29 de junio de 2009

Oreja heroica para Salvador Cortés bajo el diluvio


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Lunes, 29 de Junio de 2009

Madrid

Oreja heroica para Salvador Cortés bajo el diluvio

Feria de Burgos

Plaza de toros de El Plantío. Domingo, 28 de junio de 2009. Primera corrida de la Feria de San Pedro y San Pablo.

Salvador Cortés, de salmón y oro. Media perpendicular y once descabellos (bronca). En el sexto, pinchazo y estocada caída (oreja).

J. L. HERNANZ | BURGOS

Lunes, 29-06-09

Salvador Cortés arrancó la oreja del último de la tarde por una labor heroica bajo una tremenda tormenta de agua, acompañada de aparato eléctrico y ante el toro más potable de un deslucido encierro de Cuadri. Sólo se salvaron éste y el quinto, que resultaron manejables. Fue lo más destacado de un festejo en el que también cortó otra oreja del cuarto Juan José Padilla, como premio a la constancia y el tesón. Bolívar la perdió al fallar estrepitosamente con el descabello en el quinto tras un trasteo interesante.
Ya en el quinto comenzó el cielo burgalés a cubrirse de nubes negras que presagiaban lo que luego ocurrió. Salió el sexto y comenzó a caer agua de forma descomunal, con fuertes rachas de viento que convertían en heroicidad ponerse delante de un toro. El sevillano no se arrugó, brindó al público e inició en los medios una faena larga, de muchos muletazos, con series hilvanadas que el público coreó desde las gradas cubiertas. Faena de garra y entrega, valerosa y templada, con el mérito principal de sobreponerse a circunstancias tan adversas. Pinchó antes de cobrar una estocada algo caída y fue premiado con una oreja de ley. Así se reconcilió con el público, que no supo ver la dificultad del tercero, un voluminoso animal que no pasaba y se quedaba a mitad del viaje. Tampoco Cortés supo taparse y, sin darse coba, lo macheteó sin más. Además, pegó un mitin con el descabello y la bronca fue de órdago.
Juan José Padilla anduvo voluntarioso y entregado. Frente al flojo primero se mostró bullidor y tesonero por encima de un enemigo soso. En banderillas no pasó de discreto, pero el público le agradeció la voluntad. Al cuarto ni lo banderilleó porque ya con el capote pareció parado y reservón. Pero luego consiguió meterlo en el canasto a base de insistir y dejársela puesta. Lo mató con prontitud y cayó el trofeo.
Luis Bolívar estuvo digno frente al quinto. Lástima que fallara tan repetidamente con el descabello, pues hubiera cortado una oreja con fuerza. Realizó una faena ligada sobre ambos pitones, con el defecto de que debió bajar más la mano. Con el segundo, de corto viaje, era imposible alcanzar el éxito.