21 de mayo de 2020

SERENIDAD


miércoles, 20 de mayo de 2020


SERENIDAD – 21/05/2020

No encontrando una definición de la palabra serenidad completamente satisfactoria no vamos a dar una definición sino a hacer una descripción. Una imagen muy adecuada de esa cualidad es la del león. Cuando ruge, hasta las águilas y las hormigas huyen, las serpientes se encogen y él domina la naturaleza. Pero después de rugir lo necesario, se tumba, cruza las patas y se queda mirando. Es interesante su descanso con las patas cruzadas una sobre la otra. En las fotografías de un león descansando, se puede percibir que se entretiene y se distrae agradablemente. Lo curioso es que, siendo el león un animal, no tiene pensamiento, pero su aspecto cuando reposa es como si estuviese pensando, como el hombre cuando descansa.
 
¿En qué piensa el hombre cuando descansa? No piensa en cosas fatigantes. Diversos aspectos de la vida pasan ante él, mira y reflexiona un poco. En el león reposando la "memoria" de todo lo que pasó desapareció. Lo único que queda es cierto instinto preparado para reaccionar si hubo algo extraño. Si eso sucede, su mirada se vuelve atenta. Y si en los matorrales circundantes algo se mueve de modo sospechoso, su actitud es de vigilancia, pero pasa de la inercia a la vigilancia con naturalidad. Estando todo inerte, si algo extraño o apetitoso se mueve en medio de la selva, él mira aquello y en cierto momento se moviliza enteramente, pero aún no se mueve.

En un tercer momento, salta sobre la presa. No se atrasa ni tiene pereza de hacer eso. No había perdido la distancia psíquica en el reposo, como si dijese yo ahora no me voy a levantar, voy a dejar pasar aquella cosa apetitosa. ¡No! Es apetitoso, y para eso él es un león. Salta, luego termina de triturar al gato montés o lo que sea que haya cazado, y vuelve a descansar. Es una imagen de la serenidad pensativa, reflexiva, sin fatiga.

Otro ejemplo de distancia psíquica se dio con Clemenceau al final de la Primera Guerra Mundial, cuando llegó la noticia a París de que se había firmado el armisticio con los alemanes y un militar fue a darle la noticia. El presidente del Consejo de Ministros, considerado uno de los principales artífices de la victoria, vivía en una casa rodeada de un pequeño jardín. Al amanecer el oficial entró en su habitación y le contó la victoria. Él comentó el acontecimiento y quedó muy satisfecho. Luego se arregló y poco después estaba haciendo lo que hacía todas las mañanas: cuidar las flores en su jardín. Solo después de eso fue al Ministerio. Sabía que el día sería un día glorioso para él, y de hecho fue aplaudido por la multitud. Fue el gran día de su vida, pero como la ciudad todavía estaba dormida se ocupó tranquilamente del jardín. Su notable distancia psíquica indica un enorme autocontrol, y como tal, es interesante.

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