13 de enero de 2020

CIRCUNCISION

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domingo, 12 de enero de 2020


CIRCUNCISIÓN - 13/01/2020


En medio de las fiestas del año nuevo, hay un aspecto que va cayendo insensiblemente en el olvido: es la celebración de la festividad de la Circuncisión del Señor, representada por Goya en el cuadro que se encuentra en la Cartuja de Zaragoza. El Niño Dios quiere ya derramar en su primera infancia, gotas de su sangre en favor de los hombres.

La ceremonia de la circuncisión fue impuesta por la Ley Antigua a todos los hombres nacidos de la raza de Israel. Nuestro Señor Jesucristo no estaba sujeto a la Ley, ya que, siendo Dios verdadero, no tenía que someterse a la Ley que Él mismo había hecho. Pero quiso someterse a esta ceremonia porque tenía razones tan importantes como dar prueba de Su amor a la Ley, a todo el orden que estableció en el universo, a toda autoridad por Él constituida. Por esta razón quiso humillarse y cumplir la Ley como un hombre cualquiera para que comprendamos que debemos amar la ley hecha por Él. También amar todas las leyes justas y razonables que están de acuerdo con el orden establecido, señalándonos un camino que debe formar nuestras almas.

Los Diez Mandamientos, fueron leyes promulgadas por Dios en el Antiguo Testamento, revelados y dados a Moisés. Son leyes que resultan del orden natural de las cosas. La naturaleza misma de las cosas ordena al hombre que las obedezca. Dios solo ha codificado estos principios, de los cuales es el autor, porque lo es del propio orden natural. Y lo hizo para enseñar a los hombres a obedecer y a proceder bien.

El hombre debe amar y seguir los Mandamientos porque son la manifestación de la voluntad de Dios, un reflejo del orden del universo y un reflejo de Su santidad infinita.

Teniendo en cuenta que después del pecado original, la inteligencia humana no sería lo suficientemente clara como para conocer estos principios, que la mente humana oprimida por las pasiones equivocadas se volvió insegura y no puede conocer ni practicar adecuadamente estos principios, Dios reveló a Moisés los Diez Mandamientos.

Debemos amar los Diez Mandamientos porque fueron revelados por Dios, son órdenes Dios y, así como nosotros debemos amar a Dios, adorar a Dios sobre todas las cosas, así también debemos querer sobre todo hacer Su voluntad. El amor a la voluntad Suya es un prolongamiento, una consecuencia del amor que nosotros debemos tenerle. Pero ésta no es la única razón. También porque son la expresión del orden natural y que, por esto, son buenos. Son intrínsecamente sanos. Porque son un reflejo del propio Dios, un reflejo de Su santidad. Si queremos tener una idea de la santidad increada de Dios, debemos analizar los diez mandamientos. Así podremos comprender cómo es Dios y adorarlo.

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