La mirada la fijan en el horizonte, donde se avista el perfil de los edificios más altos de Parla (Madrid). En esa ciudad dormirán esta noche. Pero antes deben recorrer los siete kilómetros que aún les quedan desde Pinto.
Y han amanecido en Seseña (Toledo). A las seis de la tarde de este jueves desfilaban por la M-408 los más de 350 integrantes de la columna de Andalucía, una de las seis que componen las
Marchas de la dignidad, que el sábado llegarán a la capital. Confluirán en Atocha desde distintos extremos del país para protestar contra los recortes. "Venimos para echar a los amigos de la troika", apunta Pepe Cortés, gaditano de 58 años.
Este hombre agarró un autobús a principios de mes para plantarse en Córdoba el 16 de marzo. De allí,
a pie hasta Madrid. Y apenas le quedan 23 kilómetros. Aunque en su mochila de viaje ha metido ya otros 320. Vestido con chaleco reflectante, con gafas y pelo canoso, este electricista de los astilleros de Cádiz camina decidido hacia la cita del 22 de marzo. Confía en el éxito de la marcha. "Si no, no estaría aquí. Y, si hace falta, marchamos hasta Bruselas". Padre de dos hijas —la mayor, licenciada en Farmacia e independizada; la pequeña, estudiante de 15 años—, se quedó en paro en febrero de 2013. Una situación similar a la del 26% de la población activa de España, según el INE.
Porque los parados conforman una parte importante de esta protesta. Pero en la columna andaluza de las Marchas de la dignidad se entremezclan
las diferentes mareas y movimientos sociales: contra los recortes en sanidad y educación, por ejemplo. Además de colectivos como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, el sindicato SAT —uno de los mayoritarios en la M-480— y Democracia Real Ya. Diversidad que se exterioriza en una marcha multicolor, con banderas y camisetas de colectivos tan distintos como CGT y Stop Desahucios.
Las mismas cosas que dicen las encuentras en el programa político de Amanecer Dorado, un grupo neonazi griego
Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid
"¡A por ellos!", gritan a los manifestantes desde un Peugeot rojo metalizado. Y el treintañero Néstor Salvador, que les escucha desde el arcén de la carretera, centra su discurso en los recortes en educación —el presupuesto
se redujo en más de 6.300 millones de euros entre 2013 y 2010—. "Se forma con dinero público a gente que después tendrá que marcharse al extranjero", recalca este licenciado en Historia y actual estudiante de doctorado. Néstor, que vive en Granada con sus padres y uno de sus dos hermanos, se sumó a la marcha el 16 de marzo en Córdoba. Aunque una parte de la columna andaluza comenzó su trayecto el 28 de febrero en Granada.
Los 350 llegan a Parla. Una treintena de vecinos los reciben con pancartas y gritos de ánimo. Se chocan las palmas y abrazan. A 20 kilómetros de allí, en Madrid, el presidente de la Comunidad,
Ignacio González (PP), los ataca duramente: "Las mismas cosas que están en su manifiesto las encuentras en el programa político de Amanecer Dorado, un grupo neonazi griego".
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