lunes, 20 de enero de 2020
FEDERICA – 21/01/2020
Federica de Grecia, en la foto junto a sus hijos Sofía, Irene y Constantino II, y la esposa e hijo de éste en 1967. La madre de Doña Sofía, Reina de España durante décadas y fue también una de las últimas representantes de esas monarquías europeas que asistieron al desmoronamiento del antiguo régimen.
Nacida Federica de Hannover, nieta de Guillermo II, último emperador alemán, se convirtió en reina consorte de Grecia después de que su marido ascendiese al trono heleno como Pablo I. Vivió la Segunda Guerra Mundial, el exilio causado por ésta en Sudáfrica, Egipto y, sobre todo, la guerra civil que asoló Grecia entre 1946 y 1949. Tras la muerte de su esposo, en 1964, su hijo Constantino heredó la corona griega, aunque un golpe militar en 1967 terminaría suponiendo el fin de la monarquía en Grecia y empujando al exilio a sus componentes. Instalada en España, junto a Sofía, Federica falleció en Madrid tras una intervención de cirugía estética.
Este mes se conoció la inminente publicación de sus diarios, descubiertos en 2017 por el historiador Stamatópulos, que incluyen agendas y libros de contabilidad de la monarca. Su estudio completará el retrato histórico que inició ella misma en 1971 con sus memorias, publicadas en español en 2006. En ellas, la abuela materna de Felipe VI cuenta su infancia en Alemania, donde formó parte de las Juventudes Hitlerianas hasta que su padre la envió a Reino Unido, donde conoció a su esposo, que en el libro llama con el sobrenombre cariñoso de Palo.
Además de abordar los momentos más convulsos de la historia reciente de Europa, el libro deja reflexiones sobre política y crónicas de la vida social de la época. Durante la Segunda Guerra Mundial, Hitler invadió Grecia y aplicó allí sus planes depurativos de la raza judía. El sentimiento anti alemán prendió y Federica se convirtió en sospechosa. Como defensa afirma: Me di cuenta del odio que tengo a Hitler. ¿Qué derecho tiene a crear un Nuevo Orden mundial que nadie quiere? Por ese Orden Nuevo se destruyen las ciudades más florecientes y se siegan innumerables vidas humanas. Los sistemas totalitarios, nazismo, fascismo y marxismo, arrancan de una filosofía materialista, pero predican a los jóvenes un idealismo aparentemente puro. No les ofrecen mejores hoteles, casas o piscinas, sino que les enseñan a sacrificarse por el Estado y les convencen de que únicamente la destrucción de los viejos sistemas permitirá edificar la nueva sociedad ideal. Resultados de esta teoría suelen ser el fanatismo y un inmenso sufrimiento. El comunismo es un gran peligro para el mundo que se aprovecha a sangre fría de los tormentos de sus semejantes. Comprometido con un país extranjero, está dispuesto a traicionar al suyo. Acusada de injerencias en la política griega, sufrió el acoso en Londres por parte de comunistas exiliados, a los que acusa de desprestigiarla. El comunismo, que se nutre de la pobreza y la desgracia, tenía que considerar todo lo que hacíamos por superarla como una espina clavada en su carne.
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