3 de agosto de 2011
El cierre de Sol reaviva el 15-M y lleva a 5.000 indignados al centro de Madrid
MOVIMIENTO 15-M
EL PAIS - F. JAVIER BARROSO / MARÍA HERVÁS Madrid 3 AGO 2011 - 04:00 CET630
El desalojo de los últimos restos de la acampada del Movimiento 15-Men la Puerta del Sol de Madrid ha reavivado las movilizaciones de los indignados en la capital de España, que anoche extendieron sus protestas por todo el centro de Madrid, donde unas 5.000 personas (según estimaciones de EL PAÍS) pusieron en jaque las medidas de control de las fuerzas de seguridad. Después de que por la mañana unos 300 policías echaran a los últimos acampados, el Movimiento convocó una protesta por la tarde contra la acción policial en el mismo lugar de donde habían sido expulsados. La Delegación del Gobierno en Madrid tomó entonces una decisión drástica y sin precedentes: bloquear los accesos a la emblemática plaza madrileña y blindarla con un fortísimo dispositivo de seguridad. Incluso cerraron la estación de cercanías y metro de Sol, que ha reabierto sobre las nueve de la mañana. La policía ha desalojado a una treintena de indignados que anoche acamparon en la Plaza Mayor.
Los indignados, ante la imposibilidad de alcanzar Sol decidieron iniciar una marcha que comenzó en la Plaza de Callao, continuó por Gran Vía, pasando por Cibeles, el Paseo del Prado, hasta Atocha, desde donde alcanzaron la Plaza de Jacinto Benavente para volver a desembocar en la Puerta de Sol a través de la calle Carretas. El Kilómetro Cero seguía blindado y la marcha optó por desplazarse a la Plaza Mayor para celebrar allí una asamblea. Cerca de la una de la madrugada, casi un millar de personas debatían cómo responder de forma coordinada a un “desalojo ilegal” que no ha hecho más que “reavivar” la indignación. “Si no es Sol será otra plaza”, proclamaban a voz en grito. Tras casi tres horas de asamblea, se acordó realizar una reunión el miércoles a las 18.00 en la plaza de Jacinto Benavente, junto a la Puerta del Sol, para discutir si se realiza una marcha desde Atocha hasta Sol.
Ayer en otras plazas de España se celebraron concentraciones en apoyo al desalojo de la Puerta del Sol.
Las medidas de control y cierre de Sol tras el desalojo dieron alas a los participantes en la protesta, que decidieron diversificar sus voces. Después de alzar su voz por las mencionadas calles del centro de Madrid, y ante el fuerte cordón policial en la Cámara Baja, decidieron regresar a Sol por la calle de Atocha bajo el grito: "Esto es lo que pasa por echarnos de la plaza". Los indignados, tras recobrar fuerzas en la capital, se plantean ahora cómo retomar, si es posible, el emblemático Kilómetro Cero, mientras la policía parece determinada a acabar con las protestas en todas las plazas y calles madrileñas.
La limpieza y posterior blindaje policial de la plaza, estación de metro y cercanías incluida, provocó durante el día una creciente oleada de respuesta ciudadana que se extendió por las redes sociales con la etiqueta #nopararemosy acabó reuniendo a cada vez más personas en las inmediaciones del kilómetro cero. El desalojo y cerco de Sol pretendía poner fin a 79 días de acampada en el corazón de Madrid. Según la policía, los últimos de Sol eran en su mayoría indigentes y la protesta había degenerado en una ocupación de la vía pública sin más trasfondo.
A los lemas habituales del movimiento 15-M, se sumaron anoche diversos llamamientos a reconquistar la Puerta del Sol y desmantelar la “acampada policial”. “Esta es nuestra plaza”, reclamaban una y otra vez. “Esta noche va a salir el sol”. Durante el recorrido, que se prolongó durante unas tres horas, los manifestantes cortaron el tráfico y trataron de aproximarse al Congreso de los Diputados. Fue en ese momento cuando se registraron más episodios de tensión con la Policía, dado que algunos sacudieron las vallas instaladas para impedir el paso de los indignados.
