N O V E D A D E S
CONTRA-REVOLUCIONARIAS
domingo, 8 de marzo de 2020
MONTERREY - 09/03/2020
Tras la muerte de la duquesa de Alba en 2014, su hijo mayor Carlos Fitz James, heredero del título de duque de Alba, recibió en herencia dos estupendos palacios: Liria en Madrid y Monterrey en Salamanca. Además, Fernando, hijo mayor de Carlos y actual duque de Huéscar, heredó el Palacio de Dueñas, en Sevilla. Una propiedad construida en el siglo XV de estilo gótico y que sirve de estancia alternativa para el noble, quien reside en Madrid. Mientras, su padre, el duque de Alba, asentó su hogar en el Palacio de Liria. Una mansión neoclásica, erigida en 1767, muy cerca de la Plaza de España. Pese a ello, Carlos utiliza el Palacio de Monterrey como lugar de descanso en pleno centro de Salamanca. Un edifico, de estilo plateresco, construido en el siglo XVI y que sirve como centro de esparcimiento para el aristócrata y sus hijos.
Monterrey es un edificio rectangular, alargado, cuya entrada se encuentra a un costado. Desde el siglo XVIII pertenece a la familia del duque, gracias a una boda entre la Casa de Alba y la de Monterrey. Sin embargo, poco queda hoy de la decoración original. Y es que la fallecida duquesa realizó una serie de reformas en la década de los 40. Por ejemplo, en el recibidor, el estilo de los muebles comprados en viajes a Italia coincide con las obras pictóricas exhibidas en las paredes. Se pueden apreciar diferentes tendencias como el rococó francés y mobiliario procedente de Gran Bretaña, aunque las principales obras de arte tienen una procedencia netamente española. En la primera planta del palacio se exhibe un retrato de Santa Teresa, creado por Carreño de Miranda. Pero ese no es el único retrato relevante en Monterrey. También existe una preciada pintura de Sánchez Coello, en la que se representa a Fernando Álvarez de Toledo, otrora gobernador de los Países Bajos, que según una leyenda es caracterizado como "el hombre del saco" en Holanda. La galería también cuenta con dos excepcionales cuadros que cambiaron la forma de ver a un genio del arte. En el año 1982, Cayetana pasó una temporada en Salamanca y decidió desempolvar un par de pinturas que se encontraban en el sótano. La duquesa creía que se trataba de obras anónimas, no obstante, al limpiar el barniz, se encontró con la sorpresa de que los lienzos pertenecían a José de Ribera y son los dos únicos paisajes que se conocen del pintor de Játiva.
Del mismo modo, atesora otras importantes piezas históricas. Como dos tapices flamencos en su comedor y un alfarje mudéjar, fechado a finales del siglo XV y comprado por la familia a un convento de Salamanca. De hecho, toda la parte noble del palacio se muestra como una impactante exposición artística. Aun así, mantiene esa calidez de hogar. Es más, Carlos equipó la casa para su propio confort. Cayetana tenía un estilo algo recargado, pero el duque tiene otros gustos y lo que ha hecho ha sido descongestionar, quitar las cosas que a él le saturaban visualmente. La azotea es perfecta para desayunar, el baño con azulejos traídos de Talavera de la Reina, cómodos dormitorios y una amplia cocina con una portentosa colección de sartenes de cobre.
https://www.elmundo.es/loc/famosos/2020/02/29/
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