3 de mayo de 2010
Memoria histórica, amnesia geográfica
ABC - 03/05/10
Memoria histórica, amnesia geográfica
González-Sinde inauguró ayer en Jerusalén un monolito de homenaje a España en el que no aparece buena parte de ella: ni Ceuta, ni Melilla, ni Baleares ni Canarias. Cero, pues, en geografía. Eso sí, la ministra destacó la importancia de la «memoria histórica»
EFE Ángeles González-Sinde, ayer, en el Museo del Holocausto de Jerusalén
LAURA L. CARO | JERUSALÉN
Jerusalén, siete y media de la tarde del domingo. En una terraza privilegiada de la Ciudad Santa asomada a las murallas, la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, empieza a descorrer la cortina que cubre el monolito con la dedicatoria del lugar a los Reyes de España. A su lado, su homóloga israelí, y alrededor más autoridades, diplomáticos de los dos países y hasta el laureado Paul Auster, que espera para la inauguración en unos minutos allí mismo de un Encuentro Internacional de Escritores junto a decenas de ilustres invitados.
Está la crème de la cultura local. El presidente israelí, Simon Peres, está al llegar. El homenaje es cosa de la Jerusalem Foundation, premiada en 2007 en España por la Real Fundación Toledo, y el marco, el de uno de los centros culturales más prestigiosos de Israel, el Mishkenot Sha´ananim. González-Sinde descubre de derecha a izquierda el monumento, una piedra que engasta un mapa de España de un más de un metro cuadrado. Primero, no aparecen las Islas Baleares. Segundo, tampoco Ceuta ni Melilla. Ausentes también las Islas Canarias... Eso si, se han observado oportunamente los derechos lingüísticos, y aparece «A Coruña» o «Girona».
Falta también la línea divisoria entre las provincias de León y Valladolid. Si la ministra se da cuenta de los olvidos, no dice ni palabra. La figura peninsular sirve de fondo para la correspondiente sesión de fotos llamada a inmortalizar el momento... el momento en que España quedó retratada en Jerusalén despojada de sus territorios extra peninsulares.
«Yo soy de Ceuta, ¿dónde está Ceuta?», se pregunta confuso mientras repasa el contorno de Cádiz uno de los chóferes que acompañan a la delegación española y que, ante la evidencia, se dice en un castellano imperfecto «pues me siento muy enfadado». No es demasiada casualidad: Ceuta conserva una importante comunidad judía sefardí, y miles de sus miembros se han trasladado a vivir a Israel. Entre los que contemplan la mutilación geográfica, que no pasa inadvertida a casi nadie, hay otro originario de Ceuta, un miembro del Eupol Copps, la fuerza policial europea destacada en Ramala, y también un periodista de Melilla y uno de Canarias... españoles, o al menos eso creían, porque después de este mapa, habrá que leerse qué dice la ESO.
La ministra González-Sinde del Reino de España se sumerge, ya con Simon Peres, en la elegante ceremonia de apertura de los literatos internacionales, acto central en la agenda de este viaje oficial, que por la mañana incluyó la obligada visita al Museo del Holocausto de Jerusalén, el Yad Vashem. Allí, en el centro que rememora el genocidio, la titular de Cultura si tuvo más presente la agenda política, sin ir más lejos, algo que ver con la Guerra Civil. «La visita al Memorial de la Shoah ha sido muy importante porque España es un país donde la memoria histórica es parte también de los temas que nos ocupan», dijo, «la memoria está no sólo para preservarla en una cápsula perfecta, aislada y no contaminante, sino para usarla... para investigar sobre nosotros mismos».
Memoria histórica, amnesia geográfica
González-Sinde inauguró ayer en Jerusalén un monolito de homenaje a España en el que no aparece buena parte de ella: ni Ceuta, ni Melilla, ni Baleares ni Canarias. Cero, pues, en geografía. Eso sí, la ministra destacó la importancia de la «memoria histórica»
EFE Ángeles González-Sinde, ayer, en el Museo del Holocausto de Jerusalén
LAURA L. CARO | JERUSALÉN
Jerusalén, siete y media de la tarde del domingo. En una terraza privilegiada de la Ciudad Santa asomada a las murallas, la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, empieza a descorrer la cortina que cubre el monolito con la dedicatoria del lugar a los Reyes de España. A su lado, su homóloga israelí, y alrededor más autoridades, diplomáticos de los dos países y hasta el laureado Paul Auster, que espera para la inauguración en unos minutos allí mismo de un Encuentro Internacional de Escritores junto a decenas de ilustres invitados.
Está la crème de la cultura local. El presidente israelí, Simon Peres, está al llegar. El homenaje es cosa de la Jerusalem Foundation, premiada en 2007 en España por la Real Fundación Toledo, y el marco, el de uno de los centros culturales más prestigiosos de Israel, el Mishkenot Sha´ananim. González-Sinde descubre de derecha a izquierda el monumento, una piedra que engasta un mapa de España de un más de un metro cuadrado. Primero, no aparecen las Islas Baleares. Segundo, tampoco Ceuta ni Melilla. Ausentes también las Islas Canarias... Eso si, se han observado oportunamente los derechos lingüísticos, y aparece «A Coruña» o «Girona».
Falta también la línea divisoria entre las provincias de León y Valladolid. Si la ministra se da cuenta de los olvidos, no dice ni palabra. La figura peninsular sirve de fondo para la correspondiente sesión de fotos llamada a inmortalizar el momento... el momento en que España quedó retratada en Jerusalén despojada de sus territorios extra peninsulares.
«Yo soy de Ceuta, ¿dónde está Ceuta?», se pregunta confuso mientras repasa el contorno de Cádiz uno de los chóferes que acompañan a la delegación española y que, ante la evidencia, se dice en un castellano imperfecto «pues me siento muy enfadado». No es demasiada casualidad: Ceuta conserva una importante comunidad judía sefardí, y miles de sus miembros se han trasladado a vivir a Israel. Entre los que contemplan la mutilación geográfica, que no pasa inadvertida a casi nadie, hay otro originario de Ceuta, un miembro del Eupol Copps, la fuerza policial europea destacada en Ramala, y también un periodista de Melilla y uno de Canarias... españoles, o al menos eso creían, porque después de este mapa, habrá que leerse qué dice la ESO.
La ministra González-Sinde del Reino de España se sumerge, ya con Simon Peres, en la elegante ceremonia de apertura de los literatos internacionales, acto central en la agenda de este viaje oficial, que por la mañana incluyó la obligada visita al Museo del Holocausto de Jerusalén, el Yad Vashem. Allí, en el centro que rememora el genocidio, la titular de Cultura si tuvo más presente la agenda política, sin ir más lejos, algo que ver con la Guerra Civil. «La visita al Memorial de la Shoah ha sido muy importante porque España es un país donde la memoria histórica es parte también de los temas que nos ocupan», dijo, «la memoria está no sólo para preservarla en una cápsula perfecta, aislada y no contaminante, sino para usarla... para investigar sobre nosotros mismos».