Pero la Puerta del Sol seguía blindada. Las Fuerzas de Seguridad no dejaban entrar a nadie y se podían contar 50 furgones policiales desplegados por los accesos y la zona central. Además, los metros no podían parar desde las 18.30 en la estación subterránea "por indicación de la Delegación del Gobierno", según indicaban los monitores de la red del metro y se decía por megafonía. Fuentes del Metro han informado que desde que comenzó la protesta de los indignados el pasado 15 de mayo nunca se les había solicitado el cierre de la estación de Sol, aunque ese mismo día sí se cerró algún acceso para evitar aglomeraciones.
Para cortar los accesos a la plaza, la policía atravesó coches en las calles que conducen a Sol y pedía documentación. La zona central de la Puerta del Sol estaba vedada al paso y en el perímetro se tendió una cinta para demarcar el perímetro de seguridad. Por los laterales, se abrieron pasillos para para que circulasen los ciudadanos. Tras la extraña maniobra policial, los manifestantes volvieron a las inmediaciones del Kilómetro Cero, donde la situación es ahora insólita: la Puerta del Sol, donde antes estaban los indignados, llena de policías y vacía de civiles, y los indignados asediándola para intentar retomarla.
Las medidas de control se habían establecido horas antes de que comenzara un "paseo" de protesta por el desalojo de la mañana. Este se produjo en apenas dos horas y "sin incidentes". Un fortísimo despliegue de 300 agentes antidisturbios y municipales, seguidos de una legión de barrenderos y operaciones del servicio municipal, han terminado con lo que quedaba del Movimiento 15-M en el Paseo del Prado y en la Puerta del Sol. La decisión de desalojar a los últimos acampados en ambas zonas, ha informado a este periódico un portavoz municipal, la tomó ayer "de manera conjunta" el Ayuntamiento y el Ministerio del Interior.
Ambas instituciones, continúa la misma fuente, "han decidido, preparado y ejecutado" de común acuerdo la operación. Entre el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, y el ministro, Antonio Camacho, hay una "total sintonía". La Delegación del Gobierno, que desde el levantamiento de la gran acampada el 12 de junio sostenía que el barracón informativo que seguía en pie en la plaza era un asunto municipal frente al Consistorio, que sostenía que era una cuestión de "orden público", no ha intervenido, salvo para ejecutar la orden.
El desalojo, llegó justo una semana después de un intento fallido que acabó con cargas policiales y sentadas en la zona de Recoletos y en las cercanías del Congreso. Otros indignados han contado en la cadena SER que sospechan que el desalojo está "más que relacionado" con la próxima visita del Papa y la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en la capital entre el 16 y el 21 de este mes, y que se "lo esperaban". Por su parte, el presidente de la asociación de comerciantes de Preciados y El Carmen, Apreca, Ignacio Lario, se ha mostrado "muy contento" porque "se ha solucionado el problema y la plaza puede empezar a recuperar su actividad" comercial y turística.
Según ha informado una portavoz de la Jefatura Superior de Policía, la intervención policial ha comenzado a las seis y cuarto de la mañana y se ha desarrollado de forma "muy tranquila" y "sin incidentes". A las nueve ya no quedaba ni rastro de ambas acampadas ni del puesto informativo de Sol. Los servicios de limpieza urgente del Ayuntamiento (Selur), que habían movilizado cinco camiones y varias furgonetas, continuaron dos horas y media después limpiando tras retirar objetos y residuos. Tres indignados que han vivido el desalojo han contado a este diario en Sol que en la plaza había unas 50 personas durmiendo. Los antidisturbios los han levantado y les han dicho: "Despertaos, tenéis cinco segundos para recogerlo todo e iros". Aunque las formas, aseguran, han sido malas, han obedecido y su reacción ha sido "tranquila".
La operación la han desarrollado unos 200 antidisturbios, de la Policía Científica, de Extranjería, de la Brigada Provincial de Información y de Seguridad Ciudadana, dirigidos por mandos de la UIP o unidad antidisturbios con apoyo de más de un centenar de agentes de la Policía Municipal. Ha comenzado de forma simultánea en Sol y en el Prado con un despliegue que ha procedido a desalojar a los que dormían y a quitar las tiendas y las lonas. Aunque en un principio se negaron y se produjo algún amago de resistencia, poco a poco los convencieron y se marcharon. No se produjeron detenciones pero sí se identificó a los que allí se encontraban, que se marcharon sin oponer resistencia. Según fuentes policiales, fueron identificadas unas 60 personas en total, la mitad en Sol. De ellos, según las mismas fuentes, 20 "son indigentes de la zona ya conocidos" por los agentes y, el resto, indignados.
