26 de agosto de 2018
El Papa sobre las acusaciones de encubrimiento: “La carta habla por sí misma”
El Papa sobre las acusaciones de encubrimiento: “La
carta habla por sí misma”
Francisco evita
responder con claridad a la denuncia del arzobispo sobre su presunto silencio
ante los abusos del cardenal McCarrick y pide a los periodistas que juzguen
ellos mismos
EL
PAIS - A bordo del avión papal 26
AGO 2018 - 20:32 BRT
Francisco escucha en el avión papal la
pregunta de una periodista estadounidense sobre las acusaciones de
encubrimiento. GREGORIO BORGIA / POOL EFE
El día había sido extremadamente complicado. En el viaje al epicentro de los escándalos de abusos a menores y
en plena tormenta por el caso de Pensilvania,el Papa desayunó en
Dublín el domingo con la carta del arzbobispo Carlo Maria Viganò en la que le
acusaba de encubrir las tropelías sexuales del cardenal Theodor McCarrick.
Entre medio hubo un viaje al santuario de Knock, una misa y un ejercicio de
penitencia pública en el que pidió perdón por las distintas variantes de los
abusos de la Iglesia Católica. Pero en el vuelo de vuelta a Roma, Francisco
atendió a los periodistas durante 44 minutos en su tradicional rueda de prensa,
donde evitó contestar claramente a la pregunta clave y pidió a la prensa que
juzgase por si misma el contenido de la acusación, procedente de unos de los
miembros del ala ultraconservadora de la Iglesia.
Francisco atendió todas las preguntas detenidamente. Y la tercera que
recibió fue la más directa. ¿Se reunió con Viganó el 23 de octubre de 2013 y
este le alertó de la conducta de McCarrick? ¿Estaba el cardenal estadounidense
sancionado ya por Benedicto XVI y permitió que se relajasen esas medidas? “Yo
leí esta mañana el comunicado. Lo leí, y diré sinceramente, que lo lean ustedes
atentamente y hagan su jucio. Yo no diré una plabra sobre eso. Creo que el
comunicado habla por si mismo, y ustedes tienen la capacidad periodística
suficiente para llegar a las conclusiones. Es un acto de Fe. Cuando haya pasado
el tiempo y ustedes tengan las conclusiones, quizá hable mas. Pero quiero que
su madurez profesional haga este trabajo, pero de verdad”, apuntó en una salida
completamente inesperada en las filas de la clase turista, donde viaja la prensa.
La respuesta, entre otras cosas, permite al Vaticano ganar tiempo en una
cuestión muy delicada que afecta directamente a la credibilidad del Papa en un asunto crucial para su Pontificado. La carta, de
11 páginas, supone una cascada de barro sobre Francisco y algunos de sus más
estrechos colaboradores, como el secretario de Estado, Pietro Parolin, o el cardenal Maradiaga, a quienes
también señala. El tono, muchas de las acusaciones y la homofobia rampante que
destila el argumentario esgrimido en la misiva –Viganò considera que la
homosexualidad es la causa de los abusos en la Iglesia-, debilitan enormemente
gran parte de su contenido. Pero dos de los elementos clave de la acusación
continuan sin recibir una aclaración por parte del Papa. Algo que, por otro
lado, tampoco ha hecho nunca con las acusaciones recibidas por parte del sector
ultraconservador.
La idea de que pueda haber más documentos y convenga esperar sobrevuela
también en el ambiente y sugerirían esa prudencia. También el hecho de
que Benedicto XVI, con quien Francisco mantiene una
relación extraordinaria, jugase un papel fundamental en unas sanciones que,
supuestamente, no se publicaron ni fueron respetadas por el propio McCarrick,
que estuvo celebrando misas durante todo ese periodo.
Además de este asunto, el Papa abordó con los periodistas algunos
momentos clave de su viaje, que orbitó siempre alrededor de los abusos y el
cambio de mentalidad de la sociedad irlandesa, algo alejada del peso absoluto
del catolicismo. Francisco estaba muy satisfecho de su reunión con las ocho
víctimas de el pasado sábado, donde pudo escuchar sus relatos. “Sufri mucho,
pero creo que se necesitaba escuchar a estas personas. Y de esta reunión salió
la propuesta de pedir perdón hoy en la misa sobre cosas concretas. […]. Las cosas
que dije hoy, algunas no las sabia. Fue para mi doloroso, pero con la
consolacion de poder aclarar estas cosas”.
Una de ellas era Marie Collins, que mantiene fuerte discrepancias con el Pontífice
a la hora de abordar las reformas necesarias para prevenir los abusos.
Tanto, que abandonó la comisión del Vaticano en la que participó durante tres
años. De hecho, Collins volvió a criticar que no se hayan implantado los
tribunales especiales para juzgar a abusadores. El Papa lo rebatió.
“Yo estimo
mucho a Marie Collins, a cada rano la llamamos para que de conferencias en el
Vaticano. Pero ella esta algo obsesionada con el escrito de Madre Amorevole en
el que se decía que para juzgar a lso obispos, haría falta un tribunal oficial.
Despues se vio que no era viable no conveniente, por las diversas culturas de
los obispos que deben ser juzgados. Pero se toma la recomendación de madre
amorebole, y se hace un jurado para cada obispo. Pero no puede ser el mismo
tribunal”, insisitó Francisco.
A propósito de los nuevos casos que pueden surgir entre el clero,
Francisco pidió que se actúe con diligencia. Especialmente, aseguró, dentro de
las familias cuando se tiene conocimiento de los abusos. “Si hay sospechas o
pruebas o medias pruebas, no veo nada de malo, en hacer una investigación.
Siemrpe que se haga sobre el principio jurídico fundamental nomos malos ni si
probeto. Ninguno es malo si no se prueba. Tantas veces esta la tentación no
solo de hacer la investigación, sino de publicar que se hizo la investigación,
y algunos medios comienzan a crear un ambiente de culpabilidad”. La presunción
de inoncencia debe respetarse siempre, subrayó a propósito del caso granadino
conocido como Los Romanones. Algo que también serviría para si mismo ahora ante
las acusaciones de Viganò.
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