Una historiadora alemana sostiene que Adolf Hitler defendió personalmente a un jurista judío, su antiguo superior militar en la I Guerra Mundial, y le protegió al menos temporalmente de la persecución nazi, según un informe publicado hoy por el periódico 'Jewish Voice from Germany'.
Según la experta Susanne Mauss, Ernst Hess, que se desempeñaba como juez en Düsseldorf (oeste) y que había sido comandante de la compañía en el que combatió Hitler en la I Guerra Mundial, estuvo a salvo hasta 1941 gracias a la intervención personal en su favor del dictador nazi.
El caso se encuentra documentado en una carta fechada en agosto de 1940 del comandante en jefe de las SS, Heinrich Himmler, en la que ordenaba a las todas autoridades nazis "dejar tranquilo, en todos los sentidos, (a Hess), según el deseo del 'Führer'".
Durante el proceso de expropiación de bienes pertenecientes a judíos en favor de ciudadanos de origen "ario", Hess (1890-1983) fue suspendido como juez, tras lo cual se mudó con su familia en 1936 a Bolzano, en el Tirol italiano, señala la historiadora.
Cartas desde Italia para Hitler
Según la carta de Himmler, Hess trató de contactar con Hitler a través de un compañero de guerra común, el capitán Fritz Wiedemann, que entre 1934 y 1939 fue ayudante del "Führer".
En una misiva, Hess, convertido al protestantismo, pedía ser considerado según las leyes raciales de Nuremberg, como ciudadano "semi judío" y no enteramente judío.
Aunque Hitler rechazó esta solicitud, sí que dio la orden a las autoridades a través de Himmler de transferir la pensión de Hess a Italia.
Asimismo, Hess quedó eximido de la obligación de llevar el nombre "Israel" que lo identificaba como judío y recibió además un nuevo pasaporte en marzo de 1939 que no llevaba la letra "J" (por judío) estampada en rojo.
También el jefe de la Cancillería del Reich, Hans Heinrich Lammers, y el cónsul general alemán en Italia, Otto Bene, intercedieron por Hess.
Hess perdió su protección en 1941
Después del pacto entre Hitler y Benito Mussolini y la italianización fascista del sur del Tirol, la familia Hess se vio obligada a regresar en 1939 a Alemania y se trasladó al pueblo bávaro de Unterwössen.
En 1941 Hess recibió la noticia de que ya no se encontraba bajo la protección de Hitler y fue internado en el campo de concentración de Milbertshofen, cerca de Múnich, donde tuvo que realizar trabajos forzados.
Según la historiadora, su matrimonio con Margarethe, una mujer no judía le salvó de la deportación, mientras la hija de Hess fue obligada a realizar trabajos forzados para una compañía eléctrica.
Después de la guerra, Hess se desempeñó como presidente de los ferrocarriles en la ciudad de Fráncfort. Para Rafael Seligmann, editor del 'Jewish Voice from Germany' , está claro que los voluntariosos ayudantes de Hitler cumplían incondicionalmente las órdenes del "Führer", ya fuera como salvador o como asesino en masa.
La historiadora descubrió en el archivo regional de Renania del Norte-Wesfalia el revelador documento durante los preparativos el año pasado de una exposición.
Hasta el momento sólo se conocía otro caso en el que Hitler intercedió por un judío en la figura del médico de su madre, Eduard Bloch, de la ciudad austríaca de Linz, que hasta su emigración en 1940 habría estado bajo la protección del "Führer".
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