29 de octubre de 2011
El Rey hizo gestiones para intentar salvar la cumbre de Asunción
Las cumbres iberoamericanas, nacidas en 1991 en Guadalajara (México) para forjar una comunidad entre las antiguas metrópolis ibéricas y sus excolonias americanas, han quedado heridas de muerte. La XXI edición se ha inaugurado hoy en Asunción (Paraguay) devaluada por la ausencia de 11 de los 21 jefes de Estado invitados. Faltaron los mandatarios de Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Honduras, Nicaragua, República Dominicana, Venezuela y Uruguay. Se trata de un plantón sin precedentes. El año pasado, en Mar del Plata (Argentina), ya se destacaron las ausencias, pero entonces solo faltaron cinco presidentes, además del jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.
El propio rey Juan Carlos, a petición del secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias, ha intentado en los últimos días persuadir a varios mandatarios para que acudieran a Paraguay. Entro otros, llamó a la argentina Cristina Fernández de Kirchner para felicitarle por su reelección y aprovechó para pedirle que no faltara a la cita, pero esta se excusó aduciendo el primer aniversario de la muerte de su marido. También pidió al ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva que influyera en su sucesora, Dilma Rousseff. Todo en vano.
Aunque el anfitrión, el paraguayo Fernando Lugo, ha restado trascendencia a la espantada, se trata de una sonora bofetada diplomática. Especialmente humillante resulta la ausencia de sus tres socios de Mercosur (Argentina, Brasil y Uruguay), cuyos presidentes no han encontrado un hueco para recorrer los pocos kilómetros que le separan de Asunción. Paraguay mantiene contenciosos con sus vecinos –entre ellos, el veto paraguayo al ingreso de Venezuela en Mercosur—, pero fuentes diplomáticas creen que este gesto inamistoso se debe al escaso peso regional de Paraguay y, también, a que Lugo no ha movido un dedo para garantizar el éxito de la cumbre.
De manera indirecta, el desplante también afecta a España, madre y financiadora del invento. Más del 60% del presupuesto de la secretaría general iberoamericana, con sede en Madrid (siete millones de euros anuales), lo paga España; que se ha volcado en esta cumbre, con la presencia del Rey, aún convaleciente de su operación de tendón de Aquiles, y el jefe del Gobierno.
Más del 60% del presupuesto de la secretaría general iberoamericana, siete millones de euros anuales, lo paga España
Para Zapatero, este viaje es su despedida de América Latina, un continente en el que no se ha prodigado mucho en sus ocho años de mandato. Pese a ello, la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, negó ayer que el plantón fuese una respuesta a la ausencia de Zapatero el año pasado. Aunque entonces Cristina Fernández intentó convencerle de que viajase a Mar del Plata y ahora se han cambiado las tornas.
Lo ocurrido en Asunción constituye, en todo caso, un aviso. La diplomacia española tendrá que fajarse a fondo si quiere garantizar una afluencia masiva a la cumbre del año que viene, que se celebrará en Cádiz coincidiendo con el bicentenario de La Pepa, la Constitución liberal de 1812. Para lograrlo deberá superar la creciente “fatiga” por la proliferación de citas internacionales, la mayoría de dudosa utilidad. En palabras del presidente chileno, Sebastián Piñera, “asistimos a una verdadera sucesión de cumbres, tantas que parece una cordillera, pero falta verdadera voluntad de integración”.
Fuentes diplomáticas subrayan que la situación ha cambiado radicalmente en las dos últimas décadas. Ahora es América Latina, con un crecimiento anual próximo al 5% del PIB, la que mira por encima del hombro a la postrada economía europea y especialmente a España y Portugal, en el epicentro de la crisis de la deuda. “América Latina se mira el ombligo y, en el mejor de los casos, mira hacia China, principal cliente de sus materias primas. Y España aún no ha entendido que ahora son las naciones iberoamericanas las que pueden ayudarla y no al revés”, añaden las mismas fuentes. El riesgo, en palabras de Iglesias, está en el exceso de complacencia y en desaprovechar estos años de bonanza para realizar las reformas necesarias.
Ante el declive de las cumbres, ya se alzan voces reclamando que pasen de anuales a bianuales, aunque el asunto no se planteará antes de la cita de 2013 en Panamá, cuando quizá ya sea demasiado tarde.
España ha renunciado a que la cumbre apruebe una declaración sobre el abandono definitivo de la violencia por parte de ETA, por temor a enredarse en un debate semántico sobre el carácter terrorista de la banda con los países del llamado eje bolivariano, encabezados por Venezuela. En cambio, espera que el presidente Lugo y el propio Iglesias feliciten a la sociedad española por la victoria del Estado de Derecho, como hizo ayer en privado Lugo durante su encuentro con el Rey y Zapatero. Estos últimos se reunieron también con el mexicano Felipe Calderón y con el peruano Ollanta Humala.
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