23 de enero de 2010

Rouco Varela: «Nunca se puede legitimar la muerte de un inocente»













Rouco Varela, en un momento de la homilía Jaime Mayor Oreja comulgando

ABC.es - Noticias de España y del mundo

Sábado, 23 de Enero de 2010

Madrid

Noticias de Sociedad

Noticias de Religión

Rouco Varela: «Nunca se puede legitimar la muerte de un inocente»


Rouco Varela, en un momento de la homilía que ha pronunciado con motivo de la Fiesta de la Familia en la plaza de Lima de Madrid / EFE

Cardenal Ennio Antonelli: «Deben proteger el derecho a tener un padre y una madre»
La Tercera: «Derecho de familia» por el cardenal Carlos Amigo Vallejo
Editorial: En defensa de la familia
«Creemos en la familia»
El Papa defiende el matrimonio «entre un hombre y una mujer»
B. YUSTE | MADRID
Actualizado Lunes , 28-12-09 a las 03 : 38
El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, ha realizado una defensa encendida de los cada vez más deteriorados valores familiares cristianos en la sociedad actual durante la homilía celebrada en la madrileña plaza de Lima con motivo de la Misa de la Familia, a la que han asistido cientos de miles de familias llegadas de España y diversos puntos de Europa.

Tras saludar a los cardenales, arzobispos y obispos de otras diócesis que han participado en la multitudinaria fiesta de la Sagrada Familia, Rouco ha subrayado el valor de la familia cristiana como único modelo válido para garantizar el desarrollo de la sociedad y ha rechazado los «diversos modelos de familia que parecen adueñarse de la cultura de nuestro tiempo» y que, a su juicio, «no responden a la verdad natural de la familia» y se muestran incapaces de «resolver la problemática de los fracasos materiales, morales y espirituales que afligen hoy al hombre y a la sociedad europea».
En este sentido, el cardenal arzobispo de Madrid ha resaltado que el modelo de la familia cristiana es el que responde fielmente a la voluntad de Dios y el que garantiza «el bien fundamental e insustituible» de la familia para sus miembros, la sociedad, la Iglesia y la esperanza para el futuro. Y es en la familia cristina, inspirada en la Sagrada Familia formada por Jesús, María y José, donde «los niños que van a nacer, los discapacitados, los enfermos o los rechazados reciben un amor incondicional y donde se responde mejor y más eficazmente a las situaciones dramáticas del paro, la ancianidad, la soledad o los fracasos matrimoniales».

Rouco Varela ha hecho una primera alusión al aborto pidiendo «respeto absoluto a la vida humana, que ninguna persona o institución, privada o pública, puede ignorar». Es por esta razón, según ha exhortado, que «quien negara la defensa a la persona humana más inocente y débil, a la persona humana ya concebida aunque todavía no nacida, cometería una gravísima violación del orden moral», agregando de forma contundente: «Nunca se puede legitimar la muerte de un inocente».

El cardenal ha destacado el derecho a la vida del niño, todavía en el viente de su madre, que «se ve lamentablemente suplantado en la conciencia moral de un sector cada vez más importante de la sociedad y en la legislación que la acompaña y la estimula, por un supuesto derecho al aborto en los primeros meses del embarazo».
Un «panorama oscuro y desolador»Para Rouco Varela, «el panorama que presenta la realidad de la familia en la Europa contemporánea no es precisamente halagüeño», entre otros factores por la «facilitación jurídica del divorcio hasta extremos impensables hasta hace poco tiempo y asimilables al repudio». Pero también han contribuído a ese escenario nada positivo para el desarrollo de los valores cristianos la «creciente difuminación, cuando no la eliminación, primero cultural y luego legal, de la consideración del matrimonio como la unión irrevocable de un varón y una mujer en íntima comunidad de amor y vida, abierta a la procreación de los hijos». Finalmente, ha asegurado que «se ve cada vez más en peligro la vida de las personas con discapacidades varias, de los enfermos terminales y de los ancianos, sin un entorno familiar que las cobije».

Ante este «oscuro y desolador», el cardenal ha situado la esperanza que representa la familia, que es «el santuario de la vida» y, como ha reiterado en varios momentos de la homilía, el fundamento de la sociedad. «Europa, sin vosotras, queridas familias cristianas, se quedaría sin el futuro de la vida», ha aclamado el cardenal ante los cientos de fieles que han aplaudido con entusiasmo sus palabras.
Rouco Varela: «Nunca se puede legitimar la muerte de un inocente»
Jaime Mayor Oreja, en el momento de la comunión / EFE

Unas palabras que Rouco ha apoyado con una Encíclica de Benedicto XVI bajo el título de «Cáritas in Veritate» y que trata de resaltar que es una «necesidad social, e incluso económica, seguir proponiendo a las nuevas generaciones la hermosura de la familia y del matrimonio». Algo que obliga a los Estados a fijar políticas que «promuevan la centralidad y la integridad de la familia, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, célula primordial y vital de la sociedad».

Antes y después de la ceremonia Previamente a la homilía del cardenal arzobispo de Madrid han pasado por el altar instalado en la plaza de Lima familias provenientes de diferentes países europeos, destacando la presencia de una polaca, ataviada con el traje típico, y otras alemanas, que han venido acompañadas por representantes de la iglesia de estos estados. En los prolegómenos a la misa también ha tenido un papel muy significativo Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal, que en medio de muchos aplausos ha entonado el canto al profeta Isaías.

Con especial atención han sido seguidas las palabras del presidente del Pontificio Consejo de la Familia, Ennio Antonelli, quien ha destacado el valor de «la gran familia de hijos de Dios» que representan los asistentes a la ceremonia celebrada en el corazón de Madrid, y posteriormente después las del Papa Benedicto XVI, quien ha mandado un caluroso mensaje desde Roma en una conexión en directo.

Tras la liturgia religiosa, los más pequeños han tomado el protagonismo con la visita de los Reyes Magos, que han cerrado la ceremonia de la Sagrada Familia entre las aclamaciones de los muchos niños que, acompañados por sus padres, han acudido al acto.