El periodista israelí Yair Lapid dinamita el «establishment» político
Las encuestas le conceden el «poder» de alterar la composición del actual Parlamento, tras conocerse que se presentará a las elecciones
ABC - Día 10/01/2012 - 11.38h
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El conocido presentador de televisión israelí Yair Lapid está dispuesto a dinamitar el «establishment». A falta de concretar los últimos detalles de su entrada en política, noticia que cayó como una bomba, las encuestas le conceden el «poder» de alterar la composición del actual Parlamento.
Antes de que decida si forma un nuevo partido o se suma a uno de los ya existentes, recientes encuestas le dan una intención de voto que le otorgaría nada menos que entre 15 y 30 escaños de los 120 que tiene la Kneset, lo que le podría llevar a convertirse en la tercer fuerza política, clave para la formación de Gobierno.
Lapid no ha hecho todavía un anuncio público, aunque ha renunciado a su trabajo en el programa «Ulpan Shishi», del canal 2 de la televisión, y comunicó a la dirección de la cadena que lo hacía para dedicarse a la «arena pública».
Las posiciones de Lapid son cercanas a las del partido centrista Kadima, liderado por la ex ministra de Exteriores y jefa de la oposición, Tzipi Livni, que se hizo en las últimas elecciones (en febrero de 2009) con el mayor número de escaños (28), uno más que el derechista Likud, que gobierna en la actualidad con el apoyo de fuerzas políticas conservadoras.
El Kadima es el partido que mayor pérdida de apoyos registra en las encuestas que tenían en cuenta la posible entrada en política de un nuevo partido liderado por Lapid. Tras conocerse el anuncio, Livni felicitó públicamente a Lapid y declaró que su partido «da la bienvenida a todo el que desee entrar en la vida política en Israel y contribuir al Estado».
Los rumores sobre su posible entrada en política hicieron que el pasado año varios diputados propusiesen introducir una nueva ley que exija a los periodistas un periodo de «enfriamiento» de entre seis meses y un año antes de emprender la carrera política en el que no podrían llevar a cabo su labor informativa, con el fin de que no fuesen beneficiados por su fama, fruto de la exposición mediática.
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