13 de febrero de 2020

POSADA

miércoles, 12 de febrero de 2020


POSADA – 13/02/2020

La antigua posada de Librilla es una construcción promovida por la Casa de Alba a finales del siglo XVIII en el reino de Murcia. El gran edificio, conocido localmente como las caballerizas, se compone básicamente de un edificio principal destinado a la recepción y alojamiento de los viajeros y de un conjunto de dependencias auxiliares organizadas en torno a un patio que centralizaba toda la actividad laboral relacionada con los transeúntes, los animales de tiro y el mantenimiento de los carruajes. La almazara del Mesón se renovó en parte en 1847, fecha que actualmente aparece grabada en una de las vigas. La producción de aceite en estas instalaciones fue constante durante un siglo. La planta baja destinada a zona de acogida de viajeros, cocina y comedor, mientras que en la planta alta se encontraban las habitaciones. En el centro se hallaba la habitación de mayor rango que, por su posición en el centro del propio edificio, era de mayor amplitud y disfrutaba de un gran ventanal sobre la puerta principal. Enfrente, separados por un pasillo que recorría toda la nave, había otro grupo de habitaciones que daban al patio, de carácter más modesto. Los otros tres pabellones, que estaban dedicados al servicio de la posada, terminaban de definir el gran patio central para facilitar el trasiego de caballerías y carros, contenían los establos, otras dependencias para la atención de los animales, y un amplio porche para guarecer los carros. Los carruajes podían entrar por una puerta hasta el patio y luego salir por la otra para reanudar la marcha. La estancia que hay junto a la puerta es el único espacio con carácter privado que existe en la planta baja era la residencia del mesonero. Las caballerizas estrechas y alargadas, con una hilera de pesebres y ventanucos en la pared externa, mientras que su fachada permanecía siempre abierta al patio con arcos repartidos por todo su frente. Encima de las cuadras estaban los graneros y los pajares, cámaras donde se guardaba el forraje de las caballerías, a los que sólo se podía subir con escaleras de madera portátiles. La posada como es natural se abastecía del agua almacenada en los aljibes que tenía en el patio. El suministro procedía del agua recogida en los tejados de las naves que era conducida mediante canalones hasta los depósitos.

En 1830 un inglés anotaba en su diario de viaje: "Librilla es un pueblo pequeño, limpio y bonito, dividido por una profunda garganta cerca de la cual pasa peligrosamente la carretera y sobre la que se levanta el puente de un solo arco. El conjunto tiene un aspecto muy singular y pintoresco. La posada era la más bonita que habíamos visto en España. Después de una excelente comida, servida en una mesa de limpísimo mantel, continuamos nuestra ruta, rumbo a la capital de la provincia a cuatro leguas de distancia". Otro refiere: "nos detuvimos a refrescar la mula y tomar un chocolate en una enorme posada".

https://revistas.um.es/rmu/article/view/106541/101311

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