"Un nuevo Estado se convertiría, por el hecho mismo de su independencia, en un país tercero respecto a la UE y los
Tratados de la Unión no se aplicarían desde el mismo día de su independencia", ha subrayado un portavoz comunitario. "La Comisión lleva meses e incluso años diciendo que ante escenarios como la separación de una parte de un Estado miembro o la creación de un nuevo Estado, no será neutral con respecto a los Tratados".
Desde el inicio del proceso soberanista catalán, el Ejecutivo comunitario
no ha movido un ápice su postura sobre una potencial adhesión a la UE: tendría que dar los
mismos pasos que cualquier otro país que quisiera pertenecer al bloque comunitario. Es decir, Cataluña tendría que empezar desde cero el procedimiento de entrada a la Unión sin que Bruselas contemple la creación de ningún atajo excepcional. Llegado el caso, el portavoz de la UE ha recalcado hoy que expresaría su opinión sobre las consecuencias legales bajo la ley comunitaria, “a petición del Estado miembro y detallando un escenario preciso”.
Según esta misma fuente, la Comisión Europea "siempre ha señalado que su papel no es expresarse sobre cuestiones de organización interna o estructura constitucional de los
Estados miembros".
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