21 de diciembre de 2012
Cristianos en Siria entre dos fuegos
Día 21/12/2012 - 02.43h
El secreto a voces ha sido confirmado de modo oficial por unacomisión investigadora de la ONU. En su informe de diez páginas, los expertos internacionales de Naciones Unidas han concluido que la guerra civil de Siria -que pronto cumplirá los dos años y supera ampliamente las 40.000 víctimas mortales- es un conflicto “abiertamente sectario”. En otras palabras, religioso-musulmán. El campo rebelde sirio está formado íntegramente por musulmanes suníes, amplía mayoría entre los casi veinte millones de habitantes del país. El que apoya al régimen laico de Bachar Al Assad lo sustenta la minoría chií-alauí, a la que pertenece la familia del dictador.
Los cristianos, la primera minoría no musulmana del país, con cerca de 2 millones de fieles, corren el serio riesgo de ser barridos por los estragos de la guerra o por la presión de ambos bandos armados. La huída hacia el exilio en campamentos de refugiados de los países árabes vecinos lleva el estigma de los apestados. Ser cristiano en Siria es ser sospechoso de “complicidad con el régimen de Assad”, o de presunto traidor a la “causa chií”. La radicalización religiosa de la guerra civil ha creado un clima fundamentalista musulmán irrespirable para todas las minorías.
Según diversos informes, la ciudad siria de Homs contaba antes de la guerra con 160.000 cristianos sirios. Hoy se calcula que sobreviven allí alrededor de 1.000. La fuga comenzó hace meses, poco después de que uno de los grupos del rebelde Ejército Libre de Siria, la Brigada Al-Faruq, fuese casa por casa expulsando a las familias cristianas para apropiarse de sus viviendas.
El número de iglesias quemadas y de iconos destruidos, en los dos bandos del conflicto, sólo se conocerá cuando termine la guerra.
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