17 de octubre de 2014

España estará en el Consejo de Seguridad por quinta vez en la historia

España estará en el Consejo de Seguridad por quinta vez en la historia

La candidatura necesitó tres rondas de votaciones para imponerse a Turquía

José Manuel García-Margallo, durante la votación de la Asamblea de la ONU. / JUSTIN LANE (EFE) | VÍDEO: ATLAS
España estará en el Consejo de Seguridad, el principal órgano decisorio de Naciones Unidas, por quinta vez en su historia. Los 193 miembros de la Asamblea General eligieron este jueves a la candidatura española y a Nueva Zelanda para ocupar durante el bienio 2015-2016 los dos asientos vacantes del grupo de Europa Occidental y otros países. Fueron necesarias tres votaciones y su inevitable suspense para que la delegación española, encabezada por el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, pudiera celebrar su éxito tras nueve años de campaña. "Spain is back (España ha vuelto)", proclamó el jefe de la diplomacia española. Los otros tres puestos rotatorios de miembros no permanentes del Consejo fueron para Angola (190 votos), Malasia (187) y Venezuela(181).
España obtuvo 132 votos en la última de las rondas (eran necesarios 129), después de que en las dos anteriores, una vez elegida Nueva Zelanda con 145 votos, se quedara a escasos metros de la línea de meta: 121 y 120 apoyos, respectivamente. Turquía, el contrincante superviviente, se fue desinflando: 109 sufragios en la primera vuelta, 73 en la segunda y 60 en la tercera.
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, calificó como una "noticia excelente" la elección de España, una designación que, a su juicio, revela la confianza que la comunidad internacional tiene en el país, según informa Carlos E. Cué. El mandatario hizo estas declaraciones en Milán, donde se encuentra para participar en la X Cumbre UE-Asia. En Nueva York, Margallo tuvo palabras de agradecimiento para los Reyes, Rajoy, la oposición política española, los funcionarios de Exteriores y para todos los países que votaron a España. Asimismo, lanzó un mensaje de afecto a Turquía, la gran derrotada. "No nos los han puesto fácil, pero Turquía sabe que desde este momento puede estar segura de contar con la colaboración leal y constructiva de España".
Malasia, Angola, Venezuela y Nueva Zelanda fueron los otros países elegidos hoy
El ministro explicó que en los momentos de mayor tensión, durante las sucesivas votaciones, habló hasta en cinco ocasiones con el Rey Felipe VI. "En la tercera y definitiva ronda incluso le ofrecí seguirla en directo por mi teléfono", comentó. También confesó que vio peligrar el sitio en el Consejo de Seguridad, ya que daba por seguro el triunfo en la primera votación, algo que no se produjo. "He temido que el desempate nos arrasara, como nos pasó en Buenos Aires con los Juegos. Era la peor situación posible, pero, por suerte, la diferencia de Turquía con nosotros era muy grande en ese momento. Teníamos media hora para trabajar, para recorrer la sala y recordar los compromisos adquiridos".
La votación de la Asamblea General supone un gran éxito para la candidatura española en particular, lanzada en 2005 por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y asumida por Mariano Rajoy, y para la política exterior española en general. Un puesto en el Consejo de Seguridad no es sólo una cuestión de prestigio, sino también una palanca formidable para elevar la presencia de un país, reforzar su capacidad de acuerdos bilaterales y conocer de primera mano los grandes asuntos geoestratégicos. A cambio, los elegidos deben tomar posición sobre cuestiones de primer orden mundial en un juego permanente de complicados equilibrios diplomáticos.
Margallo no quiso avanzar la agenda que España llevará al Consejo de Seguridad a partir de enero de 2015, pero si aclaró que en el contencioso de Gibraltar “no hay ningún paso atrás”. “El Estado Islámico y el ébola son los temas del momento, pero hay otros: Libia, Ucrania, la reforma del Consejo de Seguridad, Palestina…”, explicó.
España, que en la recta final de la campaña había tenido mucha menos visibilidad que Turquía por presupuesto y por el papel del rival en una cuestión de máxima importancia como es la guerra contra el Estado Islámico, supo hacer valer sus principales activos: la capacidad de interlocución entre Europa, el Mediterráneo, África y América Latina; su contribución en misiones internacionales de mantenimiento de la paz y humanitarias (130.000 militares destacados desde 1989) y su ayuda a la cooperación (30.000 millones de dólares en 14 años).
