24 de agosto de 2018

NACHO ALDAY - PRAGA


Blog Contra-Revolucionario
jueves, 23 de agosto de 2018

NACHO ALDAY - PRAGA - 24/08/2018

 
Hace 50 años, en plena guerra fría, el 21 de agosto de 1968 las tropas del Pacto de Varsovia entraban en las calles de la capital checoslovaca poniendo fin a la apertura del régimen comunista que Alexander Dubček había impulsado bajo la denominación de “socialismo con rosto humano”.

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, la República Popular Checoslovaca no había sido más que un estado títere de la Unión Soviética y, como ocurría con todos los países satélites de la Europa del este, su destino se regía desde el Comité Central del PCUS en Moscú. No existía pluralismo político ni libertades individuales y todos aquellos elementos considerados parte de la oposición, eran suprimidos o reprimidos.

Los principios del marxismo-leninismo dominan la vida cultural y la educación a través de una férrea censura. La propiedad privada se prohíbe y la economía planificada del socialismo real impide el desarrollo de la sociedad civil. El descontento popular con el régimen comunista es una realidad casi desde el primer momento. La ruinosa situación económica del país, unida a la corrupción de altos cargos del régimen, conducen al ascenso de Dubček en marzo de 1968.

Dubček promueve reformas que hoy nos recuerdan a la Perestroika que 20 años después Mijaíl Gorbachov acometería en la URSS para intentar “salvar los muebles” del régimen comunista.

La Operación Danubio comienza el 21 de agosto de 1968. Las tropas del Pacto de Varsovia invaden Checoslovaquia y los tanques soviéticos entran en Praga, a mediodía el país estaba completamente ocupado. Dubček y sus ministros fueron apresados e inmediatamente enviados a la Unión Soviética. Espontáneamente el pueblo checoslovaco, pese a que Dubček había pedido a sus compatriotas que no se resistieran, intenta durante 8 días frenar la invasión. Se convoca una huelga general, los ciudadanos se colocan ante los tanques bloqueando las calles y se construyen barricadas. Los praguenses recriminan a las tripulaciones de los carros de combate que repriman al pueblo y dibujan esvásticas en sus torretas, cambian los carteles de las calles para confundir a los soldados… pero desgraciadamente la resistencia pasiva es aplastada. Dubček y los suyos son depurados y se ven obligados a firmar los acuerdos de Moscú que reconocen la legitimidad de la ocupación soviética de Checoslovaquia, arguyendo la existencia de un golpe contrarrevolucionario. Gustáv Husák sucede a Dubček y deshace las reformas llevadas a cabo por su predecesor. La represión comunista durante la invasión costó la vida a 72 personas y causó 702 heridos.

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