18 de julio de 2011

Pompa y tradición, en el entierro de Otto de Habsburgo

Pompa y tradición, en el entierro de Otto de Habsburgo

Sus restos son sepultados en la cripta de los capuchinos, mientras que su corazón se guardará en Hungría

EL PAIS - JULIETA RUDICH - Viena - 16/07/2011
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La procesión del funeral de Otto de Habsurgo, primogénito del último emperador de austrohúngaro sale de la Catedral de San Esteban de Viena.- ROLAND SCHLAGER (AP)

La República de Austria ha brindado hoy sábado unos fastuosos funerales a Otto de Habsburgo, el último vástago de la Casa de los Austrias que pudo ostentar el título de príncipe heredero y habría sido emperador si la historia hubiera ido por otros rumbos. El archiduque, exeurodiputado y ferviente europeísta falleció el pasado 4 de julio a la edad de 89 años en su residencia en la localidad bávara de Pöcking.
    La Infanta Cristina acude al entierro de Otto de Habsburgo
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    La infanta Cristina de España (a la derecha) conversa con la princesa Marie Hágale de Liechtenstein antes de la misa fúnebre de Otto de Habsburgo, que murió a los 98 años.- HELMUT FOHRINGER (EFE)

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    Más de mil invitados han presenciado la misa oficiada por el arzobispo de Austria, Christoph Schönborn, en la catedral de San Esteban. Entre las celebridades de la aristocracia se destacan los Reyes de Suecia, Carlos Gustavo y Silvia, el príncipe Hans-Adam II de Liechtenstein, el archiduque Henri de Luxenburgo y la princesa Astrid de Bélgica. De España ha acudido la infanta Cristina; de Reino Unido, el príncipe Michael. La familia Habsburgo estuvo presente con 150 de sus miembros. Otto de Habsburgo deja 7 hijos, 22 nietos y dos bisnietos. También participaron algunos jefes de Estado y de Gobierno, como el presidente de Georgia Michail Saakaschwili, el presidente del Parlamento Europeo Jerzy Buzek y la presidenta del Gobierno croata Jadranka Kosor.
    Los gastos del gran despliegue policial, que según el ministerio del Interior ascenderán a más de 100.000 euros, así como la participación de la guardia militar y la presencia oficial del presidente de Austria, Heinz Fischer; del canciller socialdemócrata, Werner Feymann; del alcalde de Viena, Michael Häupl y de varios ministros, han dado pie a una polémica sobre el valor simbólico que se le ha otorgado a un representante de una monarquía proscrita desde la fundación de la República de Austria. Después de la derrota del Imperio Austrohúngaro en la Primera Guerra Mundial, se había prohibido a los miembros de la familia imperial entrar en territorio austriaco y se abolieron todos los títulos nobiliarios.
    Después de morir su padre Carlos en 1922 en la isla de Madeira, la familia desterrada se trasladó a la localidad vasca de Lekeito por invitación del Rey Alfonso XIII y recibió apoyo del exdictador Francisco Franco, por quien Otto profesaba una simpatía que le valió numerosas críticas. El hijo primogénito del último emperador, educado por su madre , la última emperatriz Zita, para asumir las responsabilidades de la corona, vivió también en EEUU, Bélgica, Francia, Suiza y Alemania. Solo pudo volver a pisar el suelo de su país de origen en 1961, tras jurar lealtad a la República y renunciar a sus ambiciones poíticas en Austria. Fue a través de Alemania que logró llevar adelante sus convicciones a favor de una Europa unida, como eurodiputado por el Partido Cristiano Social de Baviera. Siendo presidente de la Unión Internacional Paneuropea contribuyó a abrir la primera brecha en el Telón de Acero al organizar en la frontera entre Austria y Hungría un picnic que aprovecharon cientos de ciudadanos de Alemania Oriental para escapar a occidente.
    El ritual
    Si bien Austria le negó recuperar su rol político y sus bienes materiales, no ha podido negarle unos funerales de magnitud imperial, que en pomposidad podrían competir con las bodas reales protagonizadas por príncipes y princesas en monarquías aún vigentes. Parte de los accesos al casco histórico de Viena permanecieron cerrados y la televisión pública austriaca ORF transmitió la ceremonia en directo durante horas. Con uniformes tradicionales de todos los colores, varias formaciones de nostálgicos acompanaron el cortejo. " No somos monarquistas, pero rendimos homenaje a un gran hombre y a una larga tradición", decía un músico de la Capilla Musical Vienesa del Regimiento Monárquico . "Una monarquía constitucional al estilo de Inglaterra o España no estaría mal", argumentaba un abanderado de una formación legitimista, del movimiento monarquista, de muy poco peso en Austria. "Reinstaurar la monarquía sería hoy una novedad, quizás lo mejor para estos tiempos tan inestables", comentaba alguien del público, entre el que se veían muchos turistas regocijados por el espectáculo casi romántico que les transportaba en un viaje a los tiempos de la emperatriz Sisí.
    Las ceremonias se han extendido más de una semana, con un total de cuatro réquiems y varias misas celebradas en Pöcking, Múnich y en la localidad de Mariazell antes de llegar a Viena. En este recorrido también se ha trasladado el sarcófago de Regina, la esposa de Otto de Habsburgo, fallecida en febrero del año pasado, cuyos restos se habían conservado hasta la fecha en Baviera. Para ambos consortes se había reservado un lugar en la Cripta de los Capuchinos, donde yacen todos los miembros de la dinastía que dominó Europa Central durante más de 600 años. El antiguo ritual de acceso a la cripta exije que se golpee tres veces a la puerta. "Quién solicita entrar?" - pregunta un monje desde el interior, a lo cual los acompañantes del cortejo responden enumerando la cantidad de títulos nobiliarios del difunto. La voz desde el interior lo rechaza: "No lo conocemos". En un segundo intento, se mencionan los logros obtenidos en vida . Pero tampoco da resultado. La puerta al reposo en el más allá se abre sólo después de que el solicitante admita "soy un simple pecador" .
    El corazón de Otto de Habsburgo viaja a Hungría, será guardado en el monasterio benedictino de Panonhalma, enterrado en una ceremonia que se realizará el domingo después de una misa en la basílica de San Estéban en Budapest. "El sentía gran afecto por Hungría, fue educado por los monjes del monasterio de Panonhalma", así explicó una portavoz la elección del destino del corazón del último príncipe heredero. Enterrar los corazones por separado responde a una antigua tradición muy arraigada en la estirpe de los Austria. Desde el siglo XVII los restos mortales se repartían: los intestinos eran depositados en las catacumbas de la Catedral de San Estéban y los corazones en la iglesia de los Augustinos, también en Viena. La trayectoria de los corazones empezó a variar con el tiempo, dependiendo de las afinidades de cada uno. Los corazones de los progenitores de Otto, los ex emperadores Carlos y Zita, se encuentran en el monasterio suizo de Muri.

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