25 de octubre de 2014

El Rey: “Los españoles ya no somos rivales los unos de los otros”

El Rey: “Los españoles ya no somos rivales los unos de los otros”

La reina Letizia besa al rey Felipe VI. / JULIÁN ROJAS

Don Felipe llama a la unidad: "Queremos una España alejada de la división y la discordia"

Muy emocionado, presidió sus primeros premios Príncipe de Asturias como Monarca


Los Reyes, a su llegada a la ceremonia de entrega de los Premios Príncipes de Asturias. /JUANJO MARTÍN (EFE)
El Rey utilizó este viernes su discurso en la entrega de los Premios Príncipe de Asturias —uno de los pocos que pronuncia que es redactado por él y su equipo y supervisado por el Gobierno, no al revés— para insistir en sus grandes preocupaciones: el desafío soberanista catalán y el desencanto ciudadano ante el goteo de casos de corrupción en prácticamente todas las instituciones y partidos. Era la última edición de los Premios Príncipe de Asturias —que a partir del año que viene se llamarán Premios Princesa de Asturias— y el primero de don Felipe como Monarca. El público presente en el teatro Campoamor de Oviedo interrumpió su intervención con un largo aplauso, en pie, justo cuando don Felipe explicaba “cuánta emoción” le causaba ese intercambio de papeles con su hija Leonor, que el próximo 31 de octubre cumplirá 9 años, cuatro menos de los que él tenía cuando debutó en estos premios, en 1981.
Tras elogiar a los premiados en la edición de este año y recordar brevemente sus biografías, don Felipe se dirigió a quienes quieren separarse de España y lo hizo planteando, en primer lugar, una férrea defensa de la Constitución de 1978, el mayor argumento esgrimido por el Gobierno contra la consulta sobre la independencia de Cataluña planteada por el presidente catalán, Artur Mas. “Nuestra democracia no es fruto de la improvisación, sino de la voluntad decidida del pueblo español de constituir España en un Estado social y democrático de derecho, inspirado en los principios de libertad e igualdad, de justicia y pluralismo, y en el que todos, ciudadanos e instituciones, estamos sometidos, por igual, al mandato de la ley”, dijo el Rey.
“Respetar y observar ese marco constitucional y democrático es la garantía de nuestra convivencia en libertad. Es la garantía necesaria para que todos los españoles puedan ejercer sus derechos, (…) para que funcione ordenadamente nuestra vida colectiva. Debemos cuidar y favorecer nuestra vida en común (...) y no repetir errores del pasado”, añadió don Felipe. “Queremos una España alejada de la división y de la discordia”, zanjó.
“Todos” y “común” fueron algunas de las palabras que más repitió en su discurso: hasta en 14 ocasiones. El Rey mantuvo este viernes la misma línea que ya había iniciado como Príncipe ante el desafío soberanista catalán: una estrategia en positivo que, a diferencia de algunas declaraciones del Gobierno, destaca sobre todo las ventajas de permanecer unidos, en lugar de amenazar con las consecuencias de separarse. “Compartimos intereses y valores comunes, tenemos una misma voluntad de pertenecer a Europa, de ser Europa. Y sobre todo, compartimos sentimientos. Los españoles ya no somos rivales los unos de los otros. Somos protagonistas de un mismo camino”, señaló don Felipe.


El manuscrito del primer discurso del rey Felipe VI en los Premios Príncipe de Asturias.
El 12 de octubre de 2012, durante la tradicional recepción en el Palacio Real con motivo de la fiesta Nacional, el entonces príncipe de Asturias comentaba: “Cataluña no es un problema. Confío más en la Cataluña real que en la espuma que estamos viendo con lo que hacen unos y otros”. Dos años después, convertido en Rey y con la amenaza de una consulta secesionista, don Felipe sigue pensando que vencerá la unidad. “Estoy convencido de que la comprensión, la consideración, el afecto y el respeto mutuos son sentimientos arraigados en el corazón de los españoles y compartidos de norte a sur y de este a oeste en nuestro territorio. Y todos esos sentimientos, ni los debemos olvidar nunca, ni mucho menos perder. Al contrario, los tenemos que preservar y alimentar”, dijo en Asturias.
Para el Rey, los intereses secesionistas no tienen sentido y hoy menos que nunca. “Seamos conscientes de que, como cualquier sociedad avanzada, debemos afrontar nuestro futuro con la fortaleza que nos exige un mundo distinto al que hemos conocido; un mundo que camina hacia una mayor integración, y no al contrario. Es un futuro complejo, pero lleno de nuevas oportunidades. Este es uno de los grandes retos que tenemos como país. Trabajemos, cada uno con su propia personalidad, en un proyecto integrador, sentido y compartido por todos, y que mire siempre hacia adelante”.
Como ya hiciera en su discurso de su proclamación, el pasado 19 de junio, don Felipe también se refirió al desencanto, motivado, sobre todo, por los omnipresentes casos de corrupción. El Rey admitió que en la cosa pública no abundan las vidas ejemplares: “La sociedad necesita referencias morales a las que admirar y respetar; principios éticos que reconocer y observar; valores cívicos que preservar y fomentar”. Y elogió esa “conciencia social” de la población más crítica y exigente hacia las instituciones. “Es con ese necesario impulso moral colectivo con el que se puede y se debe hacer de España una nación ilusionada”.

Elogio al "sacrificio" ciudadano

N.J.
Como ya hiciera el año pasado, en el mismo escenario del teatro Campoamor, y el pasado 19 de junio en su discurso de proclamación en el Congreso de los Diputados, el Rey volvió a elogiar este viernes “el enorme sacrificio y esfuerzo” de los españoles “para superar todos juntos una de las crisis económicas más profundas”. 
Don Felipe destacó el ejemplo de “muchos ciudadanos que demuestran, admirablemente, una capacidad de esfuerzo y sacrificio digna de todo respeto”. Especialmente, ahora, en tiempos de “desencanto, pesimismo y desconfianza”, señaló.
Unas palabras muy similares a las que pronunció en el mismo lugar el año pasado, cuando dijo: “Los hombres y mujeres de España han hecho frente con coraje a la adversidad y han mostrado una capacidad de sacrificio fuera de toda duda. Son millones de españoles los que cada día batallan para salir adelante con honestidad, con esfuerzo, con valentía y con humildad. Ellos son los que realmente hacen de España una gran nación que vale la pena vivir y querer y por la que merece la pena luchar”.
Don Felipe llegó a Asturias con un nuevo estatus, el de Rey, pero las mismas preocupaciones de sus últimos discursos como Príncipe: la misma crisis económica, el cada vez más arraigado desencanto y una permanente voluntad de devolver la ilusión o al menos, la confianza en las instituciones.
En el teatro Campoamor le recibieron con gritos de “¡Viva el Rey!”, al igual que a su esposa, doña Letizia. Desde el palco de autoridades siguió la ceremonia la reina Sofía. Don Juan Carlos no asistió.

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