5 de abril de 2010
Las cárceles españolas, terreno fértil para el reclutamiento de yihadistas
ABC 050410
Las cárceles españolas, terreno fértil para el reclutamiento de yihadistas
Presos islamistas de edad mediana y con carisma buscan jóvenes marginados y desorientados para inculcarles la ideología terrorista
POOL Los procesados en la operación «Nova», durante su juicio celebrado en la Audiencia Nacional
Captados en prisión
Desde sus inicios, el yihadismo se ha nutrido de las cárceles. Al Zarqawi o Richard Reid, el terrorista del zapato, se convirtieron al yihadismo en prisión. También lo hizo uno de los cabecillas del 11-M, Jamal Ahmidan, alias «El Chino», que después se suicidó en Leganés. En las cárceles españolas también ha habido reclutamiento. El caso más conocido es la operación «Nova»: en 2004 la Policía detuvo a más de 30 individuos por crear una red de captación en prisiones.
ABC | MADRID
La Fundación de Víctimas del Terrorismo, que preside Maite Pagazaurtundúa, publica en el próximo número de su revista un informe en el que analiza la utilización de las prisiones españolas y los centros de estancia temporal de inmigrantes para la captación y el reclutamiento de terroristas yihadistas, un hecho que ya ha sido detectado por las Fuerzas de Seguridad del Estado.
Según el reportaje, «algunos centros penitenciarios corren el riesgo de convertirse en terreno fértil para la radicalización y el reclutamiento». Además. advierte de que «el terrorismo yihadista mantiene permanentemente abierta la labor de captación y reclutamiento en España y en todo el mundo».
Los «reclutadores» suelen ser presos carismáticos de mediana edad, a los que se profesa un gran respeto en su entorno y que no ocultan su religiosidad. Estos individuos buscan en las cárceles jóvenes marginados, desorientados y de conducta antisocial para inculcarles progresivamente la ideología radical y extremista. La captación es más eficaz en personas jóvenes y desencantadas con sentimientos de frustración y soledad, que son más fáciles de manipular. A ellas se les ofrece una oportunidad de redimir y llenar de sentido su vida. Las cárceles españolas presentan otro factor a favor de los yihadistas, ya que en ellas se forman grupos de presos afines procedentes de Marruecos, Argelia y otros países musulmanes.
Aparentar o camuflar
Aunque es muy difícil detectar ese proceso de radicalización. los investigadores consultados establecen dos respuestas: una, en la que la persona radicalizada trata de camuflarse para no levantar sospechas y se esfuerza por llevar un modo de vida occidental y otra, en la que modifica su apariencia y empieza a vestir de forma puritana o tradicional, se deja crecer la barba o se rapa el pelo y exige las mismas costumbres en su entorno, sobre todo a las mujeres de su familia.
Los radicalizados, que muestran gran interés por el estudio del Islam y rechazan la democracia y sus valores, ignoran los medios de comunicación occidentales y buscan, por internet o vía satélite, cadenas de televisión islámicas de mensaje radical. Ante acontecimientos políticos de actualidad, suelen realizar comentarios extremistas y poco dados al debate. Rechazan fuertemente las intervenciones occidentales en países musulmanes y consideran «falsas» las otras religiones.
De mezquitas a carnicerías
Además de las cárceles y las mezquitas, otros ambientes utilizados para la captación son comercios, locales, pisos patera, parques y plazas, así como internet, que constituye una poderosa herramienta. Pero cualquier lugar puede ser utilizado, como demostró la Guardia Civil en 2006, cuando descubrió que un joven argelino de 31 años, autor de un ataque suicida en Irak (35 muertos) había trabajado como bracero en Jaén y recalado en una carnicería de Vilanova (Barcelona), cuyo propietario, un marroquí ahora en prisión, le reclutó.
Las cárceles españolas, terreno fértil para el reclutamiento de yihadistas
Presos islamistas de edad mediana y con carisma buscan jóvenes marginados y desorientados para inculcarles la ideología terrorista
POOL Los procesados en la operación «Nova», durante su juicio celebrado en la Audiencia Nacional
Captados en prisión
Desde sus inicios, el yihadismo se ha nutrido de las cárceles. Al Zarqawi o Richard Reid, el terrorista del zapato, se convirtieron al yihadismo en prisión. También lo hizo uno de los cabecillas del 11-M, Jamal Ahmidan, alias «El Chino», que después se suicidó en Leganés. En las cárceles españolas también ha habido reclutamiento. El caso más conocido es la operación «Nova»: en 2004 la Policía detuvo a más de 30 individuos por crear una red de captación en prisiones.
ABC | MADRID
La Fundación de Víctimas del Terrorismo, que preside Maite Pagazaurtundúa, publica en el próximo número de su revista un informe en el que analiza la utilización de las prisiones españolas y los centros de estancia temporal de inmigrantes para la captación y el reclutamiento de terroristas yihadistas, un hecho que ya ha sido detectado por las Fuerzas de Seguridad del Estado.
Según el reportaje, «algunos centros penitenciarios corren el riesgo de convertirse en terreno fértil para la radicalización y el reclutamiento». Además. advierte de que «el terrorismo yihadista mantiene permanentemente abierta la labor de captación y reclutamiento en España y en todo el mundo».
Los «reclutadores» suelen ser presos carismáticos de mediana edad, a los que se profesa un gran respeto en su entorno y que no ocultan su religiosidad. Estos individuos buscan en las cárceles jóvenes marginados, desorientados y de conducta antisocial para inculcarles progresivamente la ideología radical y extremista. La captación es más eficaz en personas jóvenes y desencantadas con sentimientos de frustración y soledad, que son más fáciles de manipular. A ellas se les ofrece una oportunidad de redimir y llenar de sentido su vida. Las cárceles españolas presentan otro factor a favor de los yihadistas, ya que en ellas se forman grupos de presos afines procedentes de Marruecos, Argelia y otros países musulmanes.
Aparentar o camuflar
Aunque es muy difícil detectar ese proceso de radicalización. los investigadores consultados establecen dos respuestas: una, en la que la persona radicalizada trata de camuflarse para no levantar sospechas y se esfuerza por llevar un modo de vida occidental y otra, en la que modifica su apariencia y empieza a vestir de forma puritana o tradicional, se deja crecer la barba o se rapa el pelo y exige las mismas costumbres en su entorno, sobre todo a las mujeres de su familia.
Los radicalizados, que muestran gran interés por el estudio del Islam y rechazan la democracia y sus valores, ignoran los medios de comunicación occidentales y buscan, por internet o vía satélite, cadenas de televisión islámicas de mensaje radical. Ante acontecimientos políticos de actualidad, suelen realizar comentarios extremistas y poco dados al debate. Rechazan fuertemente las intervenciones occidentales en países musulmanes y consideran «falsas» las otras religiones.
De mezquitas a carnicerías
Además de las cárceles y las mezquitas, otros ambientes utilizados para la captación son comercios, locales, pisos patera, parques y plazas, así como internet, que constituye una poderosa herramienta. Pero cualquier lugar puede ser utilizado, como demostró la Guardia Civil en 2006, cuando descubrió que un joven argelino de 31 años, autor de un ataque suicida en Irak (35 muertos) había trabajado como bracero en Jaén y recalado en una carnicería de Vilanova (Barcelona), cuyo propietario, un marroquí ahora en prisión, le reclutó.