5 de agosto de 2008

El negocio de las «riko tabernas»

ABC.es Lunes 4, agosto 2008

El negocio de las «riko tabernas»

J.PSAN SEBASTÍAN
Lunes, 04-08-08
La «Herria», al igual que el resto de las «herriko tabernas» sometidas a administración judicial, siguen plenamente operativas y constituyen una próspera y oscura fuente de financiación para el entramado proetarra, ya que en ellas los batasunos venden diverso material eludiendo todo mecanismo de control.
La citada «Herria», que en su barra tiene amarradas hasta cinco huchas, con el objetivo de recaudar fondos para los presos, la amnistía y otras «causas» del «complejo ETA», está entre las «herrikos» más cañeras entre las cañeras. Las Fuerzas de Seguridad del Estado llegaron a incautarse en su interior, en distintas operaciones llevadas a cabo en los años ochenta y noventa, de diverso material susceptible de ser empleado para confeccionar artefactos destinados a la práctica de la «kale borroka», además de fotos de policías, algunos de los cuales fueron después objeto de atentado.
A día de hoy, pese a estar sometida a la administración judicial, los responsables de la «Herria» siguen eludiendo el control, ya que los enseres de distinto tipo que venden no es registrado en caja. No hay comprobante ni justificante para el cliente.
Una sudadera negra, con capucha y con la inscripción de «Donosti», diseño «kale borroka», se vende por cerca de 30 euros. Algo más, por encima de los 40 euros, cuesta un chubasquero con las inscripciones y el anagrama de «amnistía» y «askatasuna». Un pañuelo de cuello, con los mismos lemas o el nombre de «Etxerat» -la asociación de familiares de presos etarra subvencionada por el Gobierno vasco-, ronda los seis euros, mientras que los mecheros, con distintos lemas. como «askatasuna», «presos» o «jotake», oscilan entre los dos y los tres euros. Las camisetas se venden por encima de los seis euros, las tazas con diferentes motivos alusivos a la «causa» etarra, a 4, mientras que ambientadores con el lema «bai euskarari», un euro.
Dificultades para el control
En cuanto a consumiciones, por un bocadillo pequeño y un «txikito» de vino se pagan 3,50 euros. Todo ello se dispensa también al público sin un sólo recibo. Las fuentes consultadas por ABC reconocen las dificultades ciertas para llevar a la práctica la administración judicial de las «herriko tabernas», ya que no hay mecanismos que garanticen en el día a día el correspondiente control.
Además, ¿de dónde sale todo ese material?, ¿quién lo confecciona?, ¿dónde se almacena y cómo va a parar a manos batasunas?, ¿hay comisiones que se pierden en este corto trayecto? Interrogantes éstos que se mantienen abiertos ya durante muchos años y que aún no encuentran respuesta. Las «herrikos», además, tienen una clientela muy fiel que se mantiene estable todos los días de la semana, a partir de las siete de la tarde, con lo que el consumo en ellas constituye una envidiable fuente de ingresos.
En estos locales filoetarras se expenden, también, boletos de rifas que no tienen ningún reconocimiento legal, y en las que sólo pueden participar personas de la confianza. En estas sedes bajo administración judicial, los «batasunkides» pagan sus cuotas mensuales de militantes. Entre unas cosas y otras, y recaudando de aquí y de allá, pueden llegar a perder la «he» para convertirse en prósperas «riko tabernas».