5 de febrero de 2020

NOBLE

martes, 4 de febrero de 2020


NOBLES – 05/02/2020

Se ha querido presentar a los nobles como ricos prepotentes que desprecian a los pobres. Sin embargo, la verdadera nobleza presupone la dignidad de católico y tuvo origen en actos heroicos al servicio del bien común.

Imaginemos una sociedad burguesa, como la actual, pero en la cual hubiese nobles en todas sus clases sociales. Algunos, que conservaron su fortuna o al menos gran parte de ella, podrían figurar en las primeras categorías de la sociedad, al estar su fortuna realzada por el brillo del título de nobleza. Otros, de acuerdo con lo que les quedase de su antigua fortuna, estarían en una situación análoga a los anteriores, añadiendo al brillo de la fortuna algo más, que es el brillo de la nobleza. La nobleza sin fortuna brilla de un cierto modo, y la fortuna sin nobleza brilla de un modo diferente. Un hombre cualquiera que se hizo muy rico, nunca tendrá el brillo de un duque menos rico que él. La nobleza confiere un aumento de brillo que el dinero de por sí no proporciona.

Existen familias nobles que tienen una forma de vida que corresponde al de la burguesía media. En esta clase social, ellas ocuparán la primera fila, delante de otros más ricos, debido a aquel brillo especial que la condición de nobleza añade. Y si hubiese nobles proletarios, dedicados al trabajo manual por haber caído en la miseria, una miseria que sea inmerecida y no consecuencia de defectos o pecados, estarían colocados en una posición superior al común de los proletarios. Siempre existirá un brillo adicional, un superávit, por el cual el brillo nobiliario otorga al noble algo que el dinero no da.

La presencia de nobles, de alto abajo, en las diferentes clases sociales de una sociedad burguesa, es como un polvo resplandeciente esparcido en todos los escalones de esa sociedad. La nobleza así difusa en el medio social, no es apenas preciosa, sino hasta indispensable para la sociedad, siempre y cuando ella no exista para el gozo de la vida, sino para la elevación del alma.

Antes de la Revolución Francesa, había profesiones que le estaban vedadas al noble, pues se consideraban indignas de él. Sin embargo, en aquel tiempo la nobleza tenía apoyos, por medio de los cuales los nobles eran auxiliados, aun cuando cayeran en extrema pobreza. Por ello se podía prohibir a un noble el ejercicio de ciertas profesiones. En cambio, actualmente no cuenta con tales auxilios, presentándose momentos difíciles que el noble se ve obligado a soportar, en una situación muy delicada y, a veces, humanamente hablando, humillante. Pero si conserva el espíritu aristocrático, que es un factor de excelencia, en cualquier ámbito en que se encuentre, el noble puede revelarse insigne. El espíritu aristocrático católico, evidentemente, pues su premisa es la dignidad de católico.

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