
el pais - IGNACIO URQUIZU 11 NOV 2014 - 09:55 CET167
Una vez se ha producido el ansiado 9-N, es hora de saber qué nos han querido decir los catalanes. Es cierto que es difícil interpretar el resultado. En primer lugar, esta consulta no ha gozado de todas las garantías que sí habríamos observado en una de carácter legal como, por ejemplo, la existencia de un censo cerrado o la celebración de una campaña electoral realmente informativa. De hecho, todavía no se puede dar por acabado el recuento. En segundo lugar, una parte importante de la población catalana ha decidido no participar. Siempre es difícil dar un significado a la abstención y este caso no es distinto. Pero a pesar de estos problemas, las cifras del 9-N merecen una reflexión.
Si vamos a los datos agregados, vemos que el pasado domingo se acercaron a las urnas 2.305.290 catalanes, una cifra cercana al número de ciudadanos que en 2012 apoyaron a los partidos que han promovido la consulta —en las pasadas elecciones catalanas CiU, ERC, ICV, CUP y SI sumaron 2.147.361 votos—. Pero si miramos sus preferencias por la independencia, este bloque no es tan monolítico. De hecho, la combinación de la doble respuesta sí-sí, que podría interpretarse a favor de la independencia, sumó el 80,76% de los participantes. Es muy probable que los más de 440.000 votantes que rechazaron en las urnas la fórmula independentista provengan de CiU e Iniciativa. No es una cifra nada despreciable, puesto que representa casi un tercio de los votantes de estos dos partidos en 2012. La composición territorial del voto tampoco es baladí y también aporta información a la interpretación. De las 41 comarcas catalanas, sólo en 12 de ellas se pudo superar el 50% de participación sobre un censo aproximado de ciudadanos mayores de 16 años —se ha usado como fuente la Generalitat y el dato más reciente de población por comarcas es de 2011—. Esta docena de comarcas no fueron precisamente las más pobladas. Todas juntas apenas superarían los 390.000 ciudadanos del hipotético censo del domingo, de 6.290.000 catalanes.
La posición en favor de la independencia fue muy mayoritaria si tenemos en cuenta sólo a los que participaron. Únicamente en cinco comarcas el porcentaje independentista bajó del 80%, aunque no fueron lugares cualquiera. De estas cinco, tres pertenecen al área metropolitana de Barcelona y ellas juntas suman más de 3.300.000 ciudadanos del hipotético censo. No obstante, en estos lugares el doble sí sobre el total de participantes siempre fue mayor del 70%
No obstante, creo que esta forma de contabilizar el apoyo a una posible independencia no es la correcta. No estamos ante una decisión cualquiera. Si algún día se celebrase un referéndum legal sobre esta cuestión, sería razonable pensar que para alcanzar la independencia fuese necesario una mayoría reforzada sobre el total del censo. Si calculamos el porcentaje de dobles síes sobre el hipotético censo del domingo, sólo se alcanzó la mayoría independentista en ocho comarcas.
De nuevo, estos datos se contraponen con el área metropolitana de Barcelona. Si calculamos el apoyo a la independencia sobre un censo de mayores de 16 años en cada una de estas comarcas, con excepción del Alt Penedès y Maresme, no se alcanzaría nunca un tercio de los habitantes del área metropolitana.
En definitiva, los datos del domingo arrojan dos conclusiones. En primer lugar, la sociedad catalana está muy movilizada. A pesar de las dificultades que entrañaba el proceso del domingo, un amplio número de catalanes expresó su deseo de poder decidir la salida de Cataluña en las urnas. Las cifras de participación ciudadana no son nada despreciables, aunque los datos que disponemos nos dicen que no son mayoría. En segundo lugar, la independencia goza de la simpatía de los que acudieron a votar, pero no de la mayoría de los catalanes. Como muestran las cifras, sobre el hipotético censo del domingo, en sólo ocho de las 42 comarcas hay una clara mayoría proindependencia. En cambio, en las zonas más pobladas de Cataluña, solo un tercio se mostró a favor.
Ignacio Urquizu es profesor de Sociología de la Universidad Complutense.
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