El cuartel barcelonés de El Bruch acoge una
masiva jura civil de la bandera española
JANOT GUIL / BARCELONA
Día 31/05/2014 - 15.53h
Ningún representante de la Generalitat ni del equipo de gobierno del Ayuntamiento acudió al acto
"Siento la necesidad de de decir que estoy aquí, que España es mi país y que me quiero quedar aquí". Lo dice Montserrat Ardanuy, una barcelonesa de 64 años que este mediodía ha acudido a la masiva jura civil de la bandera española que ha tenido lugar en elAcuartelamiento de El Bruch, en la capital catalana. Ella, como el resto de 650 ciudadanos que han asistido al acto, luce orgullosa la bandera española de mochila y el diploma que ha recibido como recuerdo de un día inolvidable. En pleno asedio del independentismo que abandera el gobierno de Artur Mas y su socio, ERC, en Cataluña hay muchos ciudadanos que se se sienten impelidos a dar un paso al frente y reivindicar su españolidad. Un gesto de normalidad democrática y patriótica que adquiere una connotación como nunca antes.
Desde la suspensión del servicio militar obligatorio, la popular "mili", en nuestro país, se estableció por ley que aquellos españoles que, sin querer vincularse a las Fuerzas Armadas con carácter profesional, desearan manifestar su compromiso con la defensa de España, pudieran hacerlo. Son las llamadas juras o promesas civiles de la bandera española.
En Cataluña, y en el acuartelamiento de El Bruch, se han celebrado varias en los últimos años, como en el resto de España, coincidiendo, como era el el caso de ayer con la semana de celebración del Día de las Fuerzas Armadas, cuyo acto central de este año se celebrará en Madrid el próximo 8 de junio. Pero la de hoy, es indudable, ha sido una jura civil especial. Más de mil ciudadanos, entre los que se cuentan algunos reservistas, pidieron participar en el acto de este mediodía; un éxito de convocatoria que desbordó las previsiones del Ejército, que finalmente ha tenido que limitar los participantes a 650 civiles. Como Montserrat Ardanuy. O Ángel Hernández Guardia, presidente de la Plataforma 'Movimiento Cívico 12 de octubre', una entidad que meses atrás hizo una llamada ciudadana a participar en esta ceremonia como rechazo al independentismo del gobierno de Artur Mas. " Después de la mili, es la primera vez que juro bandera. Porque en es momento político quiero manifestar mi adhesión a la Constitución española y al Rey", argumenta. A pocos metros de él, un periodista con pinta de extranjero buscaba más testimonios e instantáneas. Era Alex, un periodista holandés, corresponsal en Cataluña para varios medios de su país y de Bélgica, que vino a cubrir el acto militar.
La ceremonia en El Bruch, celebrada en el patio de armas del Acuartelamiento bajo un sol radiante, ha sido presididida por el Teniente General Inspector General del Ejército, Ricard Álvarez-Espejo, al que acompañaron, entre otras autoridades, el subdelegado del Gobierno en Cataluña, Emilio Ablanedo, la cónsul del Japón en Barcelona, Mitsuyo Kajita, o el fiscal superior de Cataluña, José María Romero de Tejada. Ni rastro de representantes de la Generalitat, ni del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Barcelona, que preside el alcalde Xavier Trias, de CiU. Sí estaba, en cambio, el presidente del grupo municipal del PP en Barcelona, Alberto Fernández. En cuanto a la representación uniformada, hubo asistencia de la Guardia Urbana y representación máxima de los Mossos d'Esquadra, con su comisario jefe, Josep Lluís Trapero.
La bandera española, «símbolo de unión»
El Teniente General Inspector General del Ejército quiso dirigir unas papalabras a los jurandos, de los cuales 447 son hombres y el resto mujeres. De ellos 67 son reservistas.
"El carácter profesional de todas nuestras Fuerzas Armadas no debe hacer olvidar la necesaria cohesión social que haga sentirse al militar íntimamente al servicio de la sociedad a la que pertenece y a ésta, a su vez, parte integrante del gran entramado que constituye la defensa nacional", afirmó Álvarez-Espejo. "Ambos, por tanto, -prosiguió-, componente civil y militar forman un todo solidario al servicio común de la nación".
El Teniente General Inspector General del Ejército recalcó que la bandera española es un "símbolo que sirve de unión, nunca de división". Por ello, señaló, "la discrepancia o desacuerdo de las ideas nunca puede justificar la ofensa" a la enseña nacional o a otros símbolos del país.
Ante aquellas voces que critican este tipo de actos o que quieran ver en ellos un gesto hostil, Álvarez-Espejo aseguró que "esta ceremonia no debe constituir nunca un acto de reivindicación contra los que no comparten estas ideas. porque las Fuerzas Armadas están al serviciod e todos los españoles sin distinción". "Tanto de los que nos aplaude, como de los que no o hacen", remachó.