16 de agosto de 2008

Esther se cruzó con una hermafrodita en el tatami

ABC.es - Viernes 15, agosto 2008 - Últ. actualización 15:31h

Esther se cruzó con una hermafrodita en el tatami

AMADOR GÓMEZ

PEKÍN. «¡Pero si es un tío!», gritaban los aficionados españoles presentes en el pabellón cuando salió a competir contra Esther San Miguel en el segundo combate de la jornada. La judoca hermafrodita, la brasileña Edinanci Silva, provocó un revuelo considerable, pero no pudo derrotar a la española. Al igual que Esther, llegó a disputar la final de la repesca en la categoría de menos de 78 kilos, y también se quedó sin bronce.
En la gran pantalla de televisión del pabellón apareció la imagen nítida de la judoca brasileña, y se podía comprobar que su cara era de hombre. Sobre el tatami, el judogui ocultaba su cuerpo de 1,75 metros y 75 kilos, pero su cara le delataba. Edinanci Silva nació hermafrodita. Hace ocho años decidió extirparse sus órganos sexuales masculinos y hacerse una reconstrucción de clítoris. Desde pequeña quiso ser mujer y, aunque tarde, vio cumplido por fin su sueño.
En Pekín ha obtenido su mejor resultado, un quinto puesto, después de ser séptima en Sidney y Atenas. El jefe del equipo español de judo, Macario García, recibió una llamada de teléfono minutos antes de que Esther San Miguel disputase su pelea por el bronce, no para preguntarle su opinión sobre las posibilidades de medalla de la española, sino para pedirle su opinión sobre la judoca hermafrodita. «Si está peleando es porque se lo permiten. Yo no soy médico», respondió ante la insistencia del interlocutor, que pretendía investigar si era legal o no que Edinanci compitiese entre mujeres. En Atlanta ya tuvo que someterse a una prueba para demostrar su condición sexual.
San Miguel rozó el bronce
Esther San Miguel dejó escapar un bronce que tenía asegurado y el judo español no pudo despedirse de peor manera. Se acariciaron dos medallas de bronce, ya que Leire Iglesias también la rozó el día anterior, pero no se logró ninguna. Ayer, San Miguel cometió un error que le dejó sin metal cuando ya lo tenía casi colgado del cuello y confirmó el gafe del judo español.