3 de mayo de 2018
ETA no nos engaña
ETA no nos engaña
La democracia no debe permitir a la banda lavar su historia criminal
EL PAIS - 3
MAYO 2018 - 19:00 BRT
Una
mujer con una pancarta de rechazo a ETA en julio de 2009. SUSANA
VERA (REUTERS)
Como no podía ser de otra manera, ETA está convirtiendo su inapelable
derrota en una cuidadosa campaña de lavado de cara. Junto al anuncio de la
largamente esperada noticia de su final definitivo, va introduciendo entre
líneas pequeñas píldoras para convertir sus crímenes en una gesta heroica que
sus militantes no tuvieron más remedio que asumir. Y apunta ya que los suyos
seguirán luchando por el proyecto que los llevó a tomar las armas hace más de
50 años. En el comunicado en el que adelantaban hace un par de semanas que ayer
anunciarían su disolución definitiva —como en un coreografía, cada paso está cuidadosamente
estudiado—, los etarras se remitían al bombardeo de Gernika para realzar su
historia: “heredamos aquella violencia y aquel lamento, y nos corresponde a
nosotros y nosotras que las generaciones venideras recojan otro futuro”. En el
texto que leyeron ayer Josu Urrutikoetxea, Josu Ternera, y
Soledad Iparraguirre, Amboto —dos
históricos de la banda— señalaban que seguirán “la lucha por una Euskal Herria
reunificada, independiente, socialista, euskaldún y no patriarcal en otros
ámbitos, cada cual donde lo considere más oportuno, con la responsabilidad y
honestidad de siempre”. Un lirismo inaceptable para camuflar una historia
marcada por el terror y la muerte.
ETA, con la complicidad de aquellos que no terminan de condenar sus
crímenes, está empeñada en construir un relato en que su historial de violencia
gratuita pase como un episodio secundario, aunque doloroso —“lo sentimos de
veras”, afirmaron en su anterior comunicado—, en su larga lucha por la
constitución del Estado Vasco. La nueva época, con la banda de pistoleros fuera
ya de circulación, pasa por “materializar el derecho a decidir”, un paso
necesario para “lograr el reconocimiento nacional”. El nuevo traje a la medida
es el del independentismo de izquierdas.
La representación de esta muerte de la organización terrorista tan
insistentemente publicitada terminará hoy en Cambo-les-Bains (Francia). La cita
la ha organizado el Grupo Internacional de Contacto, el Foro Social Permanente
y Bake Bidea, y el sentido de esta fase final de la puesta en escena no es otro
que el de trasladar que hubo gente de fuera que tuvo que mediar para facilitar
el final del conflicto.
Y las cosas no fueron así. ETA fue derrotada por las fuerzas de
seguridad del Estado, no hubo mediación internacional de ningún tipo para
precipitar su fin. Los más de 850 muertos que dejó por el camino, los secuestros,
las extorsiones, la atmósfera de violencia que impuso en la sociedad vasca con
su mensaje totalitario no sirvieron de nada. ETA desaparece, empieza el futuro.
Una tarea, que no es menor, es la de combatir el falso relato que pretende
establecer de una misión heroica que nunca fue tal, y en esto deben remar
juntas todas las fuerzas de una democracia que ETA se empeñó en destruir.
Tiempo habrá, por lo demás, para tratar de la situación de los presos: se
resolverá siguiendo los cauces ya establecidos, sin que pueda interpretarse
nunca como una concesión política al final de la organización. Sin olvidar
nunca que la justicia tiene todavía pendientes muchos crímenes sin resolver.
Colaborar en su resolución sería la mejor fórmula para dejar el pasado definitivamente
atrás.
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