lunes, 25 de mayo de 2020
RUPTURA – 26/05/2020
El 26 de octubre de 1958 los cardenales reunidos en el cónclave eligieron al cardenal Siri como sucesor del Papa Pio XII. Él aceptó convirtiéndose en el 262 Vicario de Cristo con el nombre de Gregorio XVII.
A las 6 de la tarde la chimenea de la Capilla Sixtina anunciaba la elección con la fumata blanca a los miles de fieles allí reunidos. Radio Vaticano proclamaba: "No hay absolutamente ninguna duda, el Papa ha sido elegido". Pero pasaba el rato y el Papa no salía al balcón…
En el interior algunos cardenales modernistas le transmitieron el recado de que la Unión Soviética no quería un Papa anticomunista y que si no renunciase tiraría una bomba atómica sobre el Vaticano. Las extraordinarias pruebas nucleares soviéticas habidas en los días previos daban credibilidad a la amenaza. Rusia, precisamente la que los Papas Pio XI y Pio XII no consagraron al Inmaculado Corazón de María como Ella pidió.
Gregorio XVII, cuya respuesta debería haber sido convocar de una cruzada contra el comunismo, optó por la defección aludiendo "graves razones de Estado".
Luego anunciaron que el humo blanco había sido un error y dos días después eligieron a Roncalli, el candidato del Kremlin, que para celebrar su coronación puso fin a los ensayos atómicos. Andréi Sájarov afirmó que no existían razones científicas para esos ensayos.
Evidentemente la renuncia de Gregorio XVII, bajo la coacción del chantaje atómico, no fue válida al igual que tampoco lo fue la elección de Roncalli. Desde entonces la secta modernista se hizo con el control de lo que hasta esa fecha había sido la Santa Sede, rompiéndose así la sucesión apostólica, es decir la legítima representación de Nuestro Señor Jesucristo, y por tanto todos los sucesivos ocupantes del Vaticano, Roncalli, Montini, Luciani, Wojtyla, Ratzinger y por supuesto Bergoglio, que además es hereje público y notorio, no son verdaderos Papas de la Santa Iglesia sino de la anti iglesia profetizada por Ana Catalina Emmerich.
Esto se hizo patente en el conciliábulo llamado "Vaticano segundo" y la estructura pseudo eclesiástica que les sigue no es más que una parodia de la verdadera Iglesia al servicio de la Revolución.
Escritos posteriores de Siri, así como declaraciones del P. Malachi Martín y del historiador Paolo Perrotta, no dejan ningún lugar a dudas. En el siguiente cónclave de 1963 volvió a ser elegido pero la misma amenaza se repitió y la claudicación también.
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