El Gobierno de unidad palestino está a punto de ser una realidad. Según han anunciado este martes las distintas facciones en una rueda de prensa en
Gaza, ya hay acuerdo sobre los 15 ministros que van a conformarlo. El jueves se anunciarán sus nombres, en un acto que se celebrará en Ramala (Cisjordania), encabezado por el presidente
Mahmud Abbas, líder del partido
Al Fatah. Sólo falta por cerrar el nombre del titular de Asuntos Religiosos, nudo gordiano para socios nacionalistas e islamistas que ahora han de compartir apuestas comunes.
Este anuncio de entendimiento hizo que Israel diese por roto el proceso de paz con Palestina
El actual primer ministro, Rami Hamdallah, también de Al Fatah, se mantendrá en el cargo, ya que no ha habido objeciones en su contra, y repetirán “entre tres y cuatro ministros” que ya tienen un perfil más profesional que político. Porque esa es la cualidad esencial de este insólito gabinete: que sus miembros son sobre todo buenos técnicos, por encima de la facción a la que pertenezcan.
Debe ser así, confirman fuentes de Al Fatah y de
Hamás, porque su reto va más allá del reparto del pastel, con la convocatoria, en seis meses, de elecciones presidenciales y legislativas que no se celebran desde hace ocho años, la reconstrucción de las Fuerzas de Seguridad y el futuro de las milicias armadas de la franja, la reunificación de los
territorios separados (Gaza y Cisjordania) y la reconciliación no sólo en el poder, sino en la calle, con muertos y detenidos y dolor cruzado pendiente de sanar.
Con tres años de retraso, ahora sí parece que se están dando pasos de no retorno
El pasado 23 de abril, los partidos y milicias palestinas se pusieron de acuerdo para aplicar los pactos cerrados en 2011 y 2012 en El Cairo y Doha, en los que ya se apostaba por el hermanamiento y los comicios. Con tres años de retraso, ahora sí parece que se están dando pasos de no retorno. Al Fatah y Hamás, los dos principales bloques, llevaban siete años enemistados, después de que los islamistas ganasen las elecciones legislativas de 2006 y, al año siguiente, se hicieran con el poder en Gaza. Desde entonces, la desconexión entre regiones de un mismo pueblo ha sido casi total.
Esta es una reconciliación hecha con la mano en el corazón, de verdad
Fayez A. Saqqa, diputado de Al Fatah
Ese viraje es uno de los principales retos de las semanas por venir: el maridaje entre quienes reconocen a Israel y negocian con él y quienes piden su fin y justifican la violencia. Abbas ha asegurado que el nuevo gabinete asumirá “todos los compromisos políticos” firmados por la
Organización para la Liberación de Palestina (OLP), lo que implica forzosamente asumir la legitimidad de su adversario y abrazar la no violencia.
Pese al tono festivo de la rueda de prensa en Gaza, la unidad arrastra algunas sombras, ya que organizaciones como el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y el Frente Democrático para la Liberación de Palestina (PDLP) han acusado a las demás facciones de dejarlos al margen del debate. El diputado de Al Fatah Fayez A. Saqqa, de Cisjordania, insiste, pese a todo, en que “esta es una reconciliación hecha con la mano en el corazón, de verdad”, por la que “todos absolutamente” quieren superar estos años de choque cainita. “Hemos dado el paso más sencillo, el de buscar a hombres buenos que nos lleven hasta la convocatoria de elecciones. Esto nos hace respirar, sabedores de que hemos sido capaces de llegar hasta aquí. Ahora hace falta un trabajo profundo y voluntad”, recuerda. En las cinco semanas que se pusieron de plazo para formar Gobierno, ya ha habido liberaciones de presos para allanar el camino.
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