17 de diciembre de 2009

El PNV arropa la sublevación de los curas nacionalistas contra el obispo donostiarra

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Jueves, 17 de Diciembre de 2009

Madrid

España

El PNV arropa la sublevación de los curas nacionalistas contra el obispo donostiarra

El PP denuncia que se «crucifique» a José Ignacio Munilla antes de que tome posesión de su nuevo cargo

Un modelo de Iglesia fracasado
J. P. | MADRID
El PNV, colectivos probatasunos del clero guipuzcoano v hombres de confianza de Setién y Uriarte que permanecen en el Obispado ven en el nombramiento de José Ignacio Munilla como nuevo prelado de San Sebastián un obstáculo para lograr algunas de sus delirantes reivindicaciones -la mediación de la Iglesia local en una hipotética negociación con ETA y la constitución de una provincia eclesiástica vasca-. Mientras, sacerdotes no contaminados por el régimen nacionalisa comienzan a mostrar su apoyo al prelado proscrito por la limpieza étnica.
Munilla va a tener que superar no pocos obstáculos a partir del próximo 9 de enero cuando, en un acto previsto en la catedral del Buen Pastor, haga oficial su nombramiento: Guipúzcoa sigue siendo un feudo del PNV, que ve en la designación de Munilla una «injerencia externa»; el clero de este territorio histórico está controlado por una serie de colectivos probatasunos -Herria 2000, Coordinadora de Sacerdotes de Euskal Herria...- y el Obispado se sostiene, a fecha de hoy, sobre una estructura creada por el nacionalista Setién y apuntalada por Uriarte.
Demasiados obstáculos que justifican la convicción de que la asonada protagonizada por el 77 por ciento de los párrocos de esta provincia no ha sido expontánea, sino que responde a una maniobra que tiene instigadores. Y las sospechas apuntan, según fuentes consultadas por ABC, al sector de Joseba Egibar (Arzalluz en la sombra); a los hombres de Setién y Uriarte aún aferrados a puestos claves del Obispado; a esas corrientes probatasunas que controlan el clero vasco en general y guipuzcoano en particular o, por qué no, a a todos ellos.
Visita a un preso
Uno de los dos vicarios generales que aguardan a Munilla en el Obispado donostiarra, Félix Azurmendi, se entrevistó en El Puerto de Santa María con el preso etarra Jon Gaztelumendi, designado por la banda como uno de sus interlocutores en el «frente de makos». La visita la realizó en representación de Setién. Colectivos como Herria 2000 y la Coordinadora de Sacerdotes de Euskal Herria se pronuncian frecuentemente a favor de la negociación con ETA, la autodeterminación y los «derechos» de los presos.
No extraña, por tanto, que representantes del PNV respaldaran ayer la sublevación de los curas nacionalistas. Su portavoz en el Congreso, Josu Erkoreka, dijo que las críticas a Munilla se han han hecho «con conocimiento de causa», ya que durante varios años estuvo en Zumárraga como párroco. Asimismo, el portavoz de la Diputación de Guipúzcoa, Eneko Goia (PNV), denunció que el nombramiento busca «introducir factores de distorsión y división».
Por el contrario, el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, consideró «una insensatez» los ataques y señaló que el hecho de que «se crucifique a una persona cuando aún no ha llegado a su cargo demuestra que la sociedad vasca y algunos sectores han estado mucho tiempo infectados por la política». En su opinión, «se les va viendo la sotana a esos curas que se negaban o que ponían pegas para que celebrásemos funerales de compañeros asesinados como Miguel Ángel Blanco».
De la mano
Mientras, la presidenta del Parlamento vasco, Arantza Quiroga, reprochó a estos curas que se dediquen a hacer política «de la mano del PNV». «El PNV ha querido siempre tutelar absolutamente todo, incluso la Iglesia vasca». Para la diputada de Rosa Díez, el hecho de que la mayoría de los curas guipuzcoanos se unan contra Munilla y antes fueran incapaces de hacerlo de forma unánime en contra de ETA, demuestra «hasta qué punto está podrido un sector de la Iglesia vasca».
A disposición de Munilla
Mientras, un grupo de sacerdotes vascos que conocieron a Munilla cuando estuvo destinado en Zumárraga se han ofrecido a hacerse cargo de parroquias de Guipúzcoa si fuera necesario. En sintonía, el Foro Arbil, al que pertenece el historiador y jesuita Fernando García Cortázar, lamentó que estos curas nacionalistas «incurran de forma reiterada en el vicio que tanto denuncian: la intolerancia».