8 de diciembre de 2009

Rouco dice que el aborto es 'la cruel versión actual del pecado original'

EL MUNDO

IGLESIA | Polémica por la nueva ley

Rouco dice que el aborto es 'la cruel versión actual del pecado original'

* Reivindica la 'civilización del amor'

José Manuel Vidal | Madrid

Actualizado martes 08/12/2009 12:17 horas


Es más, mucho más que un pecado mortal que, ya de por sí, es gravísimo. El aborto es, según el cardenal Rouco Varela, arzobispo de Madrid y presidente del episcopado español, "la cruel versión contemporánea del pecado original". Es decir, del pecado primordial, el que condenó a toda la Humanidad a salir del paraíso por desobedecer a Dios.

El purpurado madrileño aprovechó la vigilia de la Inmaculada, que celebró la pasada noche en La Almudena, para dar un paso más en la defensa de la "cultura de la vida" y de la "civilización del amor". Porque "la vida es un don de Dios desde el principio de la creación".

De ahí que "desconocer, despreciar, maltratar y eliminar la vida física del hombre, sea cual sea el momento y la situación en que se encuentre desde el instante de su concepción hasta el momento de su muerte natural, implica el desprecio, el rechazo y la destrucción del don de la vida en su totalidad".

Y para que se entienda mejor, Rouco explica las consecuencias. "Significa rechazar a Cristo, el autor de la nueva vida. Una cruel versión contemporánea del pecado de origen. Una radicalización suma del no a Dios, de la rebelión contra Él".
'La civilización del amor'

Este nuevo pecado original sólo puede traer "muerte" al mundo y a la sociedad española. "¿Qué puede resultar para el futuro de una sociedad que acepta el aborto y lo facilita, que se deja inclinar por la pendiente inhumana e inmoral de la eutanasia, sino el de devenir una mal llamada civilización donde triunfa la muerte en todas sus variantes?", se pregunta el cardenal madrileño.

Y Rouco contesta con la cita de autoridad de unas "palabras proféticas" de Juan Pablo II, que aseguraba que "para el hombre y la sociedad contemporáneas no hay nada más que una alternativa: la del Evangelio de la vida, del respeto y cuidado del don de la vida inviolable y sagrada y de la consiguiente 'civilización del amor', o la de la cultura y civilización de la muerte y de la muerte del amor".

Ante esta situación y "en este año 2009, inmerso en una profunda situación crítica no sólo económica sino también cultural, moral y religiosa", el cardenal Rouco pide a sus fieles, especialmente a los jóvenes y a las familias, "un serio, consecuente y valiente compromiso por la vida".