La placa de Carlos III, fuera
En Sol, punto emblemático de las protestas del movimiento, la Policía mantiene acordonado el centro de la plaza y vigila todas entradas al kilómetro cero. En el centro neurágico de la ciudad permanecían desde el 13 de junio y hasta hoy algunos miembros del Movimiento 15-M en un puesto de información o barrancón para informar sobre el ideario y actividades del movimiento. Era elúltimo reducto de la gran acampadaque duró un mes y que se inició tras la manifestación del 15 de mayo.
En la plaza permanecían a las nueve de la mañana de ayer tres indignados, dos de ellos extranjeros. Son Florian Tamme, alemán de 23 años y estudiante de Geología, que piensa volver a su país el 24 de agosto y que llegó a Madrid con la marcha nororiental desde Barcelona; y Kevin Lo bagouse, francés de 20 años. Kevin está helado de frío porque solo lleva puesto la parte de arriba del pijama y unas bermudas. Con una manta trata de combatir las tiritonas. Los tres se han quedado con lo puesto, Kevin ni siquiera tiene lentillas porque, asegura, ya los desalojaron ayer de una casa okupa de la calle León y no les dejan entrar a recoger sus cosas si no tienen orden judicial. Los tres, que se van a ir a desayunar con los dos euros que les quedan, cuentan que muchos de los que había en Sol han trasladado sus cosas en casas okupas y que ahora se van a ir a la zona de puerta del Hierro para ayudar en un poblado de gitanos. A las diez y media, el Selur sigue limpiando con mangueras y cepillos, limpian sobre lo limpio. Hay muchos curiosos que hacen fotos al despliegue, que impresiona por el número de agentes, y muchas cámaras de televisión.
Ya no queda nada del puesto de información y los servicios de limpieza cargan los últimos tablones en un contenedor, al tiempo que arrancan las pocas pancartas, testimonio de las protestas contra el sistema político, económico y social, que quedaban en el lugar. También ha sido arrancada la placa con el lema Dormíamos, despertamos. Firmado: plazatomada, que los indignados habían colocado en el suelo, al pie del pedestal de la estatua de Carlos III. Entre los restos del puesto de información podían verse cuatro bombonas de butano -la presencia de estas bombonas era lo que más preocupaba a los agentes por la peligrosidad que comportan- y cinco extintores, papeles y reivindicaciones y propuestas que los jóvenes habían ido recopilando a lo largo de dos meses y medio de protestas y que son retirados por los servicios de limpieza. Una indignada, que ha perdido todos sus papeles, ha mostrado su rechazo al modo en que se ha desarrollado la operación, ya que asegura que hoy mismo iban a retirar de la plaza una muestra de pintura con seis lienzos y de un centenar de fotografías que ha quedado arrasada tras la operación policial. El propio autor de las imágenes estaba enfadado porque no le hayan permitido llevarse sus fotos.
La Policía mantiene también un amplio despliegue en la zona del Prado, tras desalojar a los indignados que mantenían su acampada en los jardines de la mediana que transcurre entre las plazas de Neptuno y de Cibeles. La circulación en ambos sentidos, que había sido cortada durante la intervención policial, ha sido restablecida a las ocho y media. A esa hora, los empleados del Selur retiran las últimas tiendas de campaña y cargan en un contenedor de gran tamaño tablones, lonas, sillas y otros elementos que habían quedado tras la acampada. Los miembros del 15-M estaban acampados en esta zona desde el pasado 23 julio, tras llegar a Madrid la denominada marcha popular indignada, que salió a finales de junio desde Galicia, Murcia, País Vasco, Cataluña, Andalucía, Extremadura y Valencia. Al día siguiente, cientos de indignados marcharon por las calles de la capital bajo el lema No es la crisis es el sistema.
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