16 de junio de 2009

Tres avisos para Torrehandilla


ABC.es - Noticias de España y del mundo - Martes, 16 de Junio de 2009

Madrid

Tres avisos para Torrehandilla

ZABALA DE LA SERNA I GRANADA.

Domingo, 14-06-09

En los aledaños de la plaza hay un bar que se llama Tercer Aviso. «El Tercer Aviso» era la revistilla infantil que se escribía, autoeditaba y compraba Antonio Díaz-Cañabate con sus propias crónicas de la niñez. El Caña jugaba a la crítica como otros niños jugaban al toro. Años veinte del siglo pasado. Hoy Cañabate describiría la copiosa merienda granadina para ganarle tiempo al espacio. Por escribir de algo también. La corrida de Torrehandilla traía los tres avisos puestos en la divisa de su podredumbre. A la muerte del tercero bis la gente tiró de faca y en lugar de apuñalarse el vientre en harakiris decidió fajarse con los bocadillos, los chorizos, las longanizas... El público de los toros es el más civilizado del mundo. Aquí no hay vallas como en el fútbol, ni fosos, ni guardias (la Guardia Civil desapareció de las plazas), y las navajas campan a sus anchas sin que nadie la emprenda más que contra el pan y las viandas.
Perera mató de estocada baja al toro corrido de turno que sustituyó a un inválido que se desriñonó en un volatín fatal. La realidad es que el animal moribundeaba desde que salió. También se echó varias veces el anterior, y Fandi se quedó con la variedad del capote y las atléticas banderillas como todo logro. Bien mirado, como casi siempre. Morante se estrelló contra el toro que estrenó la bochornosa tarde (en todos los sentidos), que cortó en banderillas por el derecho y se quedaba por debajo y por dentro por el mismo lado. Resolvió breve con su innata torería.
Como no hay mal que por bien no venga, la devolución del cuarto acarreó la salida de un badanudo sobrero de Gavira que se movió con alfileres pero con clasecita a derechas. José Antonio Morante se desperezó a la verónica. En el toro devuelto se había dormido en dos lances eternos. Y con la muleta sacó el gusto de la naturalidad. Le perdía sus pasos para darle sitio y aire. ¡Qué bien dice el toreo Morante! Del fundamental al ornamental. Se pasó de faena un tanto. Pero si mata le hubiera cortado la oreja.
Sí se la llevó Fandila, que para eso era su cumpleaños. Puso el hombre toda la carne en el asador para ello con un quinto que salió con briosa viveza. De rodillas lanceó. Y en pie también. Ni lo marcó en el caballo y lo disfrutó en banderillas. Siguió su tónica el toro, que de mitad de faena en adelante empezó a venirse abajo. No así El Fandi, que entró en rodillazos y desplantes. Cuando recogió el trofeo, la banda interpretó el cumpleaños feliz.
Perera quiso con el rajado y tardo y desesperante sexto. Un quite por gaoneras se hizo esperar un siglo. A las diez menos veinticinco de la noche, el torero de La Puebla del Prior muleteaba y muleteaba hasta pegarse un arrimón como si la tarde no pesase. El personal salió de estampida al Tercer Aviso. Buen bar.
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