20 de abril de 2012

Y ahora, la Universidad

EDITORIAL

Y ahora, la Universidad

El talón de Aquiles de la subida de las tasas es que llega tras el recorte de las becas

Frente a la necesidad de acometer recortes presupuestarios, siempre es menos doloroso para el sistema elevar la aportación de los ciudadanos. "Pido un pequeño esfuerzo, unos pequeños euros al mes. No hay dinero para pagar los servicios públicos", dijo ayer Rajoy. Se acoge a este principio la última medida de ajuste anunciada ayer por el ministro de Educación, José Ignacio Wert, de elevar el precio de las matrículas universitarias. Aliviar las arcas públicas sin tomar medidas que menoscaben la ya deficiente calidad de la universidad española no es la peor de las noticias. Sin embargo, el Gobierno vuelve a hacer gala de precipitación, falta de rigor y una cierta ausencia de sensibilidad social.
Las tasas universitarias españolas son reducidas si se comparan con las de los países europeos de nuestro entorno, si bien también en España los salarios están por debajo. No obstante, es indudable que ahí hay un margen para hacer economías, especialmente adecuadas en el caso de los repetidores que consumen tan alegremente tanto recurso público. Lo más injusto de esta medida es que llega tras unos presupuestos restrictivos en los que las becas ya se han recortado en un 11%, lo que puede dejar a muchos alumnos de escasos recursos fuera de la educación superior.
Una vez más, un miembro de este Gobierno presenta un ajuste importante en un servicio tan esencial como la educación sin el correspondiente informe y su memoria económica. Una subida de tasas universitarias puso en pie de guerra a los estudiantes británicos hasta el punto de obligar a David Cameron a ralentizar el proceso. Aquí, José Ignacio Wert asume el riesgo de soliviantar a la universidad a cambio de unos beneficios no cuantificados; máxime cuando algunas comunidades autónomas ya han anunciado que no aplicarán estas alzas.
El Gobierno ha tocado lo que declaró intocable: educación y sanidad. Wert se ha comprometido a reducir el déficit del sistema educativo en 3.000 millones y para ello pretende reducir profesorado en primaria y secundaria asegurando que ello no irá en detrimento de la calidad. Y ahora sube el precio de las matrículas universitarias afirmando que el hecho de que ahora se financie el 85% del coste de la plaza es como dotar al alumnado de una beca. Declaraciones poco afortunadas para tiempos tan difíciles.

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