19 de febrero de 2010

«El Papa bendijo la Virgen de la Paloma para un torero»

ABC - 19/02/10

«El Papa bendijo la Virgen de la Paloma para un torero»

Chencho, junto a Eva Celada, descorre unos visillos con vistas en «La trastienda de la diplomacia»


Chencho ante la «impertinencia» de un embajador de Israel
«¿Su interlocutor más impertinente? «Algún embajador judío de Israel —confiesa Inocencio Arias— que me quería enviar a su segundo. Yo le dije a mi secretaria: “Dígale que si viene su segundo lo recibirá mi segundo”. Y el tipo mandó recado diciendo que tenía confianza absoluta en su segundo. Ante ello, dije: “Tengo tanta confianza en mi segundo y lo considero tan alma gemela mía, que si yo fuera homosexual me querría acostar con él. Pero si viene su segundo lo verá el segundo, y si viene él lo veré yo”. Y vino él».
ANTONIO ASTORGA
Actualizado Viernes , 19-02-10 a las 11 : 54
Inocencio Arias, más de tres décadas de diplomático y testigo privilegiado de la última Historia.
-¿Evita deslumbró a España?
-Cual mito, Eva Perón vino a sacar del aislamiento al Régimen, a traer un rayo de sol y, además, en su bolso un montón de toneladas de trigo y cereales. Un respiro para Franco. No era ninguna guripa.
-Sin embargo, a Agustín de Foxá le sublevaban los comentarios despectivos de la Perón.
-Evita tenía una veta impertinente y hacía «comentaritos»: «Pues el papel higiénico de ustedes es mucho más tosco que el argentino...». Y Foxá saltó: «Si ese es el ojo a través del cual usted nos ha estado viendo todos estos días, comprendo que a cualquier cosa la encuentre desagradable».
-¡Gong: 15 asaltos Nixon-Mao!
-En 1972 cambió la Historia del mundo. EE.UU. reconoció por fin la existencia del coloso comunista. Mao llevó la voz cantante y Nixon se plegó. Mao comentó: «Este no se anda por las ramas, como los izquierdistas, que dicen una cosa y hacen otra». Se refería a Rusia: él odiaba a los rusos.
-Cuénteme lo de «Bienvenido, Mr. «Ike Marshall» Eisenhower».
-Noviembre de 1959. El presidente Eisenhower es recibido de modo apoteósico en España. Franco, a la altura de la calle Clavel, le apunta al intérprete: «Dígale que en ese balcón del segundo piso está doña Carmen». Antes de la cena en el Pardo, Eisenhower degusta un Chivas; Franco, zumo de pomelo. Y «Mr. Marshall» Eisenhower agradece a los «miles de personas que han gritado con «pronunciación española» Ike, Ike, Ike».
-¿Por qué reculó el caballero Camelot ante el gran oso ruso?
-Viena, 1961. Kennedy debuta ante un Kruschef muy crecido. A JFK le inyectan procaína y anfetaminas para no parecer débil ante el oso ruso, que quería un nuevo estatus para Berlín. Eso desesperó a Kennedy, que se dio cuenta de que Kruschef pensaba que él era un «blandengue, sin pantalones». Y le dice al periodista Reston: «Se lleva una impresión errónea, y si tenemos un enfrentamiento creerá que me voy a arrugar, ¡y no me voy a arrugar!». En 1962 no se arrugó. En la crisis de los misiles en Cuba, Kruschef pestañea, piensa que va a noquear a Kennedy, y no sólo no lo derriba sino que el otro se enfrentó con posibilidades de tener una guerra mundial.
-Y Castro piropeando a Franco.
-En 1978, Adolfo Suárez es el primer jefe de Gobierno español que visita Cuba, ante un Fidel Castro bromista y dicharachero. Al comienzo de una de las reuniones oficiales la pistola del Comandante cayó al suelo, y un periodista le preguntó: «Comandante, ¿está cargada?» Castro lo miró, y mostró que sí lo estaba.
-Y el Papa pidiendo su siesta...
-Año 1982. Juan Pablo II fue un personaje irrepetible, el más visto de la historia de la televisión. Una persona entrañable. Respiraba santidad y humanidad. En una ceremonia de canonización me salté el protocolo. Días antes un novillero de Valencia me brindó un toro en Madrid. Llevé una medalla de la Virgen de la Paloma para que fuera bendecida por el Papa. «Es para un torero, Santidad», le dije en francés. Y él me respondió: «¿Cómo? ¿Para un torero? Y me añade en francés: ¡lo necesita, lo necesita!». Su última visita fue en 2003, muy enfermo. A los postres dijo: «Ahora quiero algo muy español». ¿Qué será? «Una siesta».
-¿Confiaba Aznar en Bush?
-Se creyó lo de las armas de destrucción masiva fundamentalmente porque todos lo creíamos, incluido el servicio de inteligencia egipcio o el francés, que estaban contra la guerra. Lo que ya sí es discutible -llevan razón los enemigos de la guerra- es que la sustentación jurídica de esa guerra tuviera bases muy, bastante, totalmente resbaladizas, o inexistentes. En el rancho de Bush, Aznar le dijo: «Lo único que me preocupa de ti es tu optimismo». Alguien propuso que la cumbre de las Azores fuera en Bahamas, pero Aznar arguyó que la cosa no estaba para chistes.