Para evitar rencores innecesarios, la diplomacia española aparcó el contencioso de Gibraltar –el Rey ni lo mencionó en su reciente discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas, un hecho insólito en ese foro—y ha mantenido un perfil bajo en los conflictos de Oriente Próximo. De esa manera intentó superar la dificultad de no disponer de un gran presupuesto, dados los recortes sufridos por el Ministerio de Exteriores. No hay cuentas claras ni confirmadas por los países, pero algunos cálculos cifran una campaña para un asiento en el Consejo de Seguridad en unos 20 millones de dólares a lo largo de los años. En el último año, España sólo ha dispuesto de un millón. "Cuando llegamos al Gobierno teníamos 42 apoyos. No hemos dispuesto de grandes recursos financieros, pero la implicación de todo el mundo ha sido ejemplar", añadió. España, además, contaba con apoyos importantes: Europa, Iberoamérica (con la importante ausencia de Brasil) y el Caribe. África fue otra región en la que la candidatura española también se volcó. Todos ellos cumplieron.
Para Rajoy la noticia refleja la confianza que la comunidad internacional tiene en España
Frente a las bazas españolas, Turquía había acaparado casi todos los focos en las últimas horas en Nueva York. Como socio deseado de la coalición encabezada por Estados Unidos contra el Estado islámico, intentó, sin éxito, mover sus fortalezas: un gran ejército y grandes bases militares cerca de las zonas de actuación contra los terroristas islamistas. Sin embargo, su actitud indecisa sobre su papel contra los terroristas islamistas parece haberle castigado en el reparto de votos. No convenció a los occidentales y se ganó dudas entre los países árabes.
El ministro turco de Exteriores, Mevlut Cavusoglu, había dedicado los días previos a la votación en Nueva York a una agresiva campaña pública de relaciones públicas y a negociar apoyos de forma discreta apoyado en un gran presupuesto. Turquía había ofrecido a muchos países pequeños conexiones directas a través de Turkish Airlines y generosos acuerdos de cooperación. La estrategia no le ha dado sus resultados. Uno de los argumentos que se manejaron contra Turquía entre fuentes diplomáticas en las horas previas a la votación fue que había ocupado un puesto en el Consejo hasta hace sólo cuatro años, cuando lo habitual es que los países aspirantes dejen pasar diez.
El éxito de Nueva Zelanda es el éxito de una candidatura que ofrecía virtudes muy atractivas para el Consejo de Seguridad: es una nación desarrollada, sin conflictos con sus vecinos y muy activa siempre en las misiones de Naciones Unidas. En un primer momento se planteó una alianza entre Nueva Zelanda y España frente a Turquía, última en sumarse a la carrera, pero la idea se abandonó. Pronto quedó claro que se trataba de una batalla de todos contra todos. Para ello ha contado con el apoyo del Reino Unido, de los países de la órbita británica y de los pequeños países insulares. Queda por calibrar qué papel han podido jugar países importantes como Rusia, China, Brasil o Suráfrica, potencias emergentes que veían en el Consejo de Seguridad una exceso de representación europea. Para ellos, Nueva Zelanda era una opción neutra.
No faltó la nota de color en los momentos previos a la votación. Las delegaciones de los contendientes apuraron hasta el último minuto sus campañas de relaciones publicas. Sobre las mesas de los embajadores en el plenario se habían depositado varios presentes envueltos con vistoso papel. España regaló una billetera y almendras garrapiñadas. Turquía ofreció chocolate. Nueva Zelanda, bombones, caramelos y agua.
Con la votación de ayer, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas queda compuesto por China, Francia, Reino Unido, Rusia y Estados Unidos como miembros permantes, y Venezuela (sale Argentina), Nueva Zelanda (sale Australia), Chad, Chile, Jordania, Lituania, España (sale Luxemburgo), Nigeria, Angola (sale Ruanda) y Malasia (sale República de Corea) como no permanentes.

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