25OCT2011
La oposición nunca gana las elecciones, las pierde el Gobierno
EL PAIS - Por: Jmromero
Un veterano dirigente del Partido Popular repite esta letanía desde hace años: "La oposición no gana las elecciones, siempre las pierde el Gobierno".
En 1982, el desmoronamiento de UCD, enfrascado en unas luchas internas fratricidas, puso el poder en manos del PSOE. En 1996, Felipe González perdió las elecciones por 300.000 votos tras 14 años de desgaste en el Gobierno y acorralado por la corrupción de algunos de los suyos. En 2004, el PP tenía todas las papeletas para ganar las elecciones pero 48 horas de mentiras del Ejecutivo de José María Aznar para endosar los atentados del 11-M a la banda terrorista ETA dieron un vuelco decisivo a los resultados.
Los Gobiernos han perdido en tres ocasiones las elecciones durante la actual etapa democrática.El 20 de noviembre puede ser la cuarta. Y parece claro, a juzgar por el resultado de todas las encuestas conocidas, que volverá a cumplirse el diagnóstico con el que se titula este comentario.
La gestión del candidato Mariano Rajoy, jefe de la oposición, no ha sido muy brillante estos años. Es un perdedor contrastado de elecciones -en 2004 y en 2008-; ha demostrado una falta de iniciativa y de propuestas considerable; su programa no ilusiona a nadie porque todavía hoy, a menos de un mes del 20-N, es una incógnita; la corrupción ha pasado por encima de su partido sin que impusiera a tiempo mano dura contra los delincuentes; su imagen en las encuestas siempre ha sido mala; y no inspira confianza por mucho que repita esa palabra en los mítines o la escriba en un libro autobiográfico de 255 páginas que pasará a la historia por su levedad.
Y sin embargo, todas las encuestas vaticinan un éxito histórico para la candidatura que encabeza.
El Gobierno socialista perdió las elecciones hace tiempo. La gestión de la crisis económica ha sido tan pésima que ni la más imaginativa campaña electoral y el mas carismático de los candidatos podría hacer olvidar el precipicio que rodea a España.
Por eso, al socialista que carga con esta herencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, que formó parte durante cinco años del equipo del fracaso, del Gobierno con más desempleados de la historia, ni siquiera le consuela la posibilidad de batirse en un debate televisado con el líder de la oposición, por mucho que se llame Mariano Rajoy. Porque Rubalcaba sabe que las elecciones las perdió el Gobierno hace tiempo. "Acudir a un debate con cinco millones de parados a las espaldas es una garantía de derrota", advierte un dirigente socialista. Incluso contra Rajoy.
Al candidato del PP sólo le queda esperar sin hacer ruido para no asustar a esos millones de votantes socialistas que se quedarán en casa decepcionados, según vaticinan todos los expertos en comportamientos electorales. Hay más indecisos que nunca a estas alturas del partido. Uno de cada tres españoles llamados a las urnas no tiene claro qué va a hacer y si va a votar. En ese océano de indefinición (10,5 millones de votos se juntan en esa cesta) es donde quiere pescar de emergencia el candidato socialista prometiendo más dinero para empleo, educación y sanidad a cambio de subidas de impuestos para ricos, fumadores y bebedores. Con esa receta y los recortes que han aprobado los gobiernos autónomos del PP en servicios sociales para cuadrar sus cuentas, pretende Rubalcaba tirar de un carro lastrado con cinco millones de parados.
En la otra orilla, Mariano Rajoy se agarra al silencio y la quietud mientras reza para que los suyos no se metan gol en propia meta.
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