PERISCOPIO
Blog Contra-Revolucionario
viernes, 28 de septiembre de 2018
NACHO ALDAY - BOMBARDEO – 29/09/2018
En el glorioso Alzamiento nacional de 1936 Zaragoza quedó en manos de los militares apoyados por el pueblo al adelantarse en la toma la ciudad a los revolucionarios del Frente Popular. Inmediatamente estos lanzaron un ultimátum por radio para que la ciudad se rindiera o de lo contrario sería bombardeada.
La madrugada del 3 de agosto hacía una noche muy clara con luna llena, cuando sobre las 2 y media un avión Fokker del servicio postal que había despegado del aeródromo del Prat en Barcelona cargado con 4 bombas se dejaba oír en pleno centro de la ciudad, creando confusión entre los vecinos más próximos ya que era extraño, sobre todo a esas horas. El avión volaba bajo, a unos 150 metros, casi rozando las torres del Pilar y al no haber defensas antiaéreas el piloto pudo sobrevolar tranquilamente la zona eligiendo el mejor lugar para lanzar su mortífera carga.
Los testigos vieron el lanzamiento de las cuatro bombas. La primera de 50 kilos quedó clavada en la plaza del Pilar según puede observarse en la foto, la segunda cayó el rio Ebro y las otras dos impactaron sobre la misma Basílica del Pilar, pero ninguna hizo explosión. De haber detonado habrían destrozado el sagrario con el Santísimo Sacramento, la imagen de la Virgen y el pilar sobre el que reposa. Hubiera sido una catástrofe tratándose de tan emblemático lugar.
Desde primeras horas de la mañana la gente se arremolinaba alrededor del templo indignada con semejante sacrilegio y dando gracias a Dios por no haberse producido mayores daños.
Acabó siendo un estímulo para la resistencia de la plaza, desde donde se oían los cañonazos de los combates en las inmediaciones. La consigna si entraban en la ciudad era atrincherarse en la Basílica y resistir hasta el final.
El diario Solidaridad Obrera del bando rojo publicó en primera página la noticia del bombardeo y anunciaba la inminente caída de la Zaragoza, cosa que nunca se produjo.
Tres de las bombas fueron desmontadas por artificieros y después de analizarlas el director del Parque de Artillería habló de un error de fabricación.
No obstante, la palabra milagro estaba en boca de los zaragozanos creyendo firmemente en la intervención divina, directa o indirectamente.
Es incuestionable que hubo un hecho prodigioso: los comunistas intentaron destruir el templo, pero Ella lo impidió.
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