El mercado laboral español ha vuelto a encender todas las alarmas. En el tercer trimestre se bordearon los cinco millones de parados, cuando
solo los más pesimistasentre los expertos creían que esa cifra podría alcanzarse, pero en ningún caso ya. Los nefastos datos, con otro máximo histórico de desempleo (4.978.300 personas) y la mayor tasa de paro en la crisis (21,5%) ha cogido a contrapié a los analistas y al propio Ministerio de Trabajo, que confiaban en un mínimo aumento de la ocupación, de la mano de la temporada estival.
(Instituto Nacional de Estadística)
A FONDO
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- Madrid
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- Jaume García Villar (Presidente)
El tercer trimestre es, habitualmente, un buen periodo para la creación de empleo, por el aumento de la demanda en el sector turístico. La crisis trastocó también esta máxima, aunque ya el año pasado el mercado laboral recuperó el tono, con casi 70.000 empleos nuevos en la temporada estival. Aquello, que alentó las proclamas del Gobierno sobre una pronta recuperación, ha acabado siendo una excepción. Las previsiones, generalizadas, que apuntaban a un dato positivo de ocupación por estas fechas, también fueron tenidas en cuenta por los socialistas para anticipar las elecciones generales al próximo 20 de noviembre. La realidad, desvelada por la Encuesta de Población Activa (EPA), es que la destrucción de puestos de trabajo ha sido tan intensa (146.800 ocupados menos) que este ha sido el peor verano para el empleo en lo que va de crisis.
El record histórico de parados es el dato económico más relevante del otoño y marcará, quizá de forma definitiva, la campaña electoral. Por delante quedan otras dos citas estadísticas significativas, ambas la próxima semana. El jueves, el Ministerio de Trabajo publica la cifra de paro registrado -que derivan del registro mensual de los servicios públicos de empleo, no de una estadística como la EPA-, de octubre, un mes en el que, desde los años noventa, siempre aumenta el desempleo. El viernes, el Banco de España, anticipará que ha ocurrido con el PIB en el tercer trimestre, una estadística que el INE ofrece de forma oficial una semana después. Antes del dato laboral conocido hoy, la mayoría de los expertos vaticinaban que el PIB reflejaría que la economía española ha vuelto a estancarse este verano. Y solo un par de servicios de estudios advertían del posible inicio de otra recesión. Ahora, con la EPA actualizada, es mucho más probable que el PIB vuelva a los números rojos.
Los nuevos datos laborales evidencian la deriva en la que ha entrado la economía española, una evolución pareja a la que experimenta el resto de Europa, ahogada por la crisis financiera. No hay atisbo de mejora alguna hasta final de año, ni, tampoco, de que se cumpla
el vaticinio de la vicepresidenta económica, Elena Salgado, que el mes pasado apostaba aún porque, en la comparación con 2010, habría creación de empleo en los últimos meses. "Todo apunta a que el cuarto trimestre será peor en toda Europa", indicó hace unos días el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez.
El ministro de Trabajo concedió incluso la semana pasada que había una probabilidad
"muy reducida" de alcanzar los cinco millones de parados en el tercer trimestre, aunque ligaba ese escenario pesimista a un repunte inesperado de la población activa. Los datos de la EPA certifican que ese repunte no se produjo -hubo 2.100 activos menos-, pero tampoco la creación de empleo que pronosticaba Gómez -"tendremos un tercer trimestre razonablemente nuevo", aventuró-. El aumento de los parados se corresponde de forma casi exacta con el número de empleos destruidos, la peor noticia que puede arrojar un mercado laboral. Por el camino de la crisis se han perdido ya más de 2,3 millones de puestos de trabajo. Y con la deriva adoptada en los últimos meses, un mínimo incremento de la población activa habría llevado el número de parados más allá de los cinco millones de personas, algo que es muy probable que ocurra en el tramo final de 2011.
Los datos mensuales de paro registrado ya anticipaban que, entre julio y septiembre, el mercado laboral no se había comportado como se esperaba, pero no permitían concluir que el deterioro era tan grave. En la presentación de los datos de septiembre, el secretario de Estado de Seguridad Social, Valeriano Gómez, relacionó la caída en la afiliación (65.000 ocupados menos ese mes) con los
"recortes en sanidad y educación"incluidos en los planes de ajuste público de algunas comunidades. Un mensaje muy similar al del candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, que ha afeado a los nuevos gobiernos autonómicos del PP sus drásticos planes de ajuste.
Los datos de la EPA, sin embargo, no arrojan una lectura concluyente sobre si los planes anunciados tienen consecuencias laborales ya: el nivel de asalariados en el conjunto de las Administraciones Públicas (y también en las comunidades autónomas) registró un pequeño incremento en el tercer trimestre, en contraste con el agudo descenso de la ocupación entre los asalariados privados. Por sectores, es la construcción la que vuelve a encajar la mayor destrucción de empleo (59.500 ocupados menos), un factor en el que sí incide el recorte en la obra pública. Pero lo determinante es el retroceso inesperado en el sector servicios (52.300 ocupados menos), cuando lo que se esperaba era un incremento de la mano de las actividades turísticas. La educación sufre una merma sensible -este dato no distingue entre sector público y privado-, pero la sanidad suma ocupados respecto al segundo trimestre. En los puestos meramente administrativos sí se aprecia un descenso trimestral, un aspecto que volvió a subrayar el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, al analizar los datos.
La EPA del tercer trimestre deja un reguero de estadísticas sombrías. Hay 1,43 millones de hogares con todos sus miembros activos en paro. La tasa de temporalidad escala al 26%. Los datos de paro y ocupación son peores que un año antes, algo que no ocurría desde lo peor de la crisis. La tasa de paro juvenil (menores de 25 años) está en el 45,8% tras un minúsculo descenso.
Por comunidades, vuelve a ser Andalucía la que registra una mayor tasa de paro (31%) y Navarra la que tienen una proporción menor de población activa desempleada (11,7%). Pero son las dos principales economías regionales, Madrid (71.000 ocupados menos) y Cataluña (58.900), las que encabezan la destrucción de empleo este trimestre.
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