15 de diciembre de 2010
Día 14/12/2010 - 17.21h
La Iglesia española cuenta desde hoy con una versión oficial de la Biblia. La iniciativa surgió de la Conferencia Episcopal Española, que junto a un grupo de biblistas, liturgistas y teólogos y los propios obispos, han hecho posible esta traducción al español del texto bíblico original —escrito en arameo, griego y hebreo—, para que sea utilizado «en todas las actividades oficiales de la Iglesia».
«A partir de ahora será exactamente la misma traducción del texto bíblico el que se proclame en la celebración de la misa y de los demás sacramentos; la que se cite en los catecismos y las publicaciones eclesiales; la que las comunidades y los grupos podrán usar para preparar las celebraciones litúrgicas o para el estudio y la meditación de la Biblia; la que cada persona y cada familia podrá tener en casa para esos mismo fines; la que ayudará a los profesores de Religión a conectar mejor sus clases con el resto de la vida de la Iglesia», explicó el secretario general de la Conferencia Episcopal, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, durante la presentación del texto este martes en la sede del Episcopado.
No pretende excluir otras traducciones
El objetivo de esta traducción oficial —comentó el portavoz de los obispos— no es otra que la de «ayudar a conservar la Palabra de Dios en la memoria de todos, usando las mismas palabras en todos los ámbitos». Esta versión oficial no excluye, sin embargo, las muchas traducciones realizadas en los últimos decenios. Así lo quiso dejar claro el secretario general de la Conferencia Episcopal, al recordar que «las que cuenten con la calidad y la aprobación debida podrán seguir siendo utilizadas, naturalmente».
La versión oficial, en cambio, sí aspira a convertirse en «una traducción de referencia» para toda la comunidad eclesial y para aquellas actividades específicas de la misión de la Iglesia. De hecho, la próxima meta de la Conferencia Episcopal es introducir progresivamente este texto en todos los libros litúrgicos —el Misal Romano, los libros de ritual de los Sacramentos, el Libro de las Horas, etc,—. «Que haya muchas traducciones de la Biblia es bueno y ojalá se sigan haciendo buenos trabajos en este campo, pero que haya un elemento de referencia es de gran ayuda para tener la Palabra de Dios en la memoria», insistió Martínez Camino.
Algunas peculiaridades
Los criterios utilizados por el equipo de más de veinte expertos —explicó Juan Miguel Díaz Rodela, uno de los coordinadores de esta ambiciosa empresa— han sido «el respeto y la fidelidad al original, la adaptación al genio de la lengua española y la consideración del carácter específicamente sagrado del propio texto de la Biblia y del uso litúrgico al que está destinado».
La accesibilidad es otra de las característica de esta publicación, editada por la BAC (Biblioteca de Autores Cristianos), ya que se podrá adquirir por 27 euros, en su versión más elegante (encuadernada en tela y con cuatro cintas que sirven para marcar la lectura). Su tamaño, casi el de una hoja A4, es otra de sus peculiaridades. Con este formato (17 por 24 cm.), explicó Jorge Juan Fernández Sangrador, director de la BAC, «se ha pretendido ofrecer al lector un ejemplar con caracteres tipográficos holgadamente dispuestos en la caja del texto y que en el aspecto exterior se corresponda con la excelencia de su contenido —la Palabra de Dios— sin dejar por ello de ser un volumen manual».
Un par de ejemplos
A continuación el padre Juan Miguel Díaz Rodela ofrece algunos ejemplos de los cambios que se han introducido en esta versión oficial con respecto a la que se venía utilizando hasta el momento en los libros litúrgicos:
El primero está tomado del Libro del Génesis (Gn 3,15), un texto que se lee en la fiesta de la Inmaculada. La versión precedente traducía, sin duda adecuadamente, del siguiente modo la última parte de las palabras del Señor a la serpiente: «ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón». Ahora queda: «esta te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón». La nueva versión recoge el hecho que parece reflejarse en el texto de la pretensión de los humanos de aplastar a las serpientes como defensa frente a la posibilidad de ser mordidos por ellas.
El segundo ejemplo es del Nuevo Testamento, en uno de sus textos más conocidos: el cántico de María o Magnificat (Lc 1,48), donde la Virgen expresa la razón del por qué de su alabanza y su alegría en el Señor: «porque ha mirado la humillación de su esclava», decía la versión litúrgica anterior. «Porque ha mirado la humildad de su esclava». Ambas traducciones son, sin duda correctas, pero traducir «humillación» supone cargar el correspondiente término griego de una negatividad que no tiene de suyo y que de hecho no expresa el español «humildad».