16 de diciembre de 2011

Hoy te has maquillado muy corporativa, cariño

Hoy te has maquillado muy corporativa, cariño

Las normas de empresa en cuanto a vestuario y maquillaje siguen vigentes. Las azafatas de Air Europa, por ejemplo, deben retocarse durante el vuelo y llevar flequillo sobre las cejas.

iberia
Uniforme de Iberia diseñado por Elio Berhanyer (1977-1983).
Foto: Iberia
¿Te imaginas tener un color de labios obligatorio para poder ir a trabajar cada día? Las azafatas de la Pan Am lo tuvieron en los 60, era el tono Persian Melon 585. También debían tener unas medidas muy concretas, entre otras normas bastante rígidas. Las aerolíneas del siglo XXI siguen siendo muy estrictas, aunque se han ido adaptando a los tiempos y han relajado algunas de sus normativas más restrictivas
Laura Tirado, de prensa de Iberia, explica que la compañía ha cambiado ciertas cosas como la medida mínima de las azafatas. Anteriormente era de 1,67 metros pero últimamente valoran más la aptitud de las aspirantes que los centímetros de más o de menos. El uniforme actual (diseñado por Adolfo Domínguez desde 2005) es un claro reflejo de la evolución lógica: las mujeres ya pueden elegir si trabajan con falda o pantalón. Eso sí, el largo de la primera será siempre a la altura de la rodilla y los pantalones se deberán llevar siempre con cinturón.
Existen más normas de la uniformidad de Iberia que pueden sorprender a un profano pero que son habituales en las aerolíneas: las chaquetas se deben llevar siempre abrochadas excepto al estar sentada, las medias deben ser de color carne, el bolso (siempre el de la compañía) ha de estar cerrado, solo se puede llevar un anillo y discreto, los pendientes no deben sobrepasar el centímetro de diámetro, solo está permitida una pulsera y no se pueden llevar piercings ni tatuajes a la vista.
En cuanto al cosmética todo está perfectamente controlado aunque no se especifican tonos concretos: maquillaje discreto y natural, a tono con el uniforme; las uñas deben estar arregladas y, si se utiliza esmalte, deberá ser de color discreto. El cabello tampoco se deja al azar: si el largo sobrepasa la línea de los hombros hay que recogerlo con un coletero reglamentario; se puede hacer en un moño, trenza o coleta sin que resulte voluminoso ni llamativo. ¡Cuidado con los tintes! Hay que mantener la coloración bien cuidada y evitar las raíces, además de optar por tonos naturales (es inconcebible una azafata de Iberia con un decolorado ombré).
Iberia no es la única aerolínea que mantiene estrictas normas de protocolo estético. Una azafata de vuelo de Air Europa con varios años de servicio nos explica, manual en mano, algunas específicas de su compañía: "En cuanto al aspecto personal, es obligatorio utilizar maquillaje, colorete, sombra de ojos, máscara de pestañas y barra de labios. Se ha de retocar durante el vuelo y debe ser siempre de colores acordes con el uniforme", cuenta. "La uniformidad también se refleja en el cabello con productos prohibidos como la gomina. Además, si el pelo sobrepasa el largo de los hombros hay que recogerlo en una coleta o trenza que nunca deberá estar por encima de la sien. El flequillo está permitido pero nunca por debajo de las cejas. Nos podemos poner horquillas pero siempre de clip y negras o carey, y las gomas deben ser negras ya que los coleteros no están permitidos", finaliza.
Parece que Air Europa es un poco más estricta respecto los pendientes que son obligatorios (una o dos perlas, circonitas blancas, oro o plata, jamás de colgar y solo uno por oreja), mientras que dan más libertad con las pulseras y anillos (un máximo de dos por muñeca de cada uno).
¿Es el estilismo corporativo exclusivo de las líneas aéreas? Virginia Borges, consultora en Marketing Turístico y con amplia experiencia en el ámbito corporativo, nos confirma que no.
Virginia nos aclara que el estilismo corporativo "sirve para alinear todos los objetivos de la empresa con una misma estética. Así, se refuerza la marca y se transmite mejor su mensaje. El estilismo corporativo puede comenzar directamente con la selección de personal". Para ello no es necesario recurrir al uniforme sino que basta con dar sencillas pautas sin necesidad de uniformizar y adaptándose a las situaciones. Por ejemplo, vestir en colores claros u oscuros, llevar traje o evitar los vaqueros.
Eso sí, esta especialista sostiene que "ante todo, los trabajadores se deben sentir cómodos y no disfrazados. La flexibilidad y la no obligatoriedad son esenciales", aclara.
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Coco Chanel con las trabajadoras uniformadas en blanco de su boutique.
Foto: Cordon Press
Marisa Santamaría, Directora de Comunicación del IED y analista de tendencias, refuerza la necesidad del estilismo y maquillaje corporativo: "a menudo, las empresas definen una identidad coherente a través de diferentes elementos de imagen: decoración, logo, merchandising e incluso las personas". Cita como ejemplos a los maquilladores de MAC, siempre de negro, como las dependientas de Zara. "Las normas se establecen para que sean cumplidas y que no haya desviaciones en el mensaje corporativo. En muchos casos se trata de protección por el tipo de trabajo, como en una fábrica, o por higiene como es el caso de los cocineros", añade. Y es que un uniforme no siempre tiene que ver con una cuestión estética y de imagen de marca.
Santamaría aclara que hay distintas intensidades de aplicación de las normas, bien con un uniforme, un estilo determinado o con detalles concretos como las empleadas de Prada y Chanel, que llevan los labios rojos.
¿Nos puede obligar una empresa a llevar una ropa o un maquillaje determinados? "Si está establecido de antemano que existe un uniforme o una imagen de empresa concreta, hay que cumplirlo. Es una forma de intergración con la compañía y de ser parte del mensaje que quiere transmitir", remata Marisa.
Desde el punto de vista legal, sí que es aceptable imponer un uniforme mientras "no sea discriminatorio ni atente al honor, la dignidad o la intimidad", nos cuenta la abogada laboralista Lucía Abos del bufete Carnicer y Zamora, de Zaragoza. Tal y como nos aclara Abos, la empresa tiene facultad para imponer estas normas de estilismo respetando esos principios y sin discriminar a la mujer respecto al hombre. 

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