22 de junio de 2009

«Me puse tres «chutes» de hormonas en cuatro años»

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Madrid

Las clínicas toman la delantera a la ley Aído

«Me puse tres «chutes» de hormonas en cuatro años»

TATIANA G. RIVAS | MADRID

Domingo, 24-05-09

El periplo parlamentario para que el proyecto de ley de la reforma del aborto salga adelante ya está en marcha. Mientras tanto, resulta sencillo obtener una cita para someterse a un aborto en muchas clínicas acreditadas para tal efecto, aunque no se cumplan los requisitos que establece la legislación vigente.
Llamamos a una clínica madrileña haciéndonos pasar por una adolescente de 17 años embarazada de diez semanas. El centro concierta un encuentro para el día siguiente. En menos de cuatro horas se sale sin el feto, explica la recepcionista del centro. «Cuando llegues a la clínica, te hacemos una ecografía para ver el tamaño del útero. Después, procedemos a realizar una analítica para ver que todo esté bien y , luego, te pasamos a la consulta con un psiquiatra. Y de ahí al quirófano».
En este caso se trata de un aborto de bajo riesgo, así que se puede volver a casa sola y sin que nadie más se entere de la decisión. «Mancharás durante uno o dos días. Te pedimos que no mantengas relaciones sexuales hasta que vuelva el ciclo menstrual por posibles infecciones o porque puedas quedar embarazada», señala la trabajadora.
El procedimiento costará de 330 euros a 420. Depende de si se realiza con anestesia local o general. «Como no has tenido hijos recomendamos la total, que dura unos cinco minutos. Cuando te despiertes estarás «empanada», como si te hubieras tomado dos copas», comenta.
En menos de cuatro horas se sale sin el feto, explica la recepcionista de uno de los centros consultados
Las diez clínicas abortistas de toda España a las que hemos llamado dan cita sin preguntar la edad. Cuando se les informa de que se trata de una menor, muchas exigen que la adolescente vaya acompañada de sus padres o tutores legales para poder abortar. Llamamos a la clínica Arce, de La Coruña. «¿Puedo ir sola?». «Sí», contesta la recepcionista. En una hora y media termina el proceso. En este caso, con anestesia local, son 400 euros. Con la general, pasa a 600. «Hago los 18 años en agosto, ¿hay algún problema?». «No, no tienes ningún problema», asegura la recepcionista, aunque duda por un momento y le pregunta a una responsable. Finalmente, exigen la presencia de los padres.
Con autorización escrita
También existen excepciones: la Clínica Dator, en Madrid, acreditada para la práctica del aborto desde 1986, y uno de los centros que goza de más fama abortista en la región, ofrece una alternativa: «Si vienes acompañada de tutor legal se puede hacer con anestesia general, pero entiendo que no puede ser así. Lo que puedes hacer, como estás embarazada de menos de doce semanas, para hacerlo sin que vengan tus padres, es que traigas una autorización del tutor legal, firmada, más la fotocopia del carné de identidad. Así se te puede hacer la intervención, pero solamente con anestesia local», informa la recepcionista.
La trabajadora de Dator explica lo que ha de constar en la «acreditación»: «Tiene que poner, yo, siendo el nombre de tu padre, autorizo a la clínica Dator a hacer la IVE a mi hija. Tiene que aparecer tu nombre y se tienen que incluir los dnis y la firma de ambos. También la fotocopia del documento nacional», indica la telefonista. Listo. En dos días se obtiene la cita.
Y más de 22 semanas
En la clínica El Bosque, consultamos el caso de una mujer que supera el plazo legal de gestación para abortar, 22 semanas, y alegamos motivos económicos para no continuar con el embarazo. Dan cita para dentro de cuatro días. «Estás en el límite para poder hacerlo. Con 23 semanas se usa la epidural. Es una expulsión espontánea. El precio es 2.205 euros y si fueran 24 semanas, 2.415 euros», informa la telefonista del centro. En este caso habría que pasar un día ingresada en la clínica, ya que este aborto presenta más riesgos.
Las diez clínicas abortistas de toda España a las que hemos llamado dan cita sin preguntar la edad
María (nombre ficticio), madrileña, de 28 años, cuenta que, cuando abortó hace cuatro años, la sala de espera de la clínica Dator en Madrid estaba repleta de gestantes de distintas edades, incluso de niñas de doce a catorce años acompañadas por sus padres. «En el momento en que me estaban haciendo la ecografía pregunté si era niño o niña y me contestaron que ellos no estaban ahí para decirme eso», relata María, que recuerda las múltiples camillas sobre las que reposaban, al igual que ella, otras mujeres después de someterse a la intervención. «Para mí fue una experiencia traumática. No sólo por el sentimiento de culpa, sino porque me dolió muchísimo el procedimiento por aspiración. Me pincharon el útero para la anestesia local, pero como si no me hubieran puesto nada. ¡Qué dolor!. Sentía como descargas eléctricas en la tripa. Mientras, una enfermera se subía encima para que no me moviera... Fue la decisión más inmadura y cobarde que he podido tomar en mi vida», añade con pesadumbre la joven.
Según los últimos datos facilitados por el Ministerio de Sanidad y Consumo, las mujeres que se sometieron a un aborto legal en 2007 fueron 112.138, un 9,5 por ciento más que el año anterior. Cerca de 98.000 se realizaron en centros privados extrahospitalarios. En el 97 por ciento de los casos se alegó grave riesgo para la salud materna. Para esta opción, amparada por la actual ley de 1985, no existen plazos. «Este es el gran coladero para realizar abortos que en realidad son ilegales, ya que son los mismos supuestos profesionales de las clínicas abortistas los que se encargan de rellenar las notificaciones», asegura Carmina García, presidenta de la Fundación RedMadre y vicepresidenta del Grupo Pro Vida de Madrid.
Malformaciones irreales
En RedMadre, así como en otras asociaciones que velan por ayudar a las mujeres más desfavorecidas para sacar a un hijo adelante, disponen de profesionales acreditados, voluntarios, que ofrecen sus servicios. «Nuestro radiólogo ha visto casos en los que los médicos de las clínicas abortistas habían certificado con una radiografía que el feto venía con malformaciones, y él, después de hacer las pruebas pertinentes, vio que era mentira. Lo hacen para justificar el aborto», revela la presidenta de RedMadre.
También critica la escasa información que se ofrece sobre los riesgos. «Tenemos a una voluntaria que se sometió a un aborto en la clínica El Bosque cuando era más joven y le perforaron la vejiga. No sabía que podía ocurrirle esto. A sus 50 años aún tiene problemas», añade García.