3 de abril de 2010

El espíritu de Barenboim se frustra en Londres

EL PAIS

El espíritu de Barenboim se frustra en Londres

Activistas propalestinos interrumpen un recital del Cuarteto Jerusalén

PATRICIA TUBELLA - Londres - 02/04/2010



En manos del director Daniel Barenboim, la música puede convertirse en un extraordinario instrumento para el entendimiento de los pueblos. Sin embargo, un grupo de activistas propalestinos quiso desmentir ese poder al frustrar un concierto en Londres a cargo del Cuarteto Jerusalén. Los cuatro intérpretes clásicos, colaboradores habituales en West-Eastern Divan, la orquesta de Barenboim que aúna a músicos árabes e israelíes, vieron interrumpida su actuación del miércoles ante los gritos de denuncia contra la política del Estado de Israel.

"La música debe trascender la política", según el director de la sala
Apenas transcurridos 10 minutos del comienzo del concierto en el Wigmore Hall -sala del centro de la capital británica-, una mujer se levantó para cargar contra "la ocupación de Jerusalén", un gesto que fueron repitiendo otros manifestantes estratégicamente diseminados entre el público. La acción concertada forzó a cancelar el evento, que estaba siendo grabado en directo por la radio estatal (BBC3), y se tradujo en un intenso intercambio de opiniones entre los músicos sobre el escenario y los protagonistas del mitin político.
Los responsables de la protesta aducen que el prestigioso Cuarteto Jerusalén ejerce de "embajador cultural de Israel" y, como tal, sanciona la política de asentamientos que ha acelerado el Gobierno de Benjamín Netanyahu y las agresiones contra el pueblo palestino en ese "estado del apartheid". Los cuatro músicos, añadieron, son además cómplices por haber servido en las fuerzas armadas israelíes. Los aludidos recordaron que el servicio militar es obligatorio en su país para los ciudadanos que cumplen los 18 años, subrayaron que ninguno de ellos se ha visto implicado en misiones de combate y también su adhesión al proyecto de Barenboim como reflejo de una voluntad conciliadora. Y, sobre todo, su condición de "artistas que quieren ver al público disfrutar de la música, independientemente de su religión, nacionalidad o etnia, sin interrupciones", tal como rezaba un comunicado difundido ayer.
Hace dos años, el mismo cuarteto afrontó una situación idéntica en Edimburgo, cuando cinco miembros del Comité Escocés de Solidaridad con Palestina consiguió interrumpir una actuación. La repetición ahora del episodio se produce en un contexto de tensión entre Londres y Tel Aviv a raíz de la expulsión de suelo británico de un supuesto miembro de los servicios secretos israelíes, relacionado con la falsificación de pasaportes británicos para asesinar en Dubai a un dirigente del grupo palestino Hamás.
"Los manifestantes del Wigmore Hall han despojado a la música de su verdadero significado, porque un acontecimiento artístico debe trascender la política", se lamentaba el director de la sala, John Gilhooly, impotente ante la transformación del escenario musical en el foro de un agrio debate.