7 de enero de 2020

LAVADO

lunes, 6 de enero de 2020



LAVADO – 07/01/2020

El reino de Holanda decide reciclar su imagen para aliviar a Ámsterdam de los visitantes que buscan ocio nocturno y lograr inversiones en el resto de su territorio. Nueva década, nueva imagen. Es el propósito del Gobierno holandés para 2020. A partir de ahora el Estado será conocido únicamente como Países Bajos. Ya no será promocionado internacionalmente, como se ha hecho hasta ahora, con el término Holanda. No es un cambio de nombre, más bien de estrategia, en busca de un lavado de imagen, de un turismo más ecológico y una inversión más eficiente en todo el país, desde Frisia, hasta Limburgo. Se difundirán la cultura, las normas y los valores holandeses, que no son los actuales estereotipos de drogas y prostitución regulada, y junto a ellos se impulsarán las exportaciones y las inversiones en la tierra de los tulipanes, los molinos de viento y las bicicletas. Aquella campaña, que subrayaba las libertades como bandera nacional, tuvo un éxito indudable en Ámsterdam, capital que ahora sobrevive ahogada por el turismo masivo atraído especialmente por las fiestas, los cafés de cálido ambiente y el barrio de prostitución. La popularidad de la región no sólo se reflejó en los turistas, también lo hizo en las empresas. Las ventajas fiscales, compaginadas con un trabajo sobre los atractivos de un país bilingüe, atrajeron a inversores y organizaciones internacionales a la región. El turismo masivo, ruidoso, sucio e irrespetuoso con los vecinos ha expulsado de la ciudad a los oriundos de ella. Circular en bicicleta se les hace imposible entre turistas que consideran esto una atracción turística y no el medio de transporte con el que los residentes llevan a sus hijos a la escuela, van a trabajar o incluso cargan las bolsas de la compra con una mano, mientras intentan esquivar a la muchedumbre de turistas perdidos entre pedales y timbres. El turismo es bueno para la ciudad, pero cuando excede los límites es contraproducente y hace más daño de lo que beneficia, reconoce una de las funcionarias de la oficina de turismo que se encarga de aplicar la nueva visión que se quiere para la capital. La atracción activa de visitantes extranjeros es una cosa del pasado, subrayó. Sin perder de vista la necesidad de continuar construyendo la reputación internacional de Ámsterdam, la agencia se centrará en guiar a los visitantes hacia el respeto por la ciudad y sus habitantes, hacia una oferta cultural de calidad, los lugares poco frecuentados e inesperados, y promoviendo la diversidad que caracteriza a esta ciudad de unos 900.000 habitantes y casi 20 millones de turistas al año como los de la imagen fotografiándose ante el Rijksmuseum. Ya no se construirán nuevos hoteles, ni tampoco se darán más permisos a tiendas de quesos o recuerdos, locales que un lugareño jamás pisaría y que cambian la esencia de la ciudad. Beber alcohol, orinar o gritar en la calle son ahora delitos, y aunque menores, podrán costar al infractor una multa económica, o incluso una noche en los calabozos.

https://www.elmundo.es/internacional/2020/01/05/5e0a3dbbfdddff1b688b45ef.html

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