14 de enero de 2009
La muerte de Cata destapa el poder de las mafias en Madrid
EL PAIS - D. VERDÚ / Á. DE CÓZAR - Madrid - 14/01/2009
La muerte de Cata destapa el poder de las mafias en Madrid
La Guardia Civil vincula el 'caso Guateque' con las bandas de porteros
Extorsiones. Palizas por deudas de droga. Venganzas. Tráfico de cocaína y compra de licencias de locales con la implicación de funcionarios del Ayuntamiento de Madrid. Los protagonistas del submundo de la noche madrileña se conocen, se protegen y se hacen favores. Pero a veces, también se pelean. Y cuando lo hacen, la cosa acaba a tiros.
Todos los porteros de Madrid deberán estar acreditados el 5 de abril
La muerte de Catalin Stefan Craziun, Cata, lugarteniente de la banda de Ivo, El Búlgaro, y asesinado a tiros en la puerta de la discoteca Heaven el pasado lunes, presuntamente por un integrante de la banda rival de los Miami, ha destapado las luchas entre las mafias por hacerse con el control de la seguridad en los bares. Detrás hay mucho más. El relato de todas estas conexiones salpica la Operación Guateque, la investigación de la Guardia Civil sobre el caso de corrupción municipal en el Ayuntamiento de Madrid. Se trata de una pieza separada en el sumario del caso que instruye desde noviembre de 2007 el juez Torres en el juzgado número 32 de Plaza de Castilla. Tras horas de escuchas telefónicas, extractos de cuentas y sociedades mercantiles, no consiguieron imputar responsabilidad penal a los implicados. El Ministerio Fiscal tuvo que sobreseer el caso. Pero el informe es un inquietante retrato de la noche madrileña.
Todo empieza con un teléfono móvil. El que iba a permitir a Joaquín Fernández de Castro, ex jefe de Evaluación Ambiental en el Ayuntamiento de Madrid e imputado por el caso Guateque, comunicarse desde la cárcel con quien quisiera. Sin pasar por la disciplina del centro penitenciario. Se lo consiguió a principios de 2008 su hijo, Acisclo Fernández Rodríguez que, además, es el propietario de la discoteca Dink (el local con más denuncias de los investigados en el caso Guateque). La Guardia Civil había pinchado su teléfono. El intermediario sería un tal Lauro, un colombiano nacionalizado español a quien la Guardia Civil define como la persona "que más cocaína mueve en Madrid" y que dirige, desde un conocido gimnasio de la ciudad, una banda de "matones de feria dispuestos a todo".
La historia del móvil llevó a los agentes a descubrir un entramado de relaciones que "pone de manifiesto la existencia de una tupida banda de presuntos delincuentes implicados en la comisión de delitos de tráfico de drogas, extorsiones, secuestros y un largo etcétera", según el informe.
El presunto cabecilla de la organización, según los agentes, es el colombiano Lauro, amigo además, de Ivo, El Búlgaro, uno de los jefes de las mafias que controlan la seguridad de las discotecas e imputado por secuestro. En las conversaciones intervenidas aparece el nombre de Ivo. Según los informes policiales, El Búlgaro es el cabecilla de una banda de "matones" a los que contrata a través de su empresa de seguridad, Apolo Check. En el grupo se encontraba también Catalin Stefan Craziun, asesinado el pasado lunes en una céntrica discoteca de Madrid.
La muerte de Cata destapa el poder de las mafias en Madrid
La Guardia Civil vincula el 'caso Guateque' con las bandas de porteros
Extorsiones. Palizas por deudas de droga. Venganzas. Tráfico de cocaína y compra de licencias de locales con la implicación de funcionarios del Ayuntamiento de Madrid. Los protagonistas del submundo de la noche madrileña se conocen, se protegen y se hacen favores. Pero a veces, también se pelean. Y cuando lo hacen, la cosa acaba a tiros.
Todos los porteros de Madrid deberán estar acreditados el 5 de abril
La muerte de Catalin Stefan Craziun, Cata, lugarteniente de la banda de Ivo, El Búlgaro, y asesinado a tiros en la puerta de la discoteca Heaven el pasado lunes, presuntamente por un integrante de la banda rival de los Miami, ha destapado las luchas entre las mafias por hacerse con el control de la seguridad en los bares. Detrás hay mucho más. El relato de todas estas conexiones salpica la Operación Guateque, la investigación de la Guardia Civil sobre el caso de corrupción municipal en el Ayuntamiento de Madrid. Se trata de una pieza separada en el sumario del caso que instruye desde noviembre de 2007 el juez Torres en el juzgado número 32 de Plaza de Castilla. Tras horas de escuchas telefónicas, extractos de cuentas y sociedades mercantiles, no consiguieron imputar responsabilidad penal a los implicados. El Ministerio Fiscal tuvo que sobreseer el caso. Pero el informe es un inquietante retrato de la noche madrileña.
Todo empieza con un teléfono móvil. El que iba a permitir a Joaquín Fernández de Castro, ex jefe de Evaluación Ambiental en el Ayuntamiento de Madrid e imputado por el caso Guateque, comunicarse desde la cárcel con quien quisiera. Sin pasar por la disciplina del centro penitenciario. Se lo consiguió a principios de 2008 su hijo, Acisclo Fernández Rodríguez que, además, es el propietario de la discoteca Dink (el local con más denuncias de los investigados en el caso Guateque). La Guardia Civil había pinchado su teléfono. El intermediario sería un tal Lauro, un colombiano nacionalizado español a quien la Guardia Civil define como la persona "que más cocaína mueve en Madrid" y que dirige, desde un conocido gimnasio de la ciudad, una banda de "matones de feria dispuestos a todo".
La historia del móvil llevó a los agentes a descubrir un entramado de relaciones que "pone de manifiesto la existencia de una tupida banda de presuntos delincuentes implicados en la comisión de delitos de tráfico de drogas, extorsiones, secuestros y un largo etcétera", según el informe.
El presunto cabecilla de la organización, según los agentes, es el colombiano Lauro, amigo además, de Ivo, El Búlgaro, uno de los jefes de las mafias que controlan la seguridad de las discotecas e imputado por secuestro. En las conversaciones intervenidas aparece el nombre de Ivo. Según los informes policiales, El Búlgaro es el cabecilla de una banda de "matones" a los que contrata a través de su empresa de seguridad, Apolo Check. En el grupo se encontraba también Catalin Stefan Craziun, asesinado el pasado lunes en una céntrica discoteca de Madrid.