8 de mayo de 2020

GNOSIS

jueves, 7 de mayo de 2020



GNOSIS - 08/05/2020

La individualidad, que para la gnosis es el mal, es un principio de desigualdad. La jerarquía, cualquiera que sea, es hija de la individualidad. El universo según el gnosticismo se rescata de la individualidad y de la desigualdad en un proceso de destrucción del "yo", que reintegra a los individuos en el gran todo homogéneo. La realización, entre los hombres, de la igualdad absoluta, y de su corolario, la libertad completa, en un orden de cosas anárquico, puede ser vista como una etapa preparatoria de esa reabsorción total. No es difícil notar desde esta perspectiva un nexo entre gnosis y comunismo.

Así, la doctrina de la Revolución es la gnosis, y sus causas últimas tienen sus raíces en el orgullo y en la sensualidad. Dado el carácter moral de estas causas, todo el problema de la Revolución y de la Contrarrevolución es, en el fondo, y principalmente, un problema moral. Lo que se dice en el libro Revolución y Contrarrevolución es que, si no fuese por el orgullo y la sensualidad, la Revolución como movimiento organizado en el mundo entero no existiría, no sería posible.

Ahora bien, si en el centro del problema de la Revolución y de la Contrarrevolución hay una cuestión moral, hay también y eminentemente una cuestión religiosa, porque todas las cuestiones morales son substancialmente religiosas. No hay moral sin religión. Una moral sin religión es lo más inconsistente que se pueda imaginar. Todo problema moral es, pues, fundamentalmente religioso. Siendo así, la lucha entre la Revolución y la Contrarrevolución es una lucha que, en su esencia, es religiosa. Si es religiosa, si es una crisis moral lo que da origen al espíritu de la Revolución, entonces esa crisis sólo puede ser evitada o remediada con el auxilio de la gracia.

Es un dogma de la Iglesia que los hombres no pueden, sólo con los recursos naturales, cumplir durablemente y en su integridad los preceptos de la moral católica, sintetizados en la Antigua y en la Nueva Ley. Para cumplir los mandamientos, es necesaria la ayuda de la gracia.

Por otro lado, si el hombre cae en estado de pecado, acumulándose en él las apetencias por el mal, con mayor motivo no conseguirá levantarse del estado en que cayó, sin el socorro de la gracia.

Proviniendo de la gracia toda preservación moral verdadera o toda regeneración moral auténtica, es fácil ver el papel de la Señora de todos los Pueblos en la lucha entre la Revolución y la Contrarrevolución. La gracia depende de Dios, sin embargo, Dios, por un acto libre de Su voluntad, quiso hacer depender de Nuestra Señora la distribución de las gracias. María es la Medianera Universal, es el canal por donde pasan todas las gracias. Por lo tanto, su auxilio es indispensable para que no haya Revolución, o para que ésta sea vencida por la Contrarrevolución.

En efecto, quien pide la gracia por intermedio de Ella, la obtiene. Quien intente conseguirla sin el auxilio de María no la obtendrá. Si los hombres, recibiendo la gracia, corresponden a ella, está implícito que la Revolución desaparecerá. Por el contrario, si no correspondieren a ella, es inevitable que la Revolución surja y triunfe. Por lo tanto, la devoción a la Señora es condición indispensable para que la Revolución sea aplastada, para que venza la Contrarrevolución.

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