27 de febrero de 2020

KOONTZ

miércoles, 26 de febrero de 2020


KOONTZ – 27/02/2020

Con muchas décadas de antelación las Fuerzas Secretas programaron la ocupación del Trono de San Pedro en el Vaticano, al igual que las dos guerras mundiales, y discretamente se lo hicieron saber a sus iniciados.

Ahora sabemos que una novela firmada con el pseudónimo de Dean Koontz titulada "Los ojos de la oscuridad" y publicada en 1981 cuenta la aparición de un peligroso virus mortal liberado precisamente en un laboratorio militar en la ciudad china de Wuhan sobre el año 2020.

En su novela de terror describe cómo el gobierno chino elabora un arma biológica creada con 400 microorganismos en un laboratorio de alta seguridad. En este caso el virus se llamó Wuhan 400, pero las características son muy diferentes a las del coronavirus que ha acabado ya con más de 2.700 personas en todo el mundo, pero es interesante leer la descripción que hace de lo que ellos pretendían conseguir.

El Wuhan 400, según describe el libro "es un arma perfecta. Afecta sólo a los seres humanos. Ninguna otra criatura viviente puede transportarla. Y, al igual que la sífilis, no puede sobrevivir fuera de un cuerpo humano vivo más allá de un minuto, lo cual significa que no puede contaminar de manera permanente objetos o lugares completos, como sucede con el ántrax u otras bacterias virulentas. Y cuando el huésped muere, el Wuhan-400 perece con él escaso tiempo después, en cuanto la temperatura del cadáver desciende por debajo de los treinta grados. Uno se convierte en portador infeccioso sólo cuatro horas después de haber entrado en contacto con el virus. Y ése es un período de gestación extraordinariamente breve. Una vez infectado, ya no se vive más de veinticuatro horas. La mayoría muere en sólo doce horas. El índice de letalidad es del ciento por ciento. Nadie puede sobrevivir. El virus emigra al bulbo raquídeo, y desde allí comienza a segregar una toxina que, literalmente, se come todo el tejido cerebral, del mismo modo que el ácido de una batería disuelve la estopilla. Y así destruye la parte del cerebro que controla todas las funciones autónomas del cuerpo. La víctima, simplemente, deja de tener pulso, los órganos no le funcionan o ya no hay impulso respiratorio".

Es necesario también aclarar que cuando el libro fue publicado no hablaba del Wuhan 400 chino sino del Gorki 400, nombre de una ciudad industrial situada a 380 kilómetros al este de Moscú y responsabilizaba al gobierno ruso de su creación. Lo que pasó es que posteriormente se conoció el mensaje de la Señora de todos los Pueblos en el que advierte de la preparación en Rusia de esas armas bacteriológicas por lo que decidieron cambiar Rusia por China para evitar dar realce a sus apariciones